Ramon Sola
Aktualitateko erredaktore burua / redactor jefe de actualidad
Entrevista
Gorka García
Coordinador de Etxerat

«Ya no necesitamos un mapa, pero hay que seguir las flechas hasta la vuelta a casa»

El cambio de año marca también una nueva fase para los familiares de presos, descargados de la ruleta rusa del alejamiento pero enfrentados a una realidad de trabas a la vuelta a casa de sus seres queridos. Etxerat resume esa sensación agridulce y sigue trabajando.

Gorka García, junto al nuevo símbolo que refleja otra fase en la cuestión carcelaria, y también para Etxerat.
Gorka García, junto al nuevo símbolo que refleja otra fase en la cuestión carcelaria, y también para Etxerat. (Jon Urbe | Foku)

La manifestación del 7 de enero volvió a contar con la presencia de los familiares de presos. Hubo novedades perceptibles a simple vista: son bastante menos que hace unos pocos años, cuando largas hileras ocupaban la calle Autonomía, y ya no tienen que renunciar a las visitas ese fin de semana, como ocurría entonces. Pero también hubo cosas idénticas: decenas de miles de personas reivindicando soluciones frente a obstáculos que parecen fosilizados. Gorka García pone cara y voz a las reflexiones de Etxerat sobre este momento.

La marcha tuvo una participación muy importante, 67.000 personas. ¿Qué sensación les deja?

Muy positiva, porque pensamos que en estos momentos cuesta movilizar a la sociedad y porque temíamos que con el fin del alejamiento se produjera una cierta relajación. Lo tomamos como reflejo de la voluntad de una gran parte de la sociedad vasca de poner fin a la excepcionalidad. Y agradecemos la participación de tanta gente de aquí, y venida también de Catalunya, Madrid...

Ocurre en un momento de reversión de terceros grados, con personas que están siendo devueltas a la cárcel. ¿Qué supone esto para los familiares?

Es muy frustrante y muy doloroso. Nuestros familiares presos han reconocido el daño causado, están haciendo el itinerario penitenciario y cuentan con informes favorables de las Juntas de Tratamiento. Y hay que recordar también que son personas que han sufrido un trato muy duro, no solo de alejamiento, sino además de primer grado, aislamiento... Que cuando empiezan a retomar el contacto con la calle, con sus entornos, tengan que volver a prisión... es muy doloroso. Lo vivimos con gran preocupación.

«Para los familiares es muy frustrante y doloroso lo que están haciendo con el tercer grado»

 

¿Tienen algo que trasladar desde Etxerat a esas instituciones judiciales que ponen trabas?

Sí. Que hagan caso a lo que está pidiendo la mayoría de este país y que hagan caso a esas Juntas de Tratamiento que son las que están más cerca del preso o presa. Y que tengan en cuenta que esta es una cuestión que afecta a la convivencia. Es lamentable que lo hagan además con unas leyes de otro tiempo, de la época de Aznar, desfasadas, que nada tienen que ver con la realidad actual.

No solo hay un boicot judicial, también aparecieron opinadores contra este cambio de fase, con mensajes como «no en mi nombre». ¿Cómo lo han recibido?

Con enfado. En algunos casos son organizaciones con las que tenemos relación, que conocen cuál es el camino emprendido y saben que aquí no se está hablando de amnistías encubiertas ni de impunidad, sino la ley ordinaria y de que estarían en la calle si se aplicara. Es eso, no otra cosa. Y, por cierto, para otras personas sí ha habido impunidad en este país e incluso se jactan de ello, y en esos casos son pocas las personas que salen a denunciarlo. Si ha habido impunidad, desde luego ha sido en otros sitios.

«Si hablamos de impunidad, desde luego no ha sido con nuestros familiares, sino en otros sitios»

Voy a poner solo un ejemplo, aunque podrían ser numerosos: Joseba Arregi tiene 76 años, lleva 31 en prisión y si se le hubiera computado el tiempo pasado en prisión en el Estado francés estaría en la calle. Que siga preso es fruto de la excepcionalidad. Y entonces, nuestra pregunta a estos sectores es: ¿Piensan que tiene que morir en prisión? Pues que lo digan claramente...

Incluso hay quien cargó contra la presencia de víctimas de ETA junto a familiares de presos en Bilbo...

Creo que en ese caso quien respondió fue precisamente una familiar de víctima de ETA, y lo hizo rechazando ese esquema de vencedores y vencidos, que hoy día es caduco e irrelevante. Solo podemos decir que agradecemos todos los apoyos que nos vienen de la sociedad, y entre ellos desde luego el de estas víctimas.

¿Qué importancia tiene para Etxerat este rechazo a la política carcelaria por parte de víctimas de ETA? Y ¿da sentido a su declaración de 2019, dirigida precisamente a esas víctimas? No debió ser cómodo gestionar ese paso dentro de su asociación...

Damos un valor importante a la mesa redonda que hubo en Bilbo por la mañana, donde diferentes víctimas de diferentes violencias se sentaron juntas, encontraron puntos en común y se manifestaron por una política penitenciaria diferente. Es un avance hacia la convivencia. En 2019 mostramos la empatía hacia esas víctimas, sí, y también reclamamos que todas las víctimas tienen que tener los mismos derechos. Cualquier avance en estos terrenos es importante, es una aportación a la convivencia. Todas y todos debemos seguir dando pasos ahí.

«Damos valor importante a la mesa redonda entre víctimas diferentes. Todas y todos debemos seguir dando pasos ahí»

 

Entran en una nueva fase que hasta tiene nuevo símbolo...

Es un símbolo que va más allá de Etxerat o Sare. Lo crean artistas gráficos y lo hacen suyo y presentan personas de diferentes ámbitos. Nace con vocación de ser usado por la sociedad vasca, en balcones y ventanas, en la calle, en el monte, en el campo de fútbol... Por suerte no necesitamos ya un mapa porque esperamos que todos y todas estén pronto en Euskal Herria, pero siguiendo el camino de las flechas es momento de recorrer el camino de vuelta a casa.

¿Qué grado de alivio trae a las familias este fin de alejamiento?

Sin lugar a dudas, hemos aligerado una mochila muy pesada que llevábamos encima, de muchos años, de mucho sufrimiento. Junto al alejamiento ha habido otras cuestiones (primer grado, aislamiento...) que han sumado condiciones de vida muy duras. No hay que olvidar que familiares han estado viajando durante años, semana a semana, a Salto del Negro, Ceuta o Melilla para realizar visitas de diez minutos. Estamos mejor, pero queda mucho trabajo por hacer hasta la vuelta a casa.

En la manifestación se leyeron los nombres de las 16 víctimas mortales de la dispersión. ¿Qué herida deja eso todavía?

Fue un momento muy emotivo, porque somos conscientes de todo lo padecido. Seguimos mandando un abrazo a esas familias porque además sabemos que han sido marginadas y revictimizadas. El alejamiento y la dispersión fueron diseñados por alguien a sabiendas de que era una política destinada a hacer daño, tanto a presos como a familiares. Ha generado 35 muertos en prisión, 16 en la carretera, y un deterioro físico, síquico e incluso económico enorme.

Es una herida, sí. ¿Cómo cerrarla? Un reconocimiento y reparación institucional ayudaría porque expresaría que el alejamiento mantenido de manera sistemática ha sido una forma más de violencia en este país. Y hay que poner en la mesa el relato de lo que ha supuesto la política penitenciaria, con visos de no-repetición, con el fin de que una cosa así no se vuelva a ejercer jamás.

«Hay que poner sobre la mesa el relato de lo que ha supuesto la política penitenciaria, con visos de no-repetición»

 

El número de presos sigue muy alto, aunque suponga ahora el 25% de lo que llegó a ser. En la manifestación se visualizó claramente. ¿Etxerat también se está redimensionando?

Los familiares siguen ocupando un lugar destacado porque esa marcha no es una más, supone una inyección de ánimo y de apoyo frente a lo que conlleva tener un familiar en prisión. Es cierto que llegó a haber más de 700 presos y que ahora son 172 y 25 exiliados y deportados políticos, cada uno con su familia y entorno social, y la asociación se adapta lógicamente a las necesidades de cada momento.

Ya no hay autobús a Andalucía, ni Mirentxin...

... ni la incertidumbre y angustia por viajes tan lejanos. Pero continuamos ofreciendo asesoramiento, ayuda, lo nuestro es estar siempre al otro lado del teléfono. También mantenemos relaciones directas con muchos sectores sociales e instituciones, para solucionar las necesidades de las familias y contribuir a paliar la atención jurídica o sanitaria de nuestros familiares presos. Felizmente no hay autobús a Andalucía ni Mirentxin, pero los presos y presas no han salido de la cárcel.

Cita la interlocución política. ¿Con quién exactamente? Y ¿es especial con el Gobierno de Lakua tras la asunción de la competencia?

Tenemos relación con todos los partidos salvo PP y UPN, y con todos los sindicatos, instituciones y agentes. Y estamos dispuestos a hablar con todos para encontrar acuerdos que terminen con la excepcionalidad.

¿Y sienten que les escuchan, o perciben riesgo de que al acabar el alejamiento se entienda que el problema de presos y familiares ya está resuelto?

En esta nueva fase también es necesario construir acuerdos que terminen con la excepcionalidad, como antes se hicieron para el fin de la dispersión. Nuestra labor ahora, junto con otras asociaciones y agentes, es hacer ver desde la sociedad vasca que ya es hora de que se aplique la ley ordinaria a estos presos, que iniciaron su recorrido penitenciario hace tiempo.

«No pueden mantenerse estas medidas de excepción a perpetuidad, pero hace falta mucho trabajo para que cambien»

 

Hay familiares cuya situación se ha arreglado o aliviado mucho, pero también los hay bajo la amenaza de 40 años de cumplimiento de cárcel, de los que quedarían 25 ó 30. ¿Cómo lo afrontan? ¿Hay que concluir que queda Etxerat para rato?

Ojalá pudiera desaparecer mañana, pero siempre lo hemos dicho: hasta que quede el último preso o presa, y por tanto el último familiar, Etxerat seguirá trabajando. Los obstáculos principales son ahora el no cómputo de penas cumplidas en Francia y la legislación de excepción 7/2003, que insisto en que es de la época de Aznar. Y hemos visto el caso de Xabier Atristain.... No pueden mantenerse estas medidas de excepción a perpetuidad, pero hará falta mucho trabajo para que esto cambie.