Arnaitz Gorriti
Kirol-erredaktorea, saskibaloian espezializatua / redactor deportivo, especialista de Baloncesto

Una boda o un funeral, las celebraciones que esperan del duelo entre Saski Baskonia y Virtus

Los gasteiztarras tienen la opción de resarcirse en su cancha no solo de la derrota sufrida el martes en Belgrado ante el Maccabi, sino también de poder regresar a los play-offs de la Euroliga cinco años después de su última presencia en el Top 8.

Markus Howard fue el protagonista absoluto del triunfo del Baskonia en Bolonia.
Markus Howard fue el protagonista absoluto del triunfo del Baskonia en Bolonia. (Michele NUCCI | EUROPA PRESS)

Kana kana o chorole brelo salo vena
I nie devleske on sukarke rena

(Incluso el Buen Dios se alegra cuando los pobres se divierten.
Asegúrate de enterrarme de pie cuando muera
Para poder seguir bailando cuando tenga la oportunidad)

‘Gas Gas’ - «Goran Bregovic & Wedding and Funeral Band»

Las vueltas que ha dado Saski Baskonia en esta Euroliga son dignas de película de Emir Kusturica, con su parte de comedia en mitad del drama y su drama que transcurre en un mar de lágrimas de carcajadas. Y pocos como el compositor serbobosnio como Goran Bregovic –nacido en Sarajevo, de padre croata y madre serbia– para ponerle música a esas oscuras comedias del bueno de Kusturica y otros, y de ponerle a Saski Baskonia su banda sonora previa a su partido decisivo ante la Virtus de Bolonia este viernes a las 20.30 en el Buesa Arena.

A golpe de música de viento, ritmos alocados y desenfrenados, plegarias a Kalashnikov o a acelerar al «sexy ritmo» de la gasolina, el «turbo-folk» balcánico de Bregovic le viene de perlas al Baskonia, sobre todo por la «Wedding & Funeral Band» –la Banda de las Bodas y los Funerales– que le sigue a cada paso al músico y que encaja a la perfección a la temporada que, en la Euroliga lleva a cabo el cuadro gasteiztarra, que para más inri coincidental, llega de haber sido zarandeado sin compasión el martes en Belgrado y espera vivir su fiesta nupcial, con noche de bodas incluida, el viernes cuando el sol se haya escondido. Tendrá que ser una noche de bodas, porque de otro modo, las campanas europeas doblarán por Dusko Ivanovic y sus pupilos, eliminados cuando acarician los cuartos de final de la Euroliga.

«¡Quien no le gusta esto, no es una persona normal!», grita con su voz rota Goran Bregovic cada vez que entona el frenético ritmo de «Gas Gas». Otro tanto puede decirse de este Saski Baskonia que roza con la punta de los dedos poder colarse en los play-offs de la Euroliga por primera vez desde la temporada 2018/19. Aquella campaña, que empezó a las órdenes de Pedro Martínez y terminó con Velimir Perásovic iniciando su tercera etapa, acabaría un 26 de abril de 2019, con el tanque de gasolina vacío, luego de que el CSKA de Moscú impusiera su ley con un 3-1 definitivo en una eliminatoria que los gasteiztarras igualaron en Moscú, ganando el segundo partido por 68-78.

Más aún, en el tercer y cuarto duelos el hoy jugador madridista Vincent Poirier puso en jaque al conjunto moscovita, que sobrevivió en ambos encuentros a desventajas de más de 10 puntos. Así, merced al talento de Nando De Colo en el tercer partido y en el cuarto, a que la gasolina baskonista se acabó, el conjunto del Ejército Rojo pasó a la Final Four.

Era el 26 de abril de 2019, 82 aniversario de los bombardeos de Gernika. Hasta hoy, Saski Baskonia nunca más ha pisado los cuartos de final de la Euroliga, pero cinco años después, los gasteiztarras pueden retornar al Top 8 continental. Y por más peligro que se corra ante un Real Madrid mentalizado tras su derrota del pasado día 5, y con el riesgo añadido de que el tanque de la gasolina no tenga ni una sola gota para afrontar la recta final de la Fase Regular de la Liga ACB y quedarse fuera de los play-offs de la competición doméstica, ¿quién, entre los que están en su sano juicio, piensa renunciar a celebrar una noche de bodas más con Saski Baskonia?

Un rival inesperado

Porque seamos honestos; si bien se podía esperar una derrota frente al Maccabi en Belgrado, nadie pensaba que Anadolu Efes no fuera a poder con la Virtus de Bolonia. Una Virtus en caída libre que acabó en décima plaza la Fase Regular, luego de haber perdido sus siete últimos partidos, incluyendo un 91-95 frente a Saski Baskonia, con 34 puntos de Markus Howard, 16 de Codi Miller-McIntyre y 17 de Vanja Marinkovic, un resultado que daba a los de Dusko Ivanovic disponer de esta última bala para este viernes.

Nadie hubiera imaginado la derrota de Efes por 64-67 a manos de la Virtus, un duelo en el que el conjunto otomano pagó con derrota firmar un 21 de 66 –incluyendo un 9 de 29 en triples– en tiros de campo: un horroroso 32% de efectividad, después de haber promediado un 55% de acierto en tiros de dos puntos y un 37% en triples. Así, una Virtus de Bolonia que tampoco es que nadara en la abundancia anotadora se sobrepuso a sus 16 pérdidas y, tirando solo un poco mejor que su rival, hizo saltar la banca. Y, de paso, devolvió una media sonrisa en la afición baskonista, que pasó de estar decaída tras el sonrojante 113-85 ante el Maccabi a verse con opciones tras el triunfo de los pupilos de Luca Banchi, cuando ni ellos mismos esperaban tal cosa.

«Es una mezcla de emociones la que tengo ahora mismo. ¡Estoy tan orgulloso de mi equipo, tan feliz! Pero solo hemos hecho una parte del trabajo, aquí en Estambul, nos queda la segunda en Vitoria», relataba el danés Iffe Lundberg, héroe del equipo de la Emilia Romagna, autor del triple que ponía el 61-67 a falta de 16 segundos para el final y que, a efectos prácticos, finiquitó la eliminatoria ante Anadolu Efes.

Una mezcla de emociones que también implica a Saski Baskonia, por poder sentir a su gente tras no haber competido ante el Maccabi. «Ellos han jugado de la manera en que hay que jugar estas eliminatorias, y nosotros no. Tenemos tiempo de sobra para descansar y prepararnos y jugar como es debido porque esta va a ser nuestra última bala», subrayaba Dusko Ivanovic a la salida del Belgrade Arena.

«La nostalgia y la esperanza...»

Ciertamente, no está de más que en la primera vuelta la Virtus de Bolonia venció por 81-91 en el Buesa Arena. Pero Marco Belinelli no tiene ya el físico como para meter 27 puntos, como hiciera el pasado 14 de abril y aunque la duda de Chima Moneke, que abandonó el partido tocado del tobillo, lo cierto es que Tornike Shengelia, Polonara y compañía han sufrido mucho más ante la defensa de Tadas Sedekerskis que frente al nigeriano.

Y sí, también es verdad que por estos días se celebra el aniversario de aquella inolvidable final a cinco partidos que Tau Baskonia y la Kinder de Bolonia brindaron en la Euroliga de la temporada 2000/01. Pero aunque Markus Howard solo tuviera dos años de edad por aquellos días, jugadores como Bennett, Oberto, Scola, Stombergas, Timinskas, Rigaudeau, Ginóbili, Smodis o Griffith tampoco asoman el hocico en ninguno de los dos equipos. Así que, quien quiera el viernes vivir un «revival» del mate de Timinskas sobre Andersen, mejor recuerde que «la nostalgia y la esperanza son los más crueles asesinos, porque matan la realidad, matan el presente, que es lo que importa».

Los dos rivales se conocen bien, los dos rivales están lejos de su mejor momento y los dos optan a regresar a los cuartos de final que en el caso del cuadro italiano, no alcanza desde que fuera subcampeón en la Euroliga de la temporada ¡2001/02!

Por eso el propio Saski Baskonia anima desde ya a sus seguidores, anunciando que abrirá las puertas una hora antes, prepara la presentación del Baskonia con la linterna de los móviles encendida y el ya clásico «palmeo vikingo» que capitanea Indar Baskonia –copia del palmeo de la selección de Islandia de fútbol y que los hinchas de Zalgiris Kaunas han adoptado para el baloncesto– antes de que el balón se lance al aire y que suceda lo que tenga que suceder, para ver si la temporada continental tiene un punto y seguido o si hay que esperar al curso 2024/25.

Pues bien, ya están los ingredientes dispuestos para un final de play-in con aires tragicómicos, que solo puede tener un final por todo lo alto, digno de una noche de bodas o de funeral, y en el que, como en la saga de «Los Inmortales», solo puede quedar uno. Ningún aficionado al Baskonia puede hacerle ascos a este partido, a poco que sea una persona normal. Y como grita Goran Bregovic, solo que pedir a los jugadores que den «Gas» y «Asegúrate de enterrarme de pie cuando muera / Para poder seguir bailando cuando tenga la oportunidad».