
‘La Orden’ puede alinearse tanto la tradición del neowestern que abraza ‘Comanchería’, un cuento preocupado por dar explicación y salida a las violencias sistémicas que desorganizan el Oeste profundo, como ser producto de la investigación que Kurzel lleva a cabo desde sus albores, con ‘Los asesinos de Snowtown’ (2011), alrededor de la coexistencia del Bien y del Mal en el cuerpo de sus protagonistas, desde el pétreo pero subyugado Michael Fassbender en ‘Macbeth’ hasta el juguete roto de Caleb Landry Jones, Mejor Actor en Cannes por ‘Nitram’.
En ‘La Orden’, escrita por Zach Baylin (‘El método Williams’), Jude Law adopta el arquetipo del detective crepuscular con una última misión a la altura: la caza del líder supremacista blanco Bob Mathews, un villano desgraciadamente real, hoy encarnado en las pupilas inquietantes y azul profundo de Nicolas Hoult (‘Mad Max: Furia en la carretera’).
Kurzel plantea un juego del gato y el ratón que exprime todas las etapas y texturas de los senderos del thriller policial, desde los bosques negros de ‘Wind River’ al arquetípico Robin con familia (Tye Sheridan), pasando por la música atronadora e industrial de Jed Kurzel (‘Alien: Covenant’). Todo para dibujar la épica de su conflictuado Ulises, un Jude Law incapaz de abandonar la fiesta aunque no tenga casa a la que volver, mientras disfraza los disgustos tras su mostacho de sheriff.
Actores de método y de malas formas
El cine adora el método, y los festivales lo saben. El miércoles 4 Lady Gaga acudirá al Lido para explicar qué excéntrica fórmula la convirtió en Harley Quinn. Mientras tanto, en la presentación de la mañana Hoult ha detallado que en las semanas previas al rodaje «Justin nos dio tareas para nuestros personajes», una lista de misiones que tenían que completar. «En el vaporetto, de camino a aquí, me he enterado de que una de las misiones de Jude fue seguirme durante un día, sin que yo me enterara». «No hablamos durante las primeras cuatro o cinco semanas de rodaje», ha añadido.
«El equipo nos mantuvo separados para que no nos relacionáramos. Como mucho, le había visto por la mirilla de mi coche», pero no contactaron hasta su primer encuentro dentro de la película, una escena de tensión más que palpable. Es quizás la declaración más valiosa de una rueda de prensa en la que Jude Law parecía mortificado ante las preguntas no demasiado lenguaraces, ni personales, de las allí presentes.
Thomas Vinterberg dirige un Apocalipsis lento y aguado
Thomas Vinterberg, cineasta de ‘La caza’ u ‘Otra ronda’ y uno de los artífices del Dogma 95, ha estrenado Fuera de Competición ‘Familias como la nuestra’, una miniserie que subvierte las formas espectaculares del Apocalipsis. Los siete capítulos, que llegarán en noviembre a Movistar Plus+, imaginan los efectos catastróficos de la subida del nivel del mar en Dinamarca.
Coescrita por Vinterberg y Bo. Hr. Hansen, la serie seguirá las historias de un grupo diverso de refugiados en su diáspora por el resto de Europa. Quienes puedan pagarlo, sobrepasarán los raíles del Estado y emigrarán a países ricos; quienes no, vivirán la experiencia de las colas interminables, las raciones escasas y del gueto. Sin embargo, el interés de ‘Familias como la nuestra’ recae en los episodios previos a la gran escapada, cuando la gran inundación es aún un fantasma.
Entonces, casi emulando los comentarios alarmados acerca del cambio climático, Vinterberg rebaja todo en la puesta en escena –la «normaliza» volviéndola gris, diurna, de movimientos lentos y automáticos como las colas de un aeropuerto– para que sea el guion el que sostenga el drama. Como un ejercicio de fe.
Porque ‘Familias como la nuestra’ es una serie tremendamente creyente. Humanista, si se quiere, religiosa si se sospecha. Sus personajes se ven empujados a dilemas morales que sólo pueden tener por compás moral el cuidado desinteresado y altruista. Una amonestación nada propia del director de ‘Otra ronda’...

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