Arnaitz Gorriti
Kirol-erredaktorea, saskibaloian espezializatua / redactor deportivo, especialista de Baloncesto

Saski Baskonia y Bilbao Basket afrontan la campaña 2022/23 sin linternas, mapas ni referencias

Los gasteiztarras arrancan la temporada jugando ante Unicaja en Gasteiz, un duro primer examen para el proyecto de Joan Peñarroya, mientrasn que los hombres de negro preparan tres partidos en seis días con un «aterrizaje forzoso» en el Palau Olìmpic de Badalona.

Maik Kotsar y Adam Smith, dos de las novedades de unos Baskonia y Bilbao Basket muy remozados.
Maik Kotsar y Adam Smith, dos de las novedades de unos Baskonia y Bilbao Basket muy remozados. (Monika DEL VALLE | FOKU)

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Antonio Machado

Ni la vida es sueño ni detiene su discurrir y los tiempos cambian como un suave vaivén de los vientos que azotan cada día. Hay días en los que más quisiéramos no levantarnos de la cama y otros en los que el mundo se nos queda pequeño, pero el tiempo mantiene su mismo discurrir, al mismo ritmo, y da igual lo preparados que estemos o lo que nos falte para estar preparados. Hay que tirar adelante y que el destino sea el que deba ser, o el que se pueda construir.

Algo así se puede decir de Cazoo Baskonia y Surne Bilbao Basket ahora que están en capilla para afrontar una nueva temporada 2022/23. Los dos conjuntos vascos de la Liga ACB afrontan una temporada de más incógnitas que preguntas ahora que el reloj de arena está en plena cuenta atrás. Muchos ason los cambios que se han operado en ambas escuadras, empezando por sus entrenadores y con un buen número de caras nuevas.

«Uno se siente ilusionado pero con la responsabilidad que tiene al empezar una nueva temporada», ha dicho Joan Peñarroya en su rueda de prensa previa al estreno liguero de esta viernes a partir de las 19.00, en un Buesa Arena que se prevé roce el lleno absoluto y que tendrá un espectáculo musical desde una hora antes para ir atrayendo al público antes del debut frente a Unicaja.

A sus 53 años, el debut de Joan Peñarroya en un banquillo tan «caliente» como es el de Saski Baskonia, luego de la decepcionante pasada temporada con dos viejos conocidos como Dusko Ivanovic y Neven Spahija al frente, será uno de los grandes alicientes del cuadro gasteiztarra. Un Saski Baskonia que afronta esta Liga ACB en su habitual posición de «alternativa al poder» de los clubes de fútbol, mientras que en los famosos «power ranking» que vienen emitiendo diversas webs especializadas de cara a la Euroliga aparece en las últimas posiciones, muy lejos de los ocho mejores, ni hablar de quedar como cabeza de serie.

La falta de referencias para la plantilla es algo evidente, por más que los Enoch, Giedraitis, Costello, Marinkovic, Sedekerskis o el propio Dani Díez tengan experiencia en el más alto nivel continental, fichajes como los de Darius Thompson, Markus Howard, Daulton Hommes o Maik Kotsar son una incógnita porque nunca han tenido que vérselas a estos niveles, teniendo que llevar además toda la responsabilidad.

«Al equipo lo veo con ganas porque al jugador le gusta competir, pero en nuestro caso es una evidencia que estamos verdes», asume Joan Peñarroya. «Somos un equipo nuevo que llevamos diez días de entrenamiento todos juntos y además es un equipo joven con jugadores inexpertos», avisa, con un primer mes que ya anuncia lo que le viene encima al cuadro gasteiztarra.

«Vamos a disputar unos 11 partidos en los 30 primeros días, por lo que vamos a tener que entrenar, mejorar y conocernos jugando. Ese es un paso que no es fácil pero nos va a tocar hacer. Los chicos tienen ganas y una gran predisposición a escuchar y a aprender, y por eso el equipo empieza a transmitir cosas de lo que queremos ser, pero estamos muy lejos aún de lo que podemos y queremos ser», añade el preparador catalán, que avisa a navegantes en estas horas previas.

Un aviso a navegantes que los propios jugadores asumían a lo largo de las semanas en el «Media Day». «Hay muchos jugadores nuevos, muchos de ellos procedentes de los Estados Unidos que jamás han actuado hasta la fecha bajo los parámetros del basket en Europa», avisaba en aquel entonces Matt Costello, uno de los «veteranos» de este Saski Baskonia, erigido en el «padre» de los Hommes, Thompson y Howard, y sabedor de que «por más talento que tienen los jugadores, que lo tienen, la transición al juego en Europa no siempre es fácil y tengo que ayudarles a que los jugadores la hagan».

«Tenemos un equipo joven, con talento y mucha hambre. Estamos trabajando para poder terminar yendo todos a una y creo que vamos en el buen camino; ganamos la Euskal Kopa y se ve un grupo que construye la atmósfera apropiada así en la cancha como en el vestuario, y es lo que importa», añadía Rokas Giedraitis, capitán del conjunto baskonista y referente claro desde el puesto de alero toda vez que Simone Fontecchio ponía rumbo a los Utah Jazz.

No hay un mapa marcado para este Saski Baskonia que vive un nuevo proyecto con un nuevo entrenador, que en dos años ha pasado de entrenar en Burgos, hacer un año irregular en Valencia –alternando grandes partidos con malos resultados así en la Copa como en los play-offs de la Liga ACB– a dar el salto a un banquillo de Euroliga de pleno derecho, y sin red de protección si el arranque no es bueno.

«No sé qué nivel de expectativas tendrá la gente en Gasteiz; que el público tenga expectativas altas, venga al pabellón y llene el Buesa Arena siempre me parecerá bien. A partir de ahí está la cordura y tener los pies en el suelo, pero eso no se lo voy a pedir a la gente. Eso sí, los que nos dedicamos al baloncesto tenemos que saber dónde estamos en cada momento y a qué queremos aspirar», ha indicado Peñarroya en este sentido, sabedor de que tiene que marcar una cesura entre lo que desea el público que acuda a Zurbano y lo que ve en su trabajo diario.

Mirada interior

En ese sentido, en vísperas de arrancar contra Unicaja la Liga ACB y que el próximo día 6 de octubre, precisamente en La Fonteta de Valencia, cuando empiece la Euroliga 2022/23, el técnico de Tarrassa sabe lo que tiene entre manos, que es algo que a día de hoy es un equipo que presenta más preguntas que respuestas. «Este es un equipo de recorrido, que tiene todas las ganas de empezar a competir y compitiendo bien, pero va a becesitar tiempo para ser el equipo que pretendemos que sea», ha insistido.

Siendo esto así, poco importan a día de hoy partidos como el que se vivió en Girona la noche del miércoles para estrenar la Liga ACB, un 88-94 a favor del Real Madrid gracias al talento de Mario hezonja, uno de los muchos fichajes de la escuadra merengue, ante un Basquet Girona que, de la mano de Aíto García Reneses –récord absoluto de longevidad en los banquillos, al entrenar un partido de ACB a sus 75 años, superando en un lustro los 70 de Svetislav Pesic– y un Marc Gasol que retornaba a la misma plaza que lo vio partir a la NBA 14 años antes y que, lejos de su mejor estado de forma, se marcó 21 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias, incluyendo la primera canasta de la temporadam, en forma de triple frontal.

Esos resultados quedan a beneficio de inventario en la retina del seguidor baskonista, más preocupado en ver crecer a su equipo que en lo que ofrezcan los rivales más allá de que sean los directos. Como puede ser un Unicaja que, de la mano de Ibon navarro, llega en buen monento al haber superado con nota su eliminatoria previa de acceso a la FIBA BCL y que trae en su plantilla a nada menos que dos medallistas de oro del recién terminado Eurobasket, el donostiarra Darío Brizuela y el base malagueño Alberto Díaz, dos de los exponentes del «carácter garrapatero» que hizo a la selección española pasar a ser un candidato equivalente a una «mosquita muerta» sin más opción que caer en octavos ante los clasificados del «grupo de la muerte», a llevarse el oro con brillantez, con momentos de lucimiento para secundarios como los mencionados Díaz y Brizuela, y que ese buen rollo les ha servido de impulso para afianzar su presencia en Europa.

«Al final se trata de competir. El Eurobasket nos ha enseñado que, ante cualquier rival, haciendo las cosas bien y echándole huevos podemos conseguir las cosas», declaraba de forma muy gráfica el bueno de Darío Brizuela a su llegada a Málaga con la medalla de oro colgada, con la idea, además, de conseguir que este nuevo Unicaja «una unidad de equipo dentro y fuera de la pista», una unidad que pondrá a prueba a este Saski Baskonia que, cabe recordar, aún está incompleto.

«Luego ya veremos, pero por el momento, lo que se ve es lo que hay», declara Joan Peñarroya sobre la plantilla gasteiztarra, por más que se especule sobre un posible retorno de Luca Vildoza. Al final, suceda o no, para este viernes no va a llegar. En ese sentido, el técnico catalán advierte sobre las capacidades de sus fichajes para asumir el rol de base. «Darius –Thompson– parte como basse porque es un base, mkientras que Markus –Howard– nos ayudará como tal aunque no sea un base puro».

Así pues, el cuadro gasteiztarra deberá construir sus propias referencias y deberá valerse por sí mismo para iluminar un camino que se adivina oscuro e intrincado. Es lo único que está en su mano.

«Competir», divina palabra

Si Saski Baskonia afronta su realidad como una incógnita, Surne Bilbao Basket vive un inicio de temporada similar. En su caso, le esperan tres partidos en el intervalo de cinco días en los que deberá jugar en la Liga ACB en Badalona –este viernes a las 21.30–, en casa en la competición doméstica –domingo a las 17.00 ante el Betis– y en la FIBA BCL –martes 4 de octubre a las 18.30 ante el Nymburk en Praga–, después de vivir un verano tumultuoso, con la marcha del entrenador Alex Mumbrú a Valencia y la llegada de Jaume Ponsarnau al banquillo bilbaino, mientras que la grave lesión de Andrew Goudelock ha trastocado toda la pretemporada de los hombres de negro.

Para más inri, uno de los últimos fichajes, el uruguayo Agustín Ubal será baja este viernes en el partido de debut, ya que sufre «una viriasis», una infección respiratoria «con afectación analítica y del sistema general» de la que queda «pendiente de evolución» y que le puede obligar a perderse más partidos, según ha indicado el parte médico remitido por el club bilbaino.

«No estamos en la mejor forma, pero estamos como para competir», indica en todo caso el base serbio Nikola Radicevic, uno de los fichajes del cuadro bilbaino este verano. «Al final, nos corresponde crecer como equipo, defendiendo y atacando juntos, mejorando en esos 40 minutos mientras nos vamos conociendo», indica el jugador balcánico.

Más optimista pero en el mismo sentido, el escolta malagueño Francis Alonso, otro de los fichajes, incide en que «estamos construyendo algo bonito. Eso es en lo que nos debemos centrar y no en lo que se nos viene encima o los problemas que hemos tenido hasta el momento».

Pero ciertamente, ver cómo cuajan jugadores como Adam Smith, Michale Kyser o Denzen Andersson, llamados a ser referentes del club vizcaino, es algo que se preguntan los aficionados del conjunto bilbaino, unos aficionados que han visto cómo tras una campaña pasada más que notable en la que se rozó disputar los play-offs de la Liga ACB –después de empezar con un 0-5 y ser el último equipo liguero en sumar su porimer triunfo–, son precisamente los seguidores casi los únicos que siguen en el seno bilbaino, amén del retorno del bosnio Emir Sulejmanovic y la continuidad de Jeff Withey, Ludde Hakanson, Alex Reyes o el bueno de Tomeu Rigo, erigido en capitán junto con Xavi Rabaseda pero lesionado de larga duración tras volver a partirse la rodilla.

«Esta es una prueba de superación para el equipo y nos debe de servir para crecer juntos y a la larga ser más competitivos», indica Jaume Ponsarnau antes de incidir en que el objetivo «trascendental» del curso es «ser uno de los 16 mejores» equipos de la competición doméstica y a partir de ahí «ser ambiciosos y conseguir el mejor resultado posible».

«Correr mucho cuando podamos correr y gestionar con inteligencia los momentos en los que no podamos», es el credo del preparador de Tárrega para lo que busca en el juego de ataque, mientras que en defensa busca «ser un rival incómodo» con este nuevo Bilbao Basket, que se enfrenta a una temporada en la que, junto con el debut del miércoles de Girona, no parece haber cenicientas, ni siquiera el recién ascendido Granada u otrois rivales de presupuesto comparable al de los hombres de negro y no el de los trasatlánticos futboleros, con cuyos descartes se puede armar uns plantilla completa que además lucharía por ganar el título liguero.

A nivel general Jaume Ponsarnau cree que la Liga ACB 2022/23 comienza «con más incógnitas» de las habituales tras una «pretemporada convulsa, con muchas lesiones y muchos partidos» para buena parte de los equipos y, además, por la cercanía del Eurobasketque concluyó hace diez días.

«Pero lo que es seguro es que esta liga va a volver a ofrecer un gran espectáculo», añade Ponsarnau, a lo que un jugador como Alex Reyes apostilla que, «yendo partido a partido, tenemos que ser capaces de competir contra el que sea. En primer lugar tenemos que hacernos fuertes en nuestra casa, con la ayuda de nuestro público, pero primero toca jugar en Badalona, un partido que para nada vamos a tirar porque, por futbolero que suene, en la ACB no hay rival pequeño y todo el mundo pone las cosas difíciles».