
Israel prepara su ataque a Irán y va a cumplir un año de la ofensiva que ha devastado Gaza y aniquilado a parte de su población pasando por encima de cualquier norma internacional, a la vez que arrecia sus bombardeos en Líbano.
Después de que el viernes matara al menos a 25 personas y tras más de una docena de ataques durante la noche, las llamas seguían saliendo por la mañana de los edificios afectados, algunos de los cuales se derrumbaron, mientras los vecinos intentaban rescatar apresuradamente algunas pertenencias.
A mediodía más bombardeos sacudieron los suburbios del sur, concretamente los barrios de Burj al Barajneh y Ain al Sikka.
El Ejército israelí ordenó de madrugada un nuevo desalojo de diferentes puntos de esta zona, conocida como Dahye, que ha bombardeado durante seis días consecutivos.
En el sur del país, uno de los objetivos fue la mezquita aledaña al hospital Salah Ghandour de Bint Jbeil, a unos cinco kilómetros de la frontera, con la excusa de que escondía un centro de mando de Hizbulah, habitual cuando Israel ataca infraestructura civil.
Nueve trabajadores del hospital resultaron heridos y el centro tuvo que ser evacuado. Al menos cuatro hospitales en el sur del Líbano ya han cesado sus operaciones debido a los combates y el resto se encuentran completamente saturados.
A la vez que extienden estos ataques, sigue golpeando a dirigentes y comandantes de Hamas y Hizbulah. Ayer mató a dos altos cargos de Hamas. En el primer caso fue en un ataque en un campo de refugiados de Trípoli, el primero de las fuerzas israelíes contra esta ciudad desde la guerra de 2006. Junto a Said Alaa Naif Ali, alto cargo de las brigadas Al Qasam, murieron también tres de sus familiares.
En otro ataque, mató a Muhammad Hussein Ali al Mahmud, que formaba parte de la autoridad ejecutiva de Hamas en Líbano.
También la dirección de Hizbulah se ha visto de nuevo golpeada. El partido-milicia daba cuenta de que seguía sin noticias de Hashem Safieddine, un miembro de muy alto rango de la organización, primo y potencial sucesor al frente del movimiento de Hassan Nasrala. Perdió el contactó tras el ataque del viernes, pero los constantes bombardeos israelíes impiden llegar al lugar a recuperar los cuerpos de las víctimas.
Su nombre empezó a conocerse como posible sucesor, más después de que Israel matara a Nasrala.
Para el analista de Al Jazeera Marwan Bishara, Israel demuestra que es capaz de «dar un golpe tras otro» y «que existe una brecha de Inteligencia en lo que respecta a Hizbulah, lo que permite a Israel localizar y atacar a un líder tras otro», recordando la detonación de dispositivos de comunicación, la muerte de casi toda su dirección, incluido Nasrala, y ahora aparentemente de su sucesor.
Hizbulah resiste
Con el reto de reconstruir en esas condiciones la organización y las comunicaciones entre sus mandos y combatientes, Hizbulah sigue haciendo frente a la invasión israelí. Ayer lanzó al menos 90 cohetes. Entre sus objetivos se encontraban la base aérea de Ramat David, cerca de Haifa, a unos 45 kilómetros de la frontera, y una industria militar en Acre.
Además, respondió a dos intentos de avance de las tropas israelíes hacia el perímetro de Oddaisseh, donde se produjeron combates y afirmó haber causado bajas. La localidad de Oddaisseh, pegada a la frontera, fue la primera en la que se registraron combates al inicio de la invasión en la madrugada del martes.
Además, un número indefinido de cohetes impactaron en un edificio en la localidad árabe de Deir al Asad, a unos 20 kilómetros de la frontera, provocando tres heridos leves. No hubo una reivindicación específica, aunque las milicias proiraníes de Irak asumieron ataques contra «tres objetivos vitales» en la zona.
Plan para atacar Irán
Israel ha provocado ya la muerte de 2.000 personas y 9.600 heridos en el último año, y ha forzado el desplazamiento 1,2 millones -Acnur estima que más de 200.000 personas han abandonado el país hacia Siria desde el comienzo de la invasión-. Mientras tanto, estudia con sus aliados el anunciado ataque contra Irán. Para coordinarlo, el jefe del Comando Central de Estados Unidos, el general Michael Erik Kurilla, llegó ayer a Israel. El Ejército israelí insistió en que el ataque será «serio y significativo», como respuesta a unos 180 misiles balísticos lanzados por Irán el pasado martes, que alcanzaron bases militares y dejaron una víctima mortal, un palestino en Jericó.
Entre los posibles objetivos se encuentran las instalaciones petrolíferas iraníes, algo de lo que EEUU afirma intentar disuadir a Israel. «Si estuviera en su lugar, pensaría en otras alternativas distintas a atacar los campos petrolíferos», aseguró el presidente de EEUU, Joe Biden.
Su predecesor y candidato republicano a sucederlo, Donald Trump, en cambio, sugirió ataques a las instalaciones nucleares, coincidiendo con algunas posturas en Israel.
El papel de EEUU en los ataques a Gaza, Líbano e Irán parece ir más allá del mero apoyo militar y diplomático al régimen israelí, aunque deja la duda de quién presiona a quién.
Uno de los más destacados asesores de la Casa Blanca desmintió ayer que Washington diera su aprobación para invadir el sur de Líbano, tal como aseguran medios tanto estadounidenses como israelíes.
Por su parte, el ministro de Petróleo de Irán, Mohsen Paknejad, afirmó que no está preocupado ante un posible bombardeo israelí contra las instalaciones petroleras. El ministro visitó la ciudad de Asaluye, en la provincia de Bushehr, donde se encuentran gran parte de las refinerías y complejos petroquímicos.
La Guardia Revolucionaria de Irán advirtió el viernes de que golpeará la industria energética de Israel en caso de un ataque a esos objetivos. «Si el régimen sionista comete un error, atacaremos todas sus fuentes de energía, estaciones, refinerías y campos de gas», afirmó.
A su vez, el presidente sirio, Bashar al Assad, se reunió en Damasco con el ministro de Exteriores de Irán, Abas Araqchi, con el que abordó la cuestión de cómo detener la agresión israelí contra Líbano y la importancia de brindar apoyo a los libaneses.
Sin respiro en Gaza
En Gaza continúa el terror ya cotidiano. Al menos 12 personas, incluidos niños, murieron en los ataques israelíes durante la noche sobre viviendas de la familia Karayaa y Alian en el campo de refugiados de Nuseirat, en el este de Bait Hanun, el este de la ciudad de Gaza y la escuela Ahmed Elkard de Deir al Balah.
El Ejército israelí además ordenó más evacuaciones forzadas de la población palestina en múltiples sectores del centro de la Franja, concretamente en Nuseirat y Bureij, ante el comienzo inminente de bombardeos «con fuerza».

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