«A medida que me hago viejo, me doy cuenta de que la vida es circular»
Si alguien sabe qué es el cine vasco este es el deustuarra Ernesto del Río: director del Festival de Cine Documental y Cortometraje de Bilbo - Zinebi entre 2000 y 2017, también de la Bilbao Bizkaia Film Commission, con la película que estrena hoy en Zinemira, ha dirigido ya cinco largometrajes.

Con ‘Este mundo que no te da nada’ Ernesto del Río ha hecho, y lo dice así, «lo que me ha dado la gana». Para algo se ha autoproducido esta película fronteriza y la ha rodado con amigos; algunos de su edad, otros jóvenes. Y esto tiene una explicación: una forma de hacer que le viene de Zinebi. También viene de ese bagaje que nos proponga un viaje entre los años 70 y la actualidad, entre aquel Bilbo y esta La Habana, entre aquella clase obrera que se sentía proletariado y la gente que vive en esta ciudad de servicios, entre la ficción y la realidad...
Continuidad de ‘Valeria descalza’ (2011), es una curiosa película que te guía, como por una novela y siguiendo a una voz en off, por imágenes, como se suele decir, de ayer y de hoy: fotografías periodísticas reales, material de archivo propio, imágenes actuales de un Bilbo espectacular...
No sé si esta película es autobiográfica. ¿Lo es?
Hasta cierto punto, sí. Lo que pasa es que yo no hago una autoficción: utilizo elementos míos y de otra gente para componer este retrato poliédrico de dos generaciones. Porque la propia película es una alianza de treintañeros y sesentones, cosa que yo aprendí en Zinebi. Laboralmente, siempre ha sido una relación muy relacionada con la juventud, que me ha venido bien, porque, al final, la película no deja de ser una expresión de lo que yo he aprendido en Zinebi viendo durante 17 años muchas películas del mundo, de cine no comercial y de muy difícil acceso, porque entonces no había plataformas. Yo, si no hubiese estado en Zinebi, no hubiera visto nada de esto.
«A la gente que viene aquí a rodar le da igual la ciudad, la usa como un decorado. Vienen por el dinerito de las ayudas y punto. Yo filmo la ciudad con otra mirada de bilbaíno»
Se hace difícil definir el género de esta película, porque está en la frontera. ¿Qué parte es ficción y cuánto hay de documental?
De ficción son trozos pequeños de películas que yo rodé con 35 mm y super 8, pero todo lo demás es documental. Mayoritariamente, es una película documental con partes de ficción y lo que hacemos es superponer una capa narrativa novelesca. Yo pensaba cuando lo hacía en Javier Marías, del que soy muy devoto, en ese mundo suyo en el que, de repente, se va por aquí, luego por allá y regresa después a la trama central.
Aquí hacemos algo de eso, aunque la trama central es la búsqueda y la vuelta a Bilbao del protagonista para reencontrarse con esta mujer que perdió de vista hace muchos años. Se cruza en su vida una chavala que es joven y que él va a descubrir que vive en la casa de aquella mujer
La ha rodado con actores amateurs.
No hay actores profesionales, y los personajes, algunos, tampoco están en pantalla. Al final hacemos ese juego con el reencuentro, porque, a medida que me voy haciendo viejo, me doy cuenta de que la vida es circular, es producto de encuentros y desencuentros con gente que ha formado parte de tu vida y reaparece... Ahí hay unos círculos subterráneos. Con la edad que tengo, el círculo se va cerrando.
Yo diría que es una historia de amor frustrado entre personas, pero también entre ciudades, ¿no?
No deja de ser un homenaje a Bilbao y a La Habana y a la gente que vive en ambas ciudades. Eso para mí es lo que más emoción me provoca.
Bilbo parece aquí una ciudad muy cinematográfica.
Lo es. Fue una ciudad muy cinematográfica en la época industrial y el Bilbao actual tiene que definir un poco qué ciudad es. Era un modelo de ciudad fuertemente caracterizada por la industria, por las fábricas y por la clase obrera. Todo ese mundo que yo conocí de niño ya no existe.
Aquel Bilbo gris se está convirtiendo en una ciudad de rodajes. En esto usted tuvo algo que ver.
Cuando surgió Bilbao Bizkaia Film Commision no era lo que es ahora, claro. No había el dinero que hay ahora, no había series... lo que pasa es que a la gente que viene aquí le da igual la ciudad, la usa como un decorado. Es lo que hace Netflix, parecen todas las ciudades iguales. En la serie ‘Intimidad’, por ejemplo, es una ciudad que no quieren que se sepa dónde es. Vienen por el dinerito de las ayudas y punto. Yo filmo la ciudad con otra mirada de bilbaíno.

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