PNV, Junts y PP han puesto en marcha dos maniobras diferentes que ponen en serio riesgo el proceso de aprobación de diversos impuestos y tasas que entre otras cosas conllevaría el mantenimiento del impuesto a las energéticas. Así lo acordó el Gobierno español con EH Bildu, ERC y BNG pero las formaciones de derechas no están de acuerdo y vienen desplegando diferentes estrategias contra ello.

Parte del problema estriba en que el Ejecutivo Sánchez ha alcanzado consensos radicalmente diferentes en torno a esta cuestión. Así, primero pactó con el PNV que ese impuesto decayera el 31 de diciembre, pero ante la constatación de que no tendrían mayoría para ello se decantó por su continuidad junto al ala izquierda de las formaciones que apoyaron la investidura.

Este miércoles está prevista una reunión en el Ministerio de Hacienda para abordar esta cuestión, por iniciativa de Podemos, pero este martes el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, ha avanzado que no piensan asistir.

En conversación con periodistas en el pasillo del Congreso, Esteban ha explicado que su formación no apoyará la continuidad del gravamen actual, alegando que al no ser un impuesto propiamente dicho no tiene encaje su traspaso a la CAV o en el marco del concierto económico.

El PNV no acudirá a la reunión prevista este miércoles para abordar la continuidad del impuesto a las energéticas, impulsada por Podemos

Contrariamente a lo afirmado por Esteban, el acuerdo con las fuerzas de izquierda prevé dirigir toda la recaudación a las comunidades autónomas y concertarlo con las haciendas forales de la CAV y Nafarroa, según se anunció el 18 de noviembre.

Según Esteban, además, el PNV no se siente obligado a tomar parte «en las urgencias de Podemos de trasladar una imagen para justificar su apoyo irreversible a un paquete fiscal».

En este paquete fiscal se incluyen diferentes cuestiones: la tasa a las multinacionales –que debe ser traspuesta a la normativa estatal por mandato europeo–, el impuesto a las energéticas y el impuesto a la banca. El de las energéticas se ha convertido en la materia más espinosa debido a la evidente sintonía de PNV y Junts con las principales empresas, que han jugado fuerte con presiones como las de Josu Jon Imaz (Repsol) amenazando con trasladar inversiones a otros estados como Portugal.

Acuerdo PP-Junts

La derecha catalana también maniobra por su cuenta contra la sintonía de las izquierdas en torno al paquete fiscal. Este martes se ha anunciado un pacto entre PP y Junts para suspender el impuesto eléctrico, lo que ha hecho que PSOE y Sumar aplacen la reunión de la mesa de la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico del Congreso de los Diputados, que debía tramitar esa propuesta.

En concreto, PP y Junts han pactado una enmienda transaccional para suspender el impuesto sobre el valor de la producción eléctrica cuando no exista déficit de tarifa (diferencia entre los ingresos y los costes del sistema eléctrico).

El objetivo, según fuentes del Grupo Popular, es bajar el precio de la factura eléctrica a las familias y empresas.

En concreto, el Grupo Popular logró incorporar la suspensión del impuesto en el informe de la Ponencia del Proyecto de Ley por el que se regula el régimen del comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero.

PP y Junts han alcanzado un acuerdo contra um impuesto que ha proporcionado 407 millones de euros en diez meses a las arcas públicas

Actualmente, ese tributo está fijado en el 7 % y, con la enmienda aprobada a instancias del PP, pasaría a tipo 0.

El impuesto, que había sido suspendido de manera excepcional desde el tercer trimestre de 2021 hasta 2023, ha proporcionado de enero a octubre de 2024 unos ingresos de 407 millones de euros a las arcas públicas, según Hacienda.

El PP se ha mostrado «tremendamente satisfecho» por el acuerdo alcanzado con Junts, al considerarlo un golpe político al Gobierno español.

En todo este río revuelto, el PSOE prefiere destacar que hay tiempo todavía para negociar. Así lo ha dicho su portavoz en el Congreso, Patxi López, este martes, aunque lo cierto es que las posiciones parecen cada vez más difíciles de encajar.

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