El tramo guipuzcoano de la autovía A-15 (Irurtzun-Andoain) vuelve a estar en obras, con dos by-pass que obligan a los conductores a pasarse el otro carril a la altura de los túneles de Oindolar y Gorosmendi, en los que se está realizando de nuevo obras de asfaltado. Estas obras provocan retenciones casi perennes en el tráfico, por lo que la velocidad está limitada a 60 kilómetros por hora, justo la mitad de la velocidad genérica en autopistas. Se trata de tramos en los que los camiones tienen que abonar un peaje en base al controvertido sistema puesto en marcha por Bidegi.

Para regular esta limitación de velocidad –temporal, pero que se extenderá durante varios meses– se han colocado varios radares en los tramos afectados que se activarán durante la próxima semana, la anterior a la de Semana Santa, cuando se prevé un incremento del tráfico en esta y en otras vías.

Los radares ya están visibles desde hace semanas en los puntos afectados, pero todavía no han sido activados.

Además de estos radares provisionales por las obras, se mantienen los habituales situados antes de llegar al empalme con la N-I en Andoain en dirección a Donostia, los situados en las salidas del túnel de Belabieta (el más largo de Gipuzkoa, con 1.828 metros) y en la bajada hacia Lekunberri en dirección a Iruñea, ya en Nafarroa.