«Mostramos nuestra alegría por el amplio consenso logrado, así como el agradecimiento por el esfuerzo que le han dedicado sinceramente Muriel Larrea (PP), o David Soto (EP-IU), que hoy supongo que estará en San Marcial. Y muy especialmente la perseverante Itxaso Etxebarria (EH Bildu), que ha conseguido con su trabajo que sea, al final, una ley más de ellos que los grupos proponentes». Las palabras son del parlamentario del PNV Luis Javier Telleria, que no suele tener inconveniente en sacudir el látigo de su sinhueso para fustigar a la oposición, pero que, como se lee, también sabe ser agradecido.

Las ha pronunciado al culminar el debate de la ley de protección de los animales domésticos que prevé multas de entre 100 y 100.000 euros para castigar las actitudes de maltrato y contra el bienestar animal. Ha sido la cuarta en aprobarse este jueves por amplia mayoría. La primera ha sido la «del procedimiento de elaboración de las disposiciones de carácter general», es decir, la ley que dicta como se redactan las leyes, y que ahora incorpora una visión general de género y que forzará que las leyes se redacten en euskara desde el inicio, no a partir de una simple traducción. Dicen que marcará un antes y un después que se valorará con el tiempo.

La de Desarrollo Rural, reforzará los servicios sociales y educativos en los pueblos, regulando también la llegada de abajo a arriba de las ayudas europeas. Y la de acceso y ejercicio de profesiones de la actividad física y del deporte, que regula una actividad profesional evitando el intrusismo, pero que algunos han querido criticar por exigir un nivel de euskara que es el mayoritario al acabar el bachillerato.

Pero lo importante ha sido el que en este fin de curso se ha podido demostrar que cuando el Gobierno y los grupos quieren, es posible trabajar en la búsqueda de acuerdos de amplia base. Es cierto que ha sido con leyes muy sectoriales, pero se ha hecho también en otras más troncales.

¿Y por qué un notable y no un sobresaliente? Porque al Ejecutivo le ha podido al final ese gen que tiene que le impide aceptar que la oposición le dicte qué leyes hacer, y ha vetado el debate de la propuesta de EH Bildu para modificar la de Patrimonio Cultural Vasco.

Como tampoco le gusta que le pidan convocar ponencias para tratar cuestiones esenciales, como la situación de la Atención Primaria.

Esas asignaturas quedan para setiembre.