Las manos tendidas son entre ellos
La gestión postelectoral de PNV y PSE recorre los caminos de antaño, en los que de momento no se adivinan nuevas fórmulas. Siguen utilizando al PP como muleta, manejando la mayoría absoluta como apisonadora y recolocando a los suyos, que sirven para todo.

La jornada de ayer tuvo algo de Día de la Marmota: PNV y PSE apoyándose en el PP para salir de sus apuros; imponiendo la mayoría absoluta en el Parlamento para aplastar el concepto matemático y político de la proporcionalidad; y, luego, la inveterada costumbre de recolocar a los amigos que sirven para rotos y para descosidos.
Empezamos el día teniendo noticia de que PNV y PSE habían elegido al PP para sacar adelante medidas presupuestarias en la Diputación de Araba. Son los partidos que hace un año dijeron que era prácticamente una casualidad que el PP les apoyara para ir conquistando cuotas de poder allí donde las elecciones habían dado el primer puesto a otros. Unos habían caído en las urnas y han seguido cayendo desde entonces, y han dicho que habían entendido el mensaje. Los otros hicieron una campaña centrada en la oposición a la derecha. Pues ahí están, primando al partido de Javier De Andrés, Alberto Núñez Feijóo e Isabel Ayuso en unas Juntas Generales en las que hay una potencial mayoría de izquierdas.
Otro de los mensajes manoseado tras cualquier elección, por ejemplo en el pleno de investidura, es el de la mano tendida para los acuerdos con la oposición. Ya pasó que a la hora de elegir la Mesa del Parlamento, PNV y PSE se las apañaron para desplazar a la segunda fuerza del segundo puesto que le hubiera correspondido. Ahora, con su mayoría absoluta, van a hacerse con el 80% de las presidencias de comisiones, aunque tengan el 52% de la representación en escaños. 16 de 20 presidencias.
Es más, el PNV, con 27 escaños, tendrá entre 10 y 11 de esas presidencias. A EH Bildu, empatada a número de escaños, le pretenden dejar con 2 presidencias. Y, para más inri, es la misma oferta que le han hecho al PP, presidir 2 comisiones con apenas 7 asientos. Es una forma bastante heterodoxa de procurar acuerdos con la oposición esta de presentarles propuestas con un «esto es lo que hay».
Ya dice el refrán que «la caridad bien entendida empieza por uno mismo», lo que vale para copar presidencias y puestos de libre designación. Ni 48 horas ha pasado el exconsejero de Seguridad Josu Erkoreka sin un cargo político. La diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, que antes fue viceconsejera de Administración y Servicios en la Consejería, le nombró ayer «asesor general» en su Gabinete, lo que se publicará hoy en el Boletín Oficial. El nuevo cargo de Erkoreka no aparecía todavía en la estructura foral, pero le han elegido por su «amplio conocimiento, experiencia y validez contrastada» que, explican, «puede aportar al desarrollo del plan de legislatura de la Diputación».
Por cierto, que nadie piense que Erkoreka, a punto de cumplir 64 años, iba a tener problemas para seguir cotizando hasta la jubilación. Desde 1988 tiene esperándole su cargo de letrado de los Servicios Jurídicos de Lakua, donde está en «servicios especiales», y desde 2004 está en excedencia en su puesto de profesor de Derecho Administrativo y de Derecho Autonómico en la Universidad de Deusto.
Pese a todo, el PNV de Bizkaia sigue sin poder sacudirse esa imagen de amiguismo que proyectan nombramientos como el de Iñigo Iturrate, al frente de Euskalduna Jauregia, y el de Jone Larrazabal como directora de Fiestas de Bilbo sin un currículo que los acompañara.
Quien sí tiene currículo a sus espaldas es Alfredo Retortillo, que volverá al Gobierno como viceconsejero de Derechos Humanos del departamento que dirige la consejera Maria Jesús San José. En redes sociales han recordado una mención peyorativa suya sobre la Sociedad Aranzadi, que probablemente precisaría una matización ahora.

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