
Cientos de personas se han concentrado este miércoles por la tarde en las escalinatas del Consistorio bilbaino para pedir a las instituciones que se dejen de promesas y adopten decisiones que saquen del casco urbano a Sader, empresa que trata residuos peligrosos, y a la planta de fertilizantes Profersa, que periódicamente emiten malos olores que provocan molestias. Durante la protesta se han repetido consignas como «queremos soluciones, no autorizaciones», «aire limpio en nuestros barrios» y «Sader-Profersa kanpora».
La plataforma vecinal que exige el traslado de ambas empresas ha recogido ya más de 4.000 firmas demandando al Ayuntamiento y al Ejecutivo de Lakua que acaben con el «atropello» que sufren «desde hace más de 15 años».
Cansados de promesas, y después de que la semana pasada detectasen niveles altos en amoniaco en equipos instalados por el propio vecindario, han vuelto a interpelar a los responsables institucionales. No ha sido la primera vez y estiman que no será la última, dada la falta de «voluntad política» de las administraciones.
«Nos ahogamos respirando basura cada día», han denunciado, mientras no se materializa la promesa de que ambas plantas son trasladadas definitivamente. Es más, han advertido de que a Zorrotza siguen llegando cientos de camiones con residuos peligrosos a la planta de Sader –«a la vieja cafetera»–, al tiempo que el Ayuntamiento permite que se construyan cientos de viviendas en la otra orilla del Ibaizabal, en el que han definido como «Manhattan bilbaino», en referencia al desarrollo inmobiliario en Zorrotzaurrre.
Un 40% más de residuos para Sader
El enfado sigue creciendo después de que el Gobierno autonómico haya autorizado a la última industria potencialmente contaminante radicada en el núcleo urbano de Bilbo a que gestione un 40% más de residuos. Este permiso, apuntan, llega cuando desde Lakua han reconocido que Sader superó en 967 toneladas el límite que tenía el año pasado.
Es el segundo año consecutivo en que la planta supera los límites que fija la Administración sin consecuencias. En 2022, Sader procesó 86.327,84 toneladas de residuos peligrosos cuando el Ejecutivo le había dado permiso para 79.140 toneladas, además de 42.000 toneladas de residuos no peligrosos, lo que supone un 9% más de producción.
«En lugar de tomar medidas para impedir que se superen los límites establecidos en las autorizaciones, según hemos tenido conocimiento por la prensa, el Gobierno Vasco ha ampliado la capacidad de tratamiento de residuos peligrosos en una cantidad de 30.000 toneladas adicionales de aguas tóxicas de vertedero, baños ácidos y todo tipo de basuras peligrosas», han criticado desde la plataforma que agrupa a una veintena de colectivos.
Han denunciado la falta de transparencia a la hora de consultar los expedientes referidos a estas empresas emplazadas en Zorrotza.

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