Imanol  Intziarte
Redactor de actualidad, con experiencia en información deportiva y especializado en rugby

Una Real decepcionante vuelve a regalar un penalti y regresa de vacío de Mallorca

Unas manos evitables de Barrenetxea, transformadas en gol desde los once metros por Abdón Prats, deciden un partido en el que los donostiarras han vuelto a naufragar con el balón en los pies (1-0). Con 4 puntos de 18 comienzan a aflorar las urgencias.

Barrenetxea se tapa la cara mientras el árbitro consulta el VAR para decretar un penalti indiscutible.
Barrenetxea se tapa la cara mientras el árbitro consulta el VAR para decretar un penalti indiscutible. (LA OTRA FOTO)

El paso adelante ante el Madrid se ha convertido en dos pasos hacia atrás en Son Moix. La Real ha completado en el campo del Mallorca un ejercicio de impotencia frente a un rival que no es nada del otro mundo, pero que no ha concedido atrás y ha aprovechado un regalo en forma de penalti –cuatro en seis partidos, tres indiscutibles– para embolsarse los tres puntos (1-0).

Tanto Imanol Alguacil como Jagoba Arrasate han optado por modificar notablemente sus onces de salida respecto a su encuentro anterior. El de Berriatua revolucionaba el equipo con ocho caras nuevas, entre ellas la del exblanquiazul Robert Navarro, mientras que el de Orio cambiaba ‘solo’ a la mitad de sus jugadores de campo.

En defensa, Aihen relevaba al lesionado Javi López en el lateral izquierdo, mientras que en el derecho Aritz daba descanso a Aramburu. En el centro Turrientes ha entrado para desplazar a Sergio Gómez a una banda –aunque el catalán tendía al centro–, con Barrene por la otra, sentando a Becker y Kubo. Finalmente, Oyarzabal ha salido en punta por Sadiq.

La gaseosa le ha durado a la Real unos 10 minutos, con un disparo de Sergio Gómez y un intento de vaselina de Barrene ante la titubeante salida del meta bermellón.

La presión alta no era tan efectiva como contra ante el Madrid, porque los locales no tenían empacho en golpear largo y además ganaban muchos de esos segundos balones para instalarse en campo rival. Y en ataque estático es complicado hacer daño a un ritmo tan espeso como el que imprimía la Real. 

Con los donostiarras desactivados, el Mallorca daba el primer aviso sería en un córner que Zubeldia salvaba cuando Larín ya se relamía.

Manos despegadas

Dominaban los isleños, y cuando el balón ronda el área cualquier cosa puede suceder. Así, pasada la media hora, Barrene iba a tapar un tiro de Samu Costa con las manos a la espalda, pero al girarse despegaba los brazos y el balón impactaba en su mano. Otro penalti regalado, otro gol en contra sin que el rival haga gran cosa, porque Abdón Prats no ha fallado (1-0, 34’).

Hasta el descanso la Real ha sido un zombie que reclamaba a gritos una transfusión. Imanol ha acudido a su samurái de cabecera y Kubo ha entrado por Sergio Gómez para ensanchar el campo.

La Real parecía ganar algo de chispa, aunque el susto lo ha dado Larín con un testarazo que ha mandado a la red y que ha sido anulado porque tenía adelantada la uña del pie.

Odriozola, Marín y Oskarsson saltaban al verde por Aritz, el amonestado Turrientes y un Oyarzabal que regresaba tras su lesión de tobillo, generoso en el esfuerzo pero irrelevante en ataque. Jagoba respondía cambiando a su dupla atacante, Muriqi y Asano por Larín y Prats.

El decorado se mantenía inalterable, y el empate ya parecía un botín más que apetitoso. Ni eso. Una cabalgada de Oskarsson y un tiro de Sucic son un rácano bagaje para aspirar a nada. Cuarta derrota en seis partidos y la sensación, con el calentón en el cuerpo, de que lo del Madrid fue un espejismo. Nervios.