Paula Bernabéu (Efe)

«Los borraron a todos»: más de 1.800 muertos tras un mes de cerco

Desplazado ya cuatro veces, Abu Nasser sobrevivió a uno de los bombardeos más duros del asedio israelí que en un mes ha matado a más de 1.800 gazatíes en el norte de la Franja, desmantelado tres hospitales y agravado la crisis humanitaria que asola el enclave. Pero perdió a casi toda su familia.

Una mujer llora en el hospital Nasser, tras ver los cuerpos de sus familiares muertos en un bombardeo israelí.
Una mujer llora en el hospital Nasser, tras ver los cuerpos de sus familiares muertos en un bombardeo israelí. (Bashar TALEB | AFP)

Los han borrado a todos», lamenta Mohamed Nabil Abu Nasser, que perdió a toda su familia, salvo su mujer e hijos, en uno de los bombardeos más duros de Israel en Beit Lahia desde que comenzó su asedio contra el norte de Gaza, que ha matado a más de 1.800 gazatíes, desmantelado tres hospitales y agravado la crisis humanitaria que asola el enclave.

«Llamé a mis vecinos para que me ayudaran y usamos cuatro carros tirados con burros para apilar los cuerpos de mi familia y los de otros desplazados que estaban en la casa», asegura a Efe. Abu Nasser es uno de los supervivientes del ataque contra un edificio de cinco plantas en el que murieron al menos 93 personas, según Sanidad, si bien los vecinos dicen haber enterrado 117 cadáveres.

Entre 75.000 y 95.000 personas permanecen aún en el área asediada, según la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (Unrwa), sometidas a constantes desplazamientos forzosos a fin de evitar los ataques aéreos y de la artillería israelí, que azotan especialmente las ciudades de Beit Lahia y Yabalia.

Solo en Yabalia y su campamento de refugiados, en torno a 70.000 personas se han visto obligadas a desplazarse dentro del cerco militar o un poco más al sur, hacia la ciudad de Gaza, aseguró Juliette Touma, directora de comunicación de la Unrwa.

Hussein, de 29 años, explica en mensajes de texto cómo a lo largo de este mes ha tenido que desplazarse cuatro veces con toda su familia. Ahora se encuentra en la ciudad de Yabalia, pero hasta el pasado miércoles estaba en Beit Lahia.

«La última vez que nos movimos de un lugar a otro [fuerzas israelíes] destruyeron la casa en la que habíamos estado. Hubo unos 19 muertos», lamenta y recuerda que desde que abandonaron esa vivienda hasta que se produjo el ataque pasaron solo cuatro horas.

El pasado 6 de octubre, Israel ordenó evacuar sus casas a la población del norte de la Franja bajo el pretexto de que los milicianos de Hamas trataban de reagruparse en la zona, si bien un día antes ya estaba bombardeando Yabalia. Ese domingo comenzó su ofensiva terrestre con tanques e infantería.

Se trata de la tercera incursión terrestre de las tropas israelíes en Yabalia, pues el Ejército ya había dado por «neutralizados» en esta área a los milicianos de Hamas hasta en dos ocasiones. Desde entonces, más de 1.800 personas han muerto y otras 4.000 han resultado heridas, según datos de la Oficina de medios del Gobierno gazatí.

Servicios médicos colapsados

El cerco militar israelí también ha puesto al borde del colapso a los hospitales del norte: el Kamal Adwan, el Indonesio (ahora fuera de servicio) y el Al-Awda. Todos ellos han sufrido ataques contra sus instalaciones y, en el caso del Kamal Adwan, la detención de más de 40 de sus médicos y pacientes.

El domingo, su director, Hussam Abu Safiya, alertó de que la mayoría de los 120 pacientes necesitan operaciones urgentes, pero nadie puede asistirlos por la falta de personal especializado y porque el Ejército no permite la llegada de ambulancias.

El director en funciones del hospital Al-Awda, Mohammed Salha, denunció también cómo las fuerzas armadas destruyeron sus dos únicas ambulancias y forzaron la evacuación de sus conductores a Ciudad de Gaza. Incluso los equipos de la Defensa Civil, encargados de rescatar a heridos y cadáveres entre los escombros, denuncian que llevan 13 días sin poder trabajar en el norte a causa de la ofensiva.

A todo ello se suma una cada vez más grave crisis humanitaria, marcada por la casi ausencia total de llegada de alimentos y ayuda humanitaria al norte. Una residente indicó que los precios de los productos frescos se han vuelto desorbitados para una población, en su mayoría, desempleada y sin ingresos. «Vivimos a base de comida en lata y carbohidratos como arroz o pasta», aseguró. Según datos de la ONU, solo 990 camiones de ayuda entraron en la Franja en octubre, el número más bajo en todo el año. En una carta de la Casa Blanca el pasado 13 de octubre al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, EEUU exigía una mejora y la entrada de 350 camiones diarios, algo que Israel no ha cumplido.

«Sinceramente, no sé cómo los gazatíes, especialmente los del norte, seguimos sobreviviendo. Lol», ironiza en sus mensajes esta palestina.