Pablo Ruiz de Aretxabaleta
Aktualitateko erredaktorea, nazioarteko informazioan espezializatua / Redactor de actualidad, especializado en información internacional
Entrevista
Teresa Aranguren
Periodista especializada en el mundo árabe

«A los palestinos les queda el arraigo en su tierra y la voluntad de resistir»

La periodista Teresa Aranguren, especializada en el mundo árabe, participó la semana pasada en Gasteiz en unas jornadas sobre derechos humanos en Palestina, en la que se encargó de presentar la realidad histórica del país y las raíces del conflicto.

Teresa Aranguren, periodista especializada en el mundo árabe.
Teresa Aranguren, periodista especializada en el mundo árabe. (Endika PORTILLO | FOKU)

Ha abordado el tema de los derechos humanos. ¿Dónde han quedado los consensos internacionales sobre derechos e instituciones después de ver en Palestina su vulneración diaria y publicitada?

Lo que está ocurriendo en Gaza es tan atroz que no afecta solo al sufrimiento y al intento de exterminio de la población palestina, sino que es también la destrucción de todo el entramado legal que con mucha dificultad y muchas limitaciones se ha ido construyendo en torno a la defensa de los derechos humanos, a las normas que rigen también en las situaciones de guerra.

Todo eso se ha arrastrado por los suelos, se ha destruido en la medida en la que estamos asistiendo diariamente al bombardeo de hospitales, a la destrucción de zonas residenciales, al empleo de armas prohibidas como las bombas de fósforo blanco sin que ocurra nada.

Sabemos que en las guerras habitualmente se viola el derecho internacional, pero lo grave es la manera en que está ocurriendo ahora, con ese descaro, casi alarde, de despreciar el concepto de legislación internacional. Se ha cruzado una línea roja que nos devuelve la imagen de qué tipo de mundo estamos creando, en el que no hay límites a la ley de la fuerza y ahí siempre pierde el más débil, que es la situación en la que está la población palestina hace décadas.

El Gobierno israelí y el sionismo en general son muy conscientes de que están perdiendo el relato, la imagen de representante de los valores occidentales.

¿Se está asumiendo esa atrocidad como algo rutinario que crea menos alarma después de más de un año?

Se ha normalizado la masacre y el genocidio, porque quedan pocas dudas de que lo que están perpetrando el Ejército israelí en Gaza es una ofensiva genocida y que el objetivo es el exterminio. Lo terrible es que está pasando sin que haya reacción de eso que llamamos la comunidad internacional. Hay reacción en la opinión pública. Eso es muy positivo.

«Hay una complicidad evidente de Estados Unidos en el genocidio. A mí, como europea, me indigna más la actitud de los gobiernos europeos»

¿Está disminuyendo esa reacción de la opinión pública en EEUU y Europa?

Posiblemente por cansancio y dado que hay una vergonzosa complicidad evidente de Estados Unidos. A mí como europea me indigna más la actitud de los gobiernos europeos, con diferencias.

No es lo mismo la actitud de del Reino Unido o de Alemania, de complicidad total con Israel que la del gobierno de Irlanda, España o Noruega que aunque deberían hacer mucho más, por lo menos, marcan una dirección un poco diferente.

Pero en este momento la actitud de Europa es vergonzosa, de consentir y en casos ayudar a este genocidio y a que se violen todos los derechos de la población palestina.

Lo que está ocurriendo en Cisjordania es tremendo también. Cada colonia que anuncia el Gobierno israelí es un crimen de guerra que se está anunciando a bombo y platillo y al mismo tiempo un paso más para hacer imposible lo que en teoría Europa y la comunidad internacional apoyaron, que fue la solución de los dos estados porque sencillamente están robando el territorio, Lo tremendo es que puede ocurrir sin consecuencias, con total impunidad.

La impunidad israelí es una de las claves de la atrocidad y de la duración de este conflicto.

¿Qué perspectivas tiene la población palestina?

Lo que no tiene es esperanza, confianza en los países occidentales, en que la comunidad internacional pueda resolverlo en algún momento. Lo que le queda es en el arraigo en su tierra y la voluntad de resistir, que es lo que desde el punto de vista de la solidaridad de organizaciones y sectores sociales, por ejemplo, en Europa, no hay que olvidar nunca. No hay que renunciar mientras ellos no renuncien. Sería abandonarlos. Hay esa voluntad de no dejarse destruir, pero esto a costa de un sufrimiento cotidiano y sobre todo la pérdida de expectativas.

¿Cómo pueden afectar los rápidos cambios en la región y en el nuevo Gobierno de EEUU, dentro de un mes?

Una pregunta que uno puede hacerse, de hecho se lo hacen muchos árabes, es que están haciendo los países árabes. No están reaccionando porque entre otras razones, especialmente los de la zona del Próximo Oriente están en situación catastrófica, a punto de convertirse en Estados fallidos.

Si hubiera que ponerle una fecha a cuándo empieza ese deterioro yo diría que es claramente 2003, la invasión estadounidense y británica de Irak, que tenía como objetivo la destrucción de Irak, que era una dictadura, sin duda, pero con un desarrollo económico y social bastante adelantado comparado con los pueblos de la zona También militarmente era un peligro para Israel. Los países árabes están ausentes y creo que no hay razones para tener perspectivas medianamente optimistas.

Todo lleva al pesimismo si a eso se añade la presidencia de Donald Trump, que básicamente es un racista, con un racismo vinculado a los que él considera que no son, el mundo occidental, los triunfadores; Israel es Occidente, son los triunfadores y más allá de sus vínculos con el sionismo, su visión del mundo es totalmente contraria a defender los derechos humanos. Respecto al tema palestino, todo lo que exija Israel es lo que Estados Unidos hará con creces, con lo cual las perspectivas son muy negativas.

Lo que queda es la confianza en que la historia nunca responde solo a lo planificado. Siempre hay incertidumbre y muchas veces los giros que da la historia casi siempre nos cogen de imprevisto. La realidad se suele escapar de los diseños que se hacen sobre un mapa.

«Es peligrosa la idea de que no se puede hacer nada. Sí se puede hacer, en la medida en la que sepas que tienes limitaciones en el efecto de tus acciones. Eso no nos exime de actuar conscientes de la responsabilidad de Europa en el drama de Palestina»

Entonces, conserva alguna esperanza.

Yo diría que es una esperanza voluntariosa porque no hay que perderla. Moverse en la desesperanza total es dar cancha a quien a quien viola los derechos humanos y conduce a la pasividad, a la inactividad y dejas más indefenso todavía a quien ya está necesitado de ayuda. Es peligrosa la idea de no se puede hacer nada. Sí se puede hacer aunque en la medida en la que no te engañes y sepas que tienes limitaciones que el efecto de tus acciones. Es poco, pero eso no te exime.

Yo creo no nos exime como europeos, por ejemplo de actuar conscientes de la responsabilidad de Europa en el drama de Palestina. El sufrimiento del pueblo palestino desde hace décadas es algo que responde a la geoestrategia dirigida desde despachos en Londres y en Europa.

Por eso preguntaba si el movimiento de solidaridad se está viendo arrastrado por esa decepción.

Posiblemente, hay una especie de cansancio al ver la dificultad cotidiana de luchar por los derechos humanos en Palestina. No hace falta plantearse objetivos más grandes, simplemente defender los derechos humanos, denunciar que hay una parte en los territorios ocupados desde hace tiempo, denunciar que se está cometiendo un genocidio.

Cuando se intenta luchar por todo esto y se da uno cuenta de que los gobiernos no cambian de actitud, está el riesgo de renunciar o de quedarse pasivo ante las dificultades, y eso puede estar pasando en algunos sectores de la de la solidaridad con Palestina.

También hay otro riesgo, convertirse en defensores de la máxima radicalidad. Si la diplomacia no vale para nada, si no hay soluciones políticas aceptables, si no se defiende el derecho, ¿qué es lo que nos queda? La lucha armada, y ese es un terreno en el que siempre va a ganar en Israel, simplemente hay que ver el brutal desequilibrio de fuerzas.

Cuando las situaciones son tan duras alguien solidario debe tener en mente mantener la cabeza fría, no responder en función de sentimientos solo, sino en función de los datos de la realidad, analizando con qué fuerza se cuenta, por dónde se puede avanzar un poco o si no se puede avanzar, resistir. A veces, lo más importante es conseguir elementos para resistir, para no ser destruido.

¿Cómo analiza lo ocurrido en Siria?

Visto a toro pasado, a lo mejor era previsible en el momento que pierde el respaldo de Rusia y de Irán porque ambos están debilitados. Lo que no teníamos en mente es hasta qué punto lo que llamamos fuerzas rebeldes, donde hay una presencia de fuerzas islamistas mayoritaria, son los que dirigen. Tienen un respaldo de Turquía y, vía Turquía, también estadounidense, con apoyo armamentístico y financiero. Que se estaban preparando para esto ha estado un poco fuera de foco y el régimen ha caído como un castillo de naipes. En Afganistán, el régimen cayó tras la desbandada del supuesto Ejército afgano, armado y entrenado por EEUU.

Lo que me sorprende es una visión que me parece ingenua sobre las libertades. No olvidemos que quien ha dirigido esta ofensiva es un grupo que pertenecía a Al Qaeda y que está catalogado como «terrorista».

Ahora mismo nadie es capaz de predecir cómo van a actuar. Han planteado que van a respetar los derechos de las minorías, la cristiana, las chiíes y los kurdos, pero su composición ideológica hace sospechar, y todo eso se suma este clima de estar al borde de convertirse en un Estado fallido que afecta a todos los países de la región.

El régimen de Al Assad dependía de la protección de Rusia; el de Afganistán, de la protección de EEUU. Es decir, la injerencia exterior campa sus anchas y es la que determina que estos Estados vayan en una dirección o se destruyan.