Kazetaria / Periodista

«Perfora, baby»... pero cuidado con no invertir en renovables

«Perfora, baby, perfora» se convirtió en uno de los principales eslóganes de la campaña de Donald Trump, coreado por miles de seguidores. Lo repitió en la inauguración presidencial y siguió con una docena de órdenes ejecutivas destinadas a deshacer las políticas de Joe Biden y poder contaminar más.

Plataforma petrolera y de gas Esther, frente a Seal Beach, en California.
Plataforma petrolera y de gas Esther, frente a Seal Beach, en California. (Mario TAMA | GETTY IMAGES | AFP)

Ya se sabía que la llegada de Donald Trump iba a ser todo un regalo para las compañías de energías fósiles. No en vano, el nuevo presidente designó para cargos claves de su Administración a ejecutivos de empresas petroleras y gasísticas y a representantes de los lobbies que apoyan sus causas en Washington.

La nueva posición de la Casa Blanca está clara, pasar página a lo que se denominó “Green New Deal” de Joe Biden. Fue la referencia del proyecto de Franklin D. Roosevelt en los años 30, con obras públicas masivas que ayudaron a salir de la crisis del 29. En este caso, la salida de la pandemia de covid abrazó políticas que se cristalizaron en la Ley de Reducción de la Inflación de 2022 en el que se incluía la mayor inversión federal de la historia para impulsar proyectos de energía limpia.

Pese a que se considera que la ley ha sido un éxito, con una economía boyante, datos muy bajos de desempleo y la inflación en menos del 3% (llegó al 9% en 2022), las regulaciones que conllevaba se convirtieron en objetivo de la campaña republicana. Así las cosas, en la batería de medidas que Trump anunció durante la toma de posesión y firmó pocas horas después destacan una docena que deshacen las órdenes ejecutivas de Biden.

Para firmar la primera, Trump no esperó a llegar a la Casa Blanca. En el acto llevado a cabo en el Capitol Arena de Washington ante 20.000 seguidores que no pudieron seguir la ceremonia presencialmente por el frío, el para entonces presidente firmó sus primeras órdenes. Así, en cuanto se le entregó la carpeta que recogía la retirada de EEUU de los Acuerdos de París sobre el cambio climático, el estadio de los Wizards de la NBA rugió con gritos y aplausos. EEUU es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero, solo detrás de China (y delante del país asiático si se tiene en cuenta la población).

Trump ya había retirado al país del Acuerdo, que persigue limitar las emisiones de CO2 causantes del cambio climático, durante su primer mandato. De hecho, volver a estos compromisos fue la primera acción adoptada por Joe Biden en 2021. Ahora, el presidente ordena el bloqueo de los fondos comprometidos para el Plan Financiero Climático Internacional.

«Emergencia» falsa

Una de las órdenes ejecutivas más citadas estos días es el documento por el que declara la «emergencia energética nacional». Trump citó preocupaciones de seguridad nacional y el impacto «devastador» que los altos costes de la energía habrían tenido en las familias estadounidenses para esta declaración.

En realidad, es una medida simbólica sin muchos efectos prácticos. Básicamente, refleja la promesa electoral de expansión energética (perfora, baby, perfora, una vez más), pero también insta específicamente al uso federal de la Ley de Producción de Defensa, que permite al Gobierno expropiar y apoderarse de tierras y recursos privados para producir bienes considerados una necesidad nacional.

Otra de las órdenes obliga al Cuerpo de Ingenieros del Ejército a utilizar «en la mayor medida posible» sus disposiciones de permisos de emergencia para acelerar los proyectos de energía. Este cuerpo tiene, asimismo, capacidad para instar a todas las agencias federales a utilizar procedimientos de emergencia similares que permitan acelerar los procesos para conseguir permisos. De esta manera se posibilita eludir las regulaciones que, bajo las normas como la Ley de Especies en Peligro de Extinción, protegen la fauna y el medio ambiente. También se incluyen en las órdenes algunas de las obsesiones de Trump, como impedir que la plataforma continental exterior pueda ser usada para producir energía eólica, sin olvidar el impulso al fracking, que tantos votos le han dado en estados como Pensilvania.

Impacto limitado

Donald Trump también ordenó la paralización de las políticas de Biden destinadas a fomentar el desarrollo y la compra de vehículos eléctricos, y derogó múltiples órdenes y memorandos de su predecesor en el cargo sobre el cambio climático incluidos en la Ley de Reducción de la Inflación. Algunas de las órdenes ejecutivas también eliminan las regulaciones de la era Biden sobre la extracción de combustibles fósiles en tierras federales.

Pese a todo, y sin negar el impacto negativo que las decisiones de la nueva Administración de EEUU, muchos consideran que este impacto también podría ser limitado. Por un lado, porque, por mucho que Trump reivindique deshacer el legado de Biden, este incluye importantes inversiones en energías renovables que ya están en marcha. Son proyectos que ya han creado miles de puestos de trabajo y se espera que continúen haciéndolo, muchos de ellos en estados profundamente republicanos que el año que viene volverán a votar cuando se renueve el Congreso.

Por ello, los expertos creen que incluso Trump tendrá limites en su acción. «La economía se impone a Trump», asegura el científico de la University College de Londres Mark Maslin, al recordar que ahora es mucho más barato que lo que solía ser invertir en fuentes de energías renovables como la solar o la eólica. Por ello, augura que esos proyectos seguirán.

También exige a todas las agencias federales que presenten en un mes planes para eliminar regulaciones «excesivas» para la producción y consumo de energía nacional, «con especial atención al petróleo, gas natural, carbón, energía hidroeléctrica, biocombustibles, minerales críticos y energía nuclear». En este sentido, tiene en el punto de mira las zonas más naturales, muchas en tierras indígenas.

Así, quiere agilizar la extracción de otros combustibles fósiles en Alaska con el mandato de «rescindir, revocar, revisar, modificar, aplazar o conceder exenciones de todas y cada una» de las acciones regulatorias relevantes en el estado. Específicamente, está restableciendo cualquier arrendamiento suspendido de combustibles fósiles dentro del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, mientras niega una solicitud pendiente para crear un sitio sagrado indígena en este Refugio.

Trump, a California

En este contexto climático, el sur de California está siendo azotado por el fuego una vez más. Decenas de miles de personas han sido evacuadas en Hughes, a 70 kilómetros de Los Angeles, en una comarca que se estaba recuperando de otros incendios devastadores. Hasta ayer habían ardido 4.000 hectáreas, y solo se había podido controlar menos de una quinta parte del territorio en llamas.

El Servicio de Emergencia ha decretado una alerta roja hasta hoy en los condados de Los Ángeles y Ventura, donde anoche aún continuaban activos otros dos incendios que han arrasado miles de hectáreas y hogares.

Con este panorama, está previsto que Trump llegue hoy a California en el que será su primer viaje presidencial. En una entrevista en la cadena Fox el pasado miércoles, amenazó con retener las ayudas federales a este estado «si California no reconduce el agua del norte hacia el sur». Lo cierto que es que los embalses están llenos y el problema de los incendios no se debe a la falta de agua. Pero Trump está decidido a reanudar una batalla legal y regulatoria con el Gobierno demócrata del estado de California sobre las rutas fluviales del delta Sacramento-San Joaquín. Quiere anular las regulaciones existentes para la protección de peces y vida silvestre de esta zona natural, para así desviar más agua al Valle Central y al sur de California.

El inquilino de la Casa Blanca también ha amenazado más veces a California con retirar los fondos federales, por declarar el estado santuario ante las amenazas de deportación de inmigrantes. No está claro si durante su visita de hoy se reunirá con el gobernador demócrata, Gavin Newsom.

Bloqueado el decreto presidencial sobre la nacionalidad

La orden ejecutiva que Donald Trump firmó el lunes revocando el (que toda persona nacida en territorio estadounidense tiene automáticamente la nacionalidad), apenas ha durado 72 horas. Un juez la ha bloqueado.

Varios estados demócratas la habían recurrido. Ayer fue la primera vista sobre este asunto, en el estado de Washington. El abogado del Departamento de Justicia apenas había comenzado su explicación en la Corte de Seatle, cuando el juez John Coughenour le interrumpió para preguntarle: «¿Esta orden es constitucional?»; él mismo se respondió que era «flagrantemente inconstitucional».

La enmienda 14 de la Constitución estadounidense, adoptada en 1868 tras el fin de la guerra civil y la liberación de la población esclavizada, regula el tema de la nacionalidad en Estados Unidos.

Así, la orden de Trump por la que pretendía negar la ciudadanía a los hijos de inmigrantes ya está bloqueada. Pocos minutos después, Donald Trump anunció un recurso a esta decisión judicial, en un caso que muy probablemente termine en la Corte Suprema.

Trump habla en Davos de petróleo y aranceles

Aunque no viajó personalmente a Suiza (se conectó por videoconferencia), el discurso de Donald Trump en la Conferencia de Davos fue su primera participación en un evento internacional desde que el lunes asumiera la Presidencia. El presidente estadounidense adelantó que pretende intervenir en el mercado petrolífero y urgió a Arabia Saudí y a la OPEP a «reducir el precio del petróleo». Asimismo, animó a la monarquía saudí a aumentar la inversión anunciada en EEUU de 600.000 millones de dólares hasta un billón.

Trump también dijo a las empresas que debían producir en su país y les advirtió que, de no hacerlo, se enfrentarán a aranceles de «billones de dólares». Asimismo, criticó a la UE porque considera que los impuestos y aranceles son demasiado altos y cuenta con excesivas regulaciones. «Intento ser constructivo, pero Europa trata a EEUU de una manera muy injusta», dijo.

Preguntado por si el año que viene habrá paz en Ucrania, respondió que había que «preguntárselo a Rusia. Ucrania está preparada para llegar a un acuerdo».