La inflación sigue sumando carestía
En 2024, hasta noviembre la inflación ha subido un 2,2% en Nafarroa y un 3% en la CAV, pero en la última década el incremento ha sumado casi un 25%, con los alimentos encabezando el alza. Los salarios, sin embargo, no han crecido tanto, por lo que el IPC sigue encareciendo mucho el coste de la vida.

Las copiosas comidas navideñas se transformarán en algún kilo de más. Seguramente nuestro régimen volverá a la normalidad en enero y es posible que solo engordemos algunos gramos durante ese mes, que se sumarán a los michelines que hemos alimentado durante las Navidades. Mientras nuestro cuerpo no adelgace, todo aumento de peso, pequeño o grande, se acumulará. Y la báscula dará cuenta de la suma de manera inapelable.
Algo similar ocurre con el coste de la vida. Mientras los precios sigan creciendo, la vida seguirá encareciéndose. Solamente cuando la inflación baje, habrá realmente un alivio en el coste de la vida.

Es importante subrayar este carácter acumulativo porque este año los precios no han subido tanto como en años anteriores, lo que puede inducir la errónea idea de que el coste de la vida tampoco ha crecido significativamente. La inflación de este año hay que sumarla a la padecida los años anteriores para examinar los cambios en el coste de la vida.
Las estadísticas recogen que en lo que va de año (hasta noviembre), el IPC ha crecido un 2,2% en Nafarroa y un 3% en la CAV. Suman menos, pero siguen sumando. Considerar un periodo más amplio, por ejemplo, diez años, da una mayor perspectiva de los michelines que se han acumulado.
El Índice de Precios al Consumo entre noviembre de 2014 y noviembre de 2024 muestra un crecimiento similar en la CAV y Nafarroa, un 24% y un 23,5% respectivamente. Un encarecimiento considerable del coste de la vida.
Sin embargo, no todos sus componentes se han comportado de la misma manera. Los alimentos y bebidas no alcohólicas casi han duplicado esa cifra, marcando una subida de un 44,1%. Y este es un rubro importante, especialmente para las familias con menores ingresos, ya que gastan la mayor parte de sus sueldos en alimentos. Esta fuerte subida ha tenido un efecto catastrófico en aquellos hogares que menos ganan, especialmente en el caso de pensionistas y trabajadores precarios.
Por otra parte, a pesar del enorme incremento de los precios registrados en la vivienda estos últimos años, el IPC no recoge una subida tan abultada. Posiblemente, la muestra de la que obtiene los datos del alquiler no sea representativa de la dinámica del mercado.
De hecho, el Índice de Precios de la Vivienda, que también calcula el INE, da un aumento por encima del 50% en los precios de la vivienda en la CAV y en Nafarroa en los últimos diez años. Y los precios de los alquileres suelen seguir la misma tendencia, por lo que hay que pensar que en este aspecto su cálculo no es del todo correcto. El IPC muestra la dinámica general de los precios, pero seguramente esté cargado a la baja; a fin de cuentas, es una referencia clave para determinar un buen número de prestaciones y para negociar las subidas salariales. Nada es neutral.
Precios y salarios
Los precios pueden subir más o menos, pero la carestía de la vida estará siempre en relación con los salarios que reciban las y los trabajadores. Si suben de manera similar al coste de la vida, apenas tendrá efecto. Si, por el contrario, los salarios suben más despacio, eso significa que la vida se encarece. El salario medio estos últimos años ha subido un 18% en Nafarroa y un 16% en la CAV, cinco y ocho puntos menos que la inflación respectivamente, de modo que ha quedado notablemente por detrás de los precios, especialmente en la CAV.
Por otro lado, los salarios medios suelen esconder importantes diferencias, por lo que conviene revisar el salario mediano, que es aquel que está justo en la mitad y marca la línea que divide a la mitad de trabajadores con los sueldos más altos de la mitad con los sueldos más bajos. En Nafarroa ha crecido por encima del salario medio (18,31% frente a 18,17%), empujando la mediana a acercarse a la media, la distribución de los salarios se ha vuelto más igualitaria (hay menos trabajadores que hace diez años que cobran por debajo de la media).
En la CAV, sin embargo, la evolución ha sido la contraria: el salario mediano ha crecido bastante menos que la media (12,72% frente a 16,29%), alejando a la mediana de la media en casi tres puntos y medio (3,4) lo que significa que ha crecido mucho el número de trabajadores que cobra por debajo de la media, que son precisamente a los que afecta con más dureza el aumento del coste de la vida.

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