
Recién cumplidos los cien días en el cargo, el consejero de Salud de Lakua, Alberto Martínez, ha mantenido este lunes un encuentro informativo con los medios para exponer lo que ha dado hasta ahora el debate en el seno de la Mesa para el Pacto Vasco de Salud, explicar la metodología y estructura de ese foro y detallar los objetivos que se ha marcado. El primero, muy claro, salir de la segunda reunión, este miércoles, con un amplio consenso en torno al diagnóstico sobre el sistema sanitario de la CAV y cerrar de esta forma la primera fase de las cuatro que comprende el Pacto: Diagnóstico, Principios, Estrategias y Gobernanza.
En este sentido, tras presentar a los periodistas acreditados el documento sobre el diagnóstico elaborado por su Departamento, en la línea de lo expuesto el 20 de setiembre en la Comisión de Salud del Parlamento, el consejero ha concretado que en esta primera fase han recibido hasta mil páginas en aportaciones «muy diversas» por parte de los partidos, sindicatos y organismos representados en la Mesa, donde ha encontrado una «actitud propositiva» y una «voluntad de trabajo extraordinaria».
Martínez ha concretado los niveles de interlocución que han mantenido en esta primera etapa, ha apuntado que la Mesa es «respetuosa» con los otros foros que existen, en concreta la Mesa Sectorial y la Comisión de Salud del Parlamento y ha explicado que los acuerdos que se adopten, si es el caso, en el seno del Pacto Vasco de Salud serán remitidos a la comisión parlamentaria.
Las dificultades, en la estrategia
En su intervención también ha señalado que aceptar las conclusiones consensuadas en cada fase es condición necesaria para que un agente participe en la siguiente –en términos generales, puede haber discrepancias puntuales–, ya que, según ha enfatizado, «si alguien no está de acuerdo en el diagnóstico no puede estarlo en la estrategia».
Precisamente, el consejero ha reconocido que si bien no prevé grandes dificultades en las dos primeras fases del trabajo de la Mesa, sí que podrían encontrarse con «mayores dificultades para consensuar» en la tercera, la que hace alusión a la estrategia.
A este respecto, para hacer más llevadero el trabajo y más viable la opción de alcanzar acuerdos, han optado por dividir esa fase en seis partes, que abordarán asuntos concretos como las demandas de la ciudadanía; la calidad y seguridad del servicio; la situación de los y las profesionales; la información; el carácter del sistema sanitario como generador de valor; y las infraestructuras.
También ha augurado que la política de personal y los elementos asistenciales concitarán gran parte del debate y probablemente el más controvertido, aquel en el que tocará «remangarse la camisa».
Algo más que matices
Con todo, aún queda camino para llegar a ese estadio, y de momento Martínez ha insistido en su confianza en pasar con solvencia el primer capítulo. ««Somos optimistas», ha indicado, asegurando que «tenemos una base ancha de acuerdo y creemos que va a ser también una base sólida para enfrentarnos a las siguientes fases».
Otros agentes, sin embargo, han mostrado este mismo martes algo más que matices a esa visión optimista de lo que hasta el momento ha deparado la Mesa y del diagnóstico realizado. El sindicato LAB, por ejemplo, ha considerado en rueda de prensa que el diagnóstico inicial compartido por el Gobierno autonómico presenta «evidentes lagunas», de modo que, entre sus aportaciones ha solicitado que se adopten medidas para revertir privatizaciones en Osakidetza, garantizar la calidad en la Atención Primaria, aplicar políticas de personal adecuadas y proteger los derechos lingüísticos.
«En los últimos años el servicio que presta Osakidetza ha empeorado porque no se han llevado a cabo las políticas públicas de las que precisa un sistema público de salud sólido», ha lamentado Jessica Gondra, integrante de la sección sindical de Osakidetza, quien ha criticado, asimismo, que en estos años «el sistema público se ha ido debilitando y el privado se ha fortalecido».
«A día de hoy la plantilla es insuficiente, no es estable y trabajar en ciertos ámbitos no es nada atractivo. Esto ha llevado a la Atención Primaria, que es la base del sistema, a una situación de colapso», ha insistido, mientras que el responsable de la Federación de Servicios Públicos de LAB, Xabier Ugartemendia ha censurado que «el Gobierno plantea un Pacto de Salud sin aclarar que éste debe ser público».
A juicio de LAB, «este debería ser un Pacto por un Servicio Público de Salud Fuerte», de modo que ha propuesto integrar conceptos como un sistema sanitario universal, la mejora de la calidad, el fortalecimiento de lo público, el impulso a la publificación, la participación ciudadana, la promoción y prevención de la salud, la euskaldunización del servicio y la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores y las trabajadoras».
Por otra parte, y dentro del mismo Parlamento, el representante de Sumar, Jon Hernández, ha advertido de que el consenso en torno al Pacto Vasco de Salud aún está «lejos de existir. «Todavía no hay bases para ningún pacto de nada», ha advertido Hernández, quien, en tono de reproche, ha reclamado que «nadie utilice» la voluntad de diálogo de su grupo en torno a esta materia «para vender pactos o consensos que todavía no existen».
Propuestas rechazadas
Lo cierto es que, más allá de lo que se debata y acuerde, o no, en esa Mesa, la situación del sistema público de salud sigue siendo un elemento de controversia en el Parlamento, donde periódicamente salen a relucir las diferentes posiciones que mantienen los grupos.
Esta mañana, por ejemplo, PNV y PSE han rechazado sendas propuestas de EH Bildu para implantar una estrategia de atención ante paradas cardíacas y atender con equidad a las mujeres en todas sus fases biológicas, porque, ha señalado la parlamentaria soberanista Rebeka Ubera, «hoy sigue faltando una adecuada integración de la perspectiva de género en la atención y, como consecuencia de ello, en el caso de las mujeres se mira sobre todo a los procesos reproductivos».
La representante de EH Bildu ha reclamado una mirada integral y en ese sentido ha propuesto que, además de aumentar la plantilla de matronas, asuman más funciones, ya que en la actualidad «están vinculadas casi en exclusiva a la atención de los partos».
En lugar de esta iniciativa, ha salido adelante una enmienda acordada por el PNV, el PSE y el PP, en la que se insta al Gobierno de Lakua a «seguir invirtiendo recursos» en el ámbito de la prevención y la promoción de la salud, «garantizando la perspectiva de género e la atención sanitaria en todas las fases biológicas».
Ubera también ha defendido la propuesta, igualmente rechazada por los socios de gobierno, de implantar una estrategia de atención ante paradas cardiacas, ya que, según ha concretado, «en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa se producen alrededor de 75 paradas cardiacas al mes fuera del hospital y, pasado un año, sólo el 8% de las personas que sufren esta patología están vivas». Son, ha advertido, resultados «manifiestamente mejorables si se desarrolla una estrategia completa de atención a las paradas cardiacas, algo que Dinamarca y Noruega, por ejemplo, hacen desde hace tiempo con resultados mucho mejores que los nuestros».

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