Periodista, especializado en información cultural / Kazetaria, kulturan espezializatua
Entrevista
Carmen Chaplin
Cineasta

«Cuanto más íntimo es el conflicto que estás contando, más universal es su alcance»

‘Chaplin: Espíritu gitano’ es el documental que se hizo con el Premio Zinemira en la última edición de Zinemaldia. Entre sus productores está Basque Films, empresa que ha contribuido a dar forma a este viaje a las raíces de un genio del séptimo arte, comandado por su propia nieta.

La cineasta Carmen Chaplin.
La cineasta Carmen Chaplin. (J. DANAE)

El verdadero protagonista de ‘Chaplin: Espíritu gitano’ es Michael J. Chaplin, el hijo díscolo e inconformista que tuvieron el genial cineasta y su última esposa, Oona O’Neill. Michael siempre tuvo una relación ambivalente con su padre (quien llegaría a dirigirle en ‘Un rey en Nueva York’), pero la necesidad de conocer mejor a su progenitor fue la que le llevó a investigar la genealogía de este en un viaje que fue documentado por sus dos hijas: Carmen en calidad de directora y Dolores como productora del film.

Esta es una película acerca de su abuelo pero, ante todo, sobre su padre y el vínculo del legado. No sé de donde surgió la idea y cómo fue tomando cuerpo.

Sí, efectivamente, el origen de todo este asunto está en mi padre y en su fascinación por la cultura gitana, que creo que fue a más cuando, entre los papeles de mi abuelo, descubrió esa carta misteriosa donde alguien le decía a Charlie que él no había nacido en Londres como se pensaba, sino que lo había hecho en un campamento gitano al norte de Inglaterra. Sobre el descubrimiento de esa carta, mi padre inició una investigación sobre sus propias raíces familiares y mi hermana, Dolores, que es productora, pensó que sería bonito documentar ese proceso de investigación mediante la realización de una película.

«El instinto de supervivencia del Londres victoriano y esa infancia vivida como si se tratase de una novela de Dickens fueron determinantes a la hora de forjar la personalidad de Charlie»

De aquella idea al inicio del rodaje pasaron años y en ese lapso de tiempo yo tuve a mi hija. Fue eso lo que me hizo pensar en la idea del legado y en poner a interactuar a mi padre con mi hija para que, a su vez, le explicase quién fue su bisabuelo a partir de sus recuerdos de infancia.

En este sentido, resulta muy llamativo cómo usa los procedimientos de la llamada ‘historiografía oral’ ¿Fue esa idea de preservar la memoria la que terminó de dar forma al filme?

Sí, de hecho, aunque todo nace de mi padre, él no quería estar presente en la película hasta que le hice ver que él tenía que ser el hilo conductor. Esa investigación que asumió para intentar comprender mejor a su padre a mí me sirvió también para conocer mejor al mío. El propio Charles Chaplin era también reacio a hablar de su madre pero, cuando lo hacía, veías que había influido en él más de lo que él mismo reconocía. Todo ese instinto de supervivencia en aquel Londres victoriano y esa infancia vivida casi como si se tratase de una novela de Dickens, fueron determinantes a la hora de forjar la personalidad de Charlie. Por eso, la película al final es una evocación sobre de dónde venimos.

¿Esa reflexión sobre los orígenes y el legado fue la que le hizo adoptar como argumento esa búsqueda de las raíces gitanas de Chaplin?

Fue también la idea de reivindicar al propio personaje de Charlot porque, cuando una observa sus películas, se da cuenta de que todo su humor y su espíritu subversivo vienen de ahí, de ese carácter inconformista y de esa rebeldía frente al establishment. A partir de ahí, me parecía muy oportuno celebrar la idiosincrasia gitana y su aportación al mundo de las artes en general.

(J. DANAE)

Supongo que de ahí surgieron todas esas conversaciones con otros artistas gitanos que alberga la película.

Sí, porque, además, ¿quién mejor para hablar de lo que aportan al arte esas raíces gitanas que los propios artistas gitanos? Hay muchas películas sobre este tema pero yo quería que fueran ellos mismos los que reflexionaran sobre el concepto de raíz y sobre la influencia que esa búsqueda de las raíces ha tenido en su trabajo.

Resulta curioso, sin embargo, que la mayoría de los descendientes de Chaplin, salvo su propio padre, se muestren tan desdeñosos ante este concepto, prefiriendo definirse como ciudadanos del mundo y poniendo el énfasis en su naturaleza cosmopolita.

Lo que le ocurre a la mayoría de mis tíos es que muchos de ellos ven a su padre como un producto de Hollywood, además, cada uno de ellos nació en un país diferente y terminaron por irse a vivir a Suiza cuando Charlie y su mujer Oona se instalaron allí. Es normal que la mayoría de ellos tengan ese sentimiento cosmopolita y no se sientan concernidos por las raíces gitanas de su padre. Pero yo creo que es algo muy bello tener presente esas raíces, conocer el lugar del que venimos sin que eso nos tenga que llevar forzosamente a una defensa cerrada de esas raíces. En esas tensiones entre la reivindicación del propio legado y la necesidad de abrirnos al mundo hay una contradicción, eso es evidente, pero se trata de una hermosa contradicción.

Esa contradicción también se manifiesta en el hecho de que el humor de Chaplin estando muy vinculado, como usted misma ha comentado antes, a sus raíces gitanas, resulta sin embargo universal y atemporal, hasta el punto de que sus películas de hace cien años siguen disfrutándose hoy igual que entonces.

Porque el dilema en el que se mueve un personaje como el de Charlot es un dilema universal y la historia de mi padre buscando la manera de conectar con su propio padre, que es la que narro en esta película, también es universal. Cuanto más concreto y más íntimo sea el conflicto que estás contando, más universal es su alcance.

«Al observar las películas de Charlot te das cuenta de que todo su humor y su espíritu subversivo vienen de ahí, de ese carácter inconformista y de esa rebeldía frente al establishment»

Esta película es, de hecho, un ejemplo de eso, ¿no? Han participado productoras de distintos países, entre ellos Euskal Herria, lo que le confiere una naturaleza transnacional al proyecto, pero al mismo tiempo cuando lo presentaron en Zinemaldia se hizo con el premio del Cine Vasco.

Sí, y la primera sorprendida fui yo (risas). Pero lo cierto es que en la película han trabajado muchos profesionales del audiovisual vasco, gente maravillosa con un talento inmenso y mucha capacidad para interactuar en mitad de un equipo plurinacional, como el que ha hecho esta película. Respecto al Premio, la verdad es que estoy muy agradecida pero todavía no tengo muy claro qué proyección puede darle a la película, ya que acabamos de estrenarla como quien dice. Aparte, es mi primera película como directora y tampoco sé muy bien qué esperar cuando te dan un premio así. Lo único que deseo es que la película encuentre su público y que pueda verse en muchos países distintos. Imagino que un Festival como el de San Sebastián puede darte esa proyección, pero aún es pronto para saberlo.

Supongo que encontrará ese público habida cuenta de la perdurabilidad del mito de Chaplin. De hecho, no sé si alguna vez se ha sentido presionada por el peso de un apellido tan ilustre.

Creo que esa presión la soportó más mi padre: de hecho, él habla sobre ello en la película. Yo ya pertenezco a otra generación y no he sentido ese peso como lo han podido sentir sus hijos. Cuando alguien es capaz de lograr tanto amor como el que suscitó mi abuelo, lo normal es que absorba mucha luz y esa luz se proyecta sobre sus descendientes. Eso es algo que resulta inevitable y que no es del todo malo, siempre y cuando sepas convivir con lo que significa estar bajo el foco.