El asedio a Gaza se enquista. Israel prosigue con sus bombardeos aéreos indiscriminados que siete de cada diez veces siegan vidas de menores, ancianos o mujeres. Los tranques y blindados continúan apostados junto a la frontera, lo que permitiría dar inicio de inmediato a la invasión terrestre –la fase más sangrienta– que ha prometido el primer ministro, Benjamin Netanyahu, pero la orden sigue sin llegar. 

Mientras tanto, el número de víctimas del lado palestinos sigue subiendo, según las noticias de las autoridades de la franja, que pueden ser verificadas por el importante despliegue de servicios humanitarios que permanece dentro de la ciudad. 

La cantidad de personas que continúan dentro de las murallas de cemento que Israel levantó es una incógnita. Las últimas cifras de las agencias apuntaban hacia la cifra del millón de personas desplazadas.

La cifra de muertes se elevaba a primera hora de la tarde del sábado en 4.469, por lo que ya se contabilizarían más de tres víctimas mortales palestinas por cada una que produjo el ataque de Hamás que inició esta operación sobre la Franja.

Además de esto, hay más de 200 rehenes israelíes que Hamás está dispuesto a liberar negociación mediante, tal y como demostró este viernes con la entrega de dos ciudadanas de origen estadounidense. 

La frontera norte

Mientras todo ocurre en el sur del país, la frontera norte sigue caliente. Hezbolá y el grupo llamado Resistencia Islámica están atacando puestos fronterizos israelíes con cohetes que apuntan a sus torres de comunicaciones, causando al menos la muerte de otros tres soldados del Tsahal, según el último parte del Ejército israelí.

La acción de Resistencia Islámica se registró este viernes y fue justificada como la respuesta al ataque contra el sur de Líbano en el que murió el periodista de Reuters, Issam Abdallah, del día 13. Además de los tres soldados muertos, otros cuatro quedaron heridos y un merkava destruido. Sucedió en las Granjas de la Shebaa. 

La potencia de fuego de Resistencia Islámica y Hezbolá está demostrando ser capaz de destrozar los merkava, el carro de combate insignia del Tsahal, que se está demostrando tan vulnerable ante la moderna artillería de mano como los blindados rusos en los que Vladimir Putin confiaba para una cómoda victoria sobre Ucrania. 

Esta debilidad de los blindados y la enorme potencia de fuego que han desplegado los grupos armados que siguen activos en Gaza (muy superior a todo lo que han disparado anteriormente) hacen que la invasión terrestre pueda encontrarse con grandes dificultades. 'The Wall Street Journal' augura en su edición más reciente que a las tropas isralíes les espera «el infierno».