Procesión de San Fermín Txikito.
Procesión de San Fermín Txikito. (Iñigo URIZ | FOKU)
Dantzaris de Duguna bailan durante la celebración de San Fermín Txikito.
Dantzaris de Duguna bailan durante la celebración de San Fermín Txikito. (Iñigo URIZ | FOKU)
La Comparsa de gigantes y cabezudos ha tomado parte de las celebraciones.
La Comparsa de gigantes y cabezudos ha tomado parte de las celebraciones. (Iñigo URIZ | FOKU)
La Comparsa de gigantes y cabezudos ha tomado parte de las celebraciones.
La Comparsa de gigantes y cabezudos ha tomado parte de las celebraciones. (Iñigo URIZ | FOKU)
 Dantzaris de Duguna bailan durante la celebración de San Fermín Txikito.
Dantzaris de Duguna bailan durante la celebración de San Fermín Txikito. (Iñigo URIZ | FOKU)
Procesión de San Fermín Txikito.
Procesión de San Fermín Txikito. (Iñigo URIZ | FOKU)
 Dantzaris de Duguna bailan durante la celebración de San Fermín Txikito.
Dantzaris de Duguna bailan durante la celebración de San Fermín Txikito. (Iñigo URIZ | FOKU)
Procesión de San Fermín Txikito.
Procesión de San Fermín Txikito. (Iñigo URIZ | FOKU)
Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

Alde Zaharra saca a pasear a San Fermín Txikito

Las fiestas de San Fermín Txikito han continuado este domingo con la procesión de la figura del santo que se guarda en la Iglesia de San Fermín de Aldapa. La procesión ha contado con la actuación de los dantzaris de Duguna.

Dantzaris de Duguna bailan durante las celebraciones de San Fermín Txikito.
Dantzaris de Duguna bailan durante las celebraciones de San Fermín Txikito. (Iñigo URIZ | FOKU)

San Fermín es un santo curioso. Está lleno de contradicciones. No existió y, sin embargo, hay un montón. Este domingo el que ha salido a la calle es el San Fermín de Aldapa, más conocido en la ciudad como el San Fermín Txikito. 

Más que «txikito», quizá sea el mediano. Queda a medio camino que el grande, que está en su capilla junto a San Lorenzo y al que se han adosado huesos de distintos cadáveres, y el más pequeño de todos, que es al que le cantan los corredores del encierro.

Ojo, si alguien sube hoy por Santo Domingo y viera una figurita en la hornacina, debe saber que ese no es el verdadero San Fermín al que cantan los corredores del encierro, sino una réplica. El auténtico San Fermín se guarda en una casa particular y solo se coloca en su sitio durante las fiestas de la ciudad. 

Siguiendo con esto, San Fermín de Aldapa es el patrón de las fiestas de Alde Zaharra de Iruñea. En esto se diferencia del San Fermín grande, que no es el patrón de Iruñea.

San Fermín es copatrón de Nafarroa. El obispo imaginario fue patrón único de Nafarroa hasta que, vista la popularidad que alcanzó Francisco Javier de Jaso, tuvo que compartir ese honor. No mucho después, San Francisco Javier le acabaría robando el protagonismo del todo y actualmente el Día de Nafarroa es el 3 de noviembre, día en que murió San Francisco Javier en 1552. 

En realidad, el patrón de Iruñea es San Cernin, quien se supone que bautizó a San Fermín en las aguas del río subterráneo que cruza la calle San Nicolás y que, en su día, utilizaba el Bar 64 para criar cangrejos en su bodega, que luego servía en cazuelicas.

Bueno, el caso es que la figura mediana de San Fermín salió ayer por ser el domingo más cercano al 25 de septiembre que –otra pirueta más– se supone que el día de San Fermín, pues se conmemora su martirio (falso, pues como se recordará no existió) en Amiens. 

El cambio de fechas de 1591

El día dedicado a San Fermín fue modificado por una razón muy pragmática que se ha podido comprobar este fin de semana. La última semana de septiembre, en Iruñea suele llover y hacer frío. Esto fue lo que alegaron los ciudadanos de Iruñea, hartos de tener las fiestas pasadas por agua, en una carta enviada a la Santa Sede en 1590, logrando así enternecer al Sumo Pontífice de la época, que cambió la fecha al 7 de julio para el año siguiente. 

Dicen los más santurrones, que se eligió esa fecha por el sentido cabalístico que tiene el número 7 y que quedaba muy bien eso de que fuera el día 7 de julio, que es el séptimo mes. Quizá engañaron al Papa con esos argumentos, pero a nadie se le escapa que, en esa semana, en Iruñea ya se celebraba la mayor parranda del año: sus ferias francas. 

Arrancando con el día de San Juan (esto es, con el solsticio de verano) en Iruñea se celebraban desde 1324 unas ferias donde no había que pagar impuestos. Esta fecha pillaba a los agricultores con la cartera (en la medida de lo posible) relativamente llena por la cosecha y la capital navarra se llenaba de mercaderes, feriantes, buscones de toda índole y pellejos llenos de vino. Casi como ahora, vaya, aunque sin el uniforme blanco y rojo. 

Así, el San Fermín que ha salido de paseo este sábado es la rémora de aquella celebración original del martirio imaginario en Amiens del obispo inexistente que no es patrón de Iruñea, pero sí de su barrio más antiguo. 

Sea como fuere, esta mañana no cabía un alma más en el vermú.