Imanol  Intziarte
Redactor de actualidad, con experiencia en información deportiva y especializado en rugby

Cincinatti-Kansas City y San Francisco-Philadelphia, finales de conferencia de la NFL

Los Bengals fueron los únicos que lograron el billete lejos de casa. El tobillo de Mahomes, QB de Kansas City, centra la atención. Buffalo y Dallas vuelven a quedarse con la miel en los labios y aparecen como los grandes perdedores de la ronda divisional.

Joe Mixon, corredor de Cincinatti Bengals, trata de escapar del placaje del defensor de Buffalo Matt Milano.
Joe Mixon, corredor de Cincinatti Bengals, trata de escapar del placaje del defensor de Buffalo Matt Milano. (BRYAN M. BENNETT | AFP)

Dice la estadística que a estas alturas de la temporada la sorpresa salta en uno de cada cuatro partidos. Más o menos. Es decir, que suele haber una eliminatoria en la que el equipo visitante, y por tanto con peor balance en la temporada regular; deja en la cuneta al equipo local, y por tanto con mejor balance.

Decíamos en la previa de la ronda divisional que dos de los choques tenían un favorito claro, y que los otros dos podían caer de cualquier lado. Y así fue, aunque con matices.

Hemos comenzado hablando de la sorpresa, y esa la dio Cincinnati Bengals (10-27) en un Highmark Stadium que lució sus mejores galas invernales, la típica nevada de Buffalo que te deja las ideas congeladas.

Eso les pasó a unos Bills que vuelven a quedarse con la miel en los labios. Hace dos campañas perdieron la final de conferencia, y el año pasado cayeron la ronda divisional, en ambos casos ante Kansas City.

Se le puede pasar el arroz a un equipo que es famoso por haber perdido cuatro Super Bowl consecutivas, de 1991 a 1994, y que nunca ha logrado el anillo. En este ciclo ni siquiera han catado la final, de momento.

Enfrente unos Bengals que hace tres años fueron el peor equipo de la Conferencia Americana con un balance de 2-14, hace dos lograron solo 4 victorias, pero hace solo doce meses estuvieron a punto de levantar el Trofeo Vince Lombardi frente a Los Angeles Rams. En un marco de crecimiento coral, la explosión de los tigres tiene nombres propios diferenciales como los del quarterback Joe Burrow, su socio favorito Ja'Marr Chase o el corredor Joe Mixon.  

El tobillo derecho de Mahomes, forrado con esparadrapo. (Jason HANNA / AFP)


Su camino a la Super Bowl pasa por Arrowhead, el campo de Kansas City, el domingo por la noche a partir de las 00.30, hora de Euskal Herria. Los Chiefs serán los anfitriones de la final de la AFC, para ellos la quinta en cinco años, todas como locales. Hasta ahora ganaron dos, las de 2019-20 –luego ganarían la Super Bowl– y 2020-21, y perdieron las otras dos, 2018-19 y 2021-22. La última precisamente ante los Bengals, 24-27.

Las miradas están puestas en el tobillo derecho de Patrick Mahomes, que sufrió un esguince en la ronda divisional, después de que se le cayera encima un defensa de Jacksonville Jaguars. La lesión le puso incertidumbre al encuentro, pero a pesar de jugar la mayor parte del encuentro con una evidente cojera el quarterback de los Chiefs supo sacar el partido adelante (27-20) gracias nuevamente a un Kelce estelar: 14 recepciones, 98 yardas y 2 touch downs

Conferencia Nacional

Por el otro lado del cuadro, una avalancha llamada Philadelphia Eagles pasó por encima de los New York Giants (38-7). Como se dice ahora, fue ‘así, literal’. La eliminatoria estaba vista para sentencia mucho antes del descanso, y los de verde no quisieron seguir haciendo sangre en la reanudación. Demasiada diferencia.  

El defensa de Philadelphia Brandon Graham ‘asfalta’ a Daniel Jones, QB de New York Giants. (TIM NWACHUKWU / AFP)


La línea ofensiva de los Eagles abrió autopistas para su ataque terrestre, que sumó la friolera de 268 yardas: Gainwell hizo 112 –con una media de 9,3 yardas por carrera– y Sanders 90. Al otro lado de las trincheras, el quarterback de los Giants, Daniel Jones, se pasó el partido corriendo por su vida, y aún así se comió cinco sacks.

Cinco años después de su primer y único título, con el suplente Nick Foles tocando la gloria gracias a la lesión del titular Carson Wentz, Philadelphia busca la cuarta Super Bowl de su historia. Para ello tendrán que dejar en la cuneta al equipo de otro quarterback que vive su particular cuento de la Cenicienta; Brock Purdy. En este caso es un más difícil todavía, porque se trata del suplente del suplente.

El domingo, a partir de las 21.00, Mister Irrelevant y sus San Francisco 49ers buscarán la octava Super Bowl para los mineros, la segunda desde que Kyle Shanahan se hizo cargo del banquillo. La anterior fue hace tres campañas contra Kansas City, así que podría repetirse el cartel en Arizona el próximo 12 de febrero. Hace doce meses se quedaron a las puertas, pero perdieron las final de la Conferencia Nacional (NFC) ante los Rams.

Christian McCaffrey entra en la ‘end zone’ de Dallas para sumar el touch down que dio la victoria a San Francisco. (THEARON W. HENDERSON / AFP)


El pasado domingo apearon a Dallas Cowboys en un choque áspero que no se decidió hasta el último cuarto gracias a un touch down del running back Christian McCaffrey (19-12). Dallas tuvo opciones para empatar pero no consiguió sumar más, y las críticas le llueven ahora a su quarterback, Dak Prescott, que sufrió dos intercepciones.

Suenan tambores de guerra en ‘El equipo de América’, que suma ya 37 años sin alcanzar una Super Bowl y que está viendo como no le da para estar con los mejores a pesar de contar con nombres de postín como Elliot, Pollard, Lamb, Gallup, Schultz o Parsons. Las urgencias no suelen ser buenas consejeras.