Natxo Matxin
Redactor especializado en deporte. Osasuna

El ex-Barricada Alfredo Piedrafita recoge en un libro fotográfico parte de la fauna de Ezkaba

‘Del ruido al silencio’. Del rock a la fotografía animal. Ese el título de un libro con imágenes –no pretende ser una guía– que el ex de Barricada Alfredo Piedrafita ha capturado de gran parte de la fauna de Ezkaba.

Piedrafita –en el centro–, junto a los representes municipales de los ayuntamientos que han financiado el libro.
Piedrafita –en el centro–, junto a los representes municipales de los ayuntamientos que han financiado el libro. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

Sin abandonar el mundo de la música –sigue rulando con su grupo Miss octubre–, Alfredo Piedrafita ha invertido mucho de su tiempo y paciencia de los últimos seis años para ver plasmada en un libro su pasión por la fotografía animal.

‘Del ruido al silencio. Bicheando por Ezkaba’ es una publicación que ahora ve la luz de la mano de la editorial Lamiñarra y en la que han colaborado los ayuntamientos de Berriozar, Antsoain y Berriobeiti.

En ella se recogen imágenes de la diferente fauna que habita dicho espacio natural, sin la pretensión de que sea considerada una guía, «pues ello le correspondería hacerlo a naturalistas, científicos u ornitólogos», ha explicado el autor.

De hecho, ha empleado un equipo «no profesional» –Canon 7d Mark II y un teleobjetivo 150-600– para obtener las tomas, además de algunos otros accesorios que utiliza para camuflarse, «y siempre con la idea de no molestar a los animales».

Sí que cada página dispone del nombre, en euskara y castellano, del animal retratado en orden alfabético, así como un código QR que redirige a la página de la Sociedad Española de Ornitología (SEO), donde existe información completa sobre la especie, ya que la mayoría de fotografías del libro corresponden a aves.

Cárabos, abejarucos, abubillas, gavilanes, azores, estorninos y oropéndolas son, entre otros, algunas de las variedades recopiladas, donde tampoco faltan otro tipo de vertebrados, caso de la ardilla, conejo, corzo, culebra lisa, garduña, gineta, murciélago ratonero, zorro y ratón de campo.

Piedrafita ha reconocido que en su catálago particular todavía le quedan por capturar animales como el jabalí o el tejón, animales con los que no ha tenido la suerte de encontrarse su cámara y objetivo.

«Como la música, los libros se tienen que hacer por placer y este es el caso. Estoy muy satisfecho por cómo se ha plasmado en esta publicación un montón de horas de trabajo de campo realizado por alguien que precisamente no destaca por su paciencia», ha admitido el guitarrista.

De Australia a Ezkaba

Así, ha relatado cómo se le despertó el gusanillo de la fotografía animal, después de un viaje de cinco meses con su mujer a Australia, para el que se compró una cámara digital y donde pudo comenzar a retratar a la numerosa fauna del país oceánico.

«Cuando regresé, quise hacer lo mismo en Ezkaba y, al principio, me llevé mucha desilusión porque fui incapaz de encontrar un solo animal. A base de emplear mucho tiempo, comencé a obtener resultados y ahora no cambiaría este lugar por Australia. Me da muchas alegrías y satisfacciones», ha subrayado.

Así, con muchas horas de por medio y aplicando el método de prueba-error, ha logrado conseguir instantáneas tan singulares como la que encabeza la portada del libro, en la que se ve a una ardilla curioseando dentro de un teleobjetivo.

«Disfruto mucho con el ruido de la música, pero también me viene muy bien una dosis de silencio. En Ezkaba cruzas una línea del ruido urbano a la paz del monte», ha explicado quien residió desde los dos años en la Txantrea y posteriormente pasó a ser vecino de Artika.

Haciendo un paralelismo con el título del libro, Piedrafita también ha rememorado que en dicha zona hubo «mucha muerte», en referencia a los diferentes episodios de represión franquista que se produjeron, pero en la que «ahora mismo también hay mucha vida».

Es por ello, que ha reivindicado la tarea de conservación de Ezkaba, «al que todos conocemos y que hay que cuidarlo un montón, algo que no debe ser solo responsabilidad de los ayuntamientos», sobre todo teniendo en cuenta «la tendencia humana a destruir».

Por su parte, el alcalde de Berriozar, Raúl Maiza, ha resaltado que la publicación «recoge la visión naturalística de Ezkaba, algo de lo que hay muy poco material», a la par que ha remarcado que este proyecto «ha vuelto a unir a la antigua Cendea de Antsoain».

Precisamente, el primer edil de dicha localidad, Ander Oroz, ha recalcado la «calidad» del trabajo llevado a cabo, que está «a la altura de la calidad humana» del autor y ha puesto el acento en que se trata de una visión del monte, «desconocida para la mayoría de la gente».