Jon Ormazabal
Kirol-erredaktorea, pilotan espezializatua / redactor deportivo, especialista de pelota

«Martini», el animal competitivo de Zizur Nagusia destroza su techo

A sus 22 años, Asier Martínez puede presumir de haber entrado con letras de oro en la historia del atletismo vasco tras su brillante medalla de bronce en los 110 metros vallas del Mundial de Eugene, una prueba de no demasiada tradición en tierra de korrikalaris más habituados a pruebas de fondo.

Asier Martínez, en el podio junto a Grant Holloway, oro, y Trey Cunningahm, plata.
Asier Martínez, en el podio junto a Grant Holloway, oro, y Trey Cunningahm, plata. (Andrej ISAKOVIC AFP)

El 8 de marzo de 2021, unos gritos y unas bengalas alborotaron y rompieron el silencio de la noche de los alrededores de la estación de tren de una Iruñea todavía agazapada entre restricciones por la pandemia. Eran los amigos y compañeros de Asier Martínez, «Martini», que llegaba exhausto a casa tras un interminable viaje desde la localidad polaca de Torun, donde había sido cuarto en la final europea de 60 metros vallas. Apenas un año después, y a pesar del aje sanferminero, esos entusiastas volvieron a trasnochar la madrugada del domingo para ver la gesta del zizurtarra, que fue capaz de elevar su techo a cotas insospechadas.

Y eso que el joven atleta navarro ya venía avisando los dos últimos años de su talento saltando vallas. Repitió cuarto puesto en el último Mundial de Belgrado bajo techo. En su debut olímpico tampoco lo hizo nada mal: no se amedrentó, superó dos eliminatorias y en la final fue sexto, demostrando su voracidad competitiva, la misma que exhibió la pasada madrugada en Oregon.

Asier Martínez, estudiante de Ciencias Políticas en UPV, ha tenido que pasarse a la enseñanza a distancia al no disponer de tiempo para acudir presencialmente a clases. Su crecimiento como atleta le ha hecho centrarse en esta faceta en la que su juventud le augura un porvenir excelente, eso sí, sin olvidarse de un compromiso social que no esconde cada vez que tiene oportunidad.

Detrás de Asier Martínez está François Beoringyan, su técnico. Un parisino nacido en Chad que se estableció en Iruñea en 2002 y que está moldeando a un campeón de atletismo que, competición a competición, engrandece cada vez más su figura. Él fue el que le animó a dejar el salto de altura por las vallas, modalidad en la que su ama, Elena Etxarte, ya había destacado.

Confianza plena

Con 1,90 metros de altura y casi 80 kilos, mucho más liviano que la mayoría de sus competidores, su presencia en las grandes finales comienza a ser habitual. A Eugene (Estados Unidos) llegó con la vigésima mejor marca de todos los participantes pero con dos podios en Birmingham (3º) y Oslo (2º), pruebas de la Diamond League.

En el momento decisivo, la confianza en sí mismo hizo mucho. El atleta navarro, que tuvo un tiempo de reacción de salida de 0.126, el quinto peor de los siete corredores sobre la pista en la final, se colgó el bronce al llegar a meta en 13.17, su mejor marca personal, por detrás de los estadounidenses Grant Holloway, que revalidó título con 13.03, y Trey Cunningham (13.17).

Aprovechar el momento

No le pesó saber que dos de los aspirantes al podio se quedaron fuera de la final. El jamaicano Hansle Parchment, campeón olímpico, se lesionó en el calentamiento, y el estadounidense Devon Allen fue descalificado por salida falsa por una milésima de segundo.

«Antes de venir firmaba la final muy contento. De hecho, superar las semifinales me había dejado ya muy tranquilo porque había cumplido de sobra. Ahora tener una medalla es increíble», declaró el navarro al término de la prueba.

Y en un mes le espera otra prueba de oro. El Europeo de Múnich, una competición a la que acudirá con candidatura al podio y más tras el éxito en Oregon. Tras este último resultado le costará bastante más complicado mantener esa tesis de estar en un lugar que no le corresponde, si bien insiste en mantenerse con los pies en la tierra.

«No me veo como un favorito y creo que eso es bueno en mi caso. Voy a trabajar en las mismas tesis en las que he estado trabajando. Lo enfoco de la misma forma que lo enfocaba antes de sacar este resultado», dijo el atleta zizurtarra tras su bronce en Eugene.

Por delante ahora tiene varias semanas para asimilar el buen resultado del Mundial de Eugene y trabajar pensando en repetir éxito en la ciudad alemana. Lo hará, con toda probabilidad, en Larrabide, donde sigue sin haber un módulo cubierto y donde, si los inviernos son duros, los veranos, al menos este último no lo está siendo mucho menos.

Pero lo hará cerca de los suyos, de François, de sus aitas Jesús y Elena, y de esa cuadrilla que seguro también perfeccionará su recibimiento.