La idea es sencilla: conseguir que sea más cómodo y económico para el visitante aparcar en las afueras de la ciudad que llegar hasta el centro. Para eso hacen falta dos elementos: que el precio del parking sea bajo al menos durante las primeras horas o el primer día y que la conexión mediante transporte público tenga buena frecuencia y resulte eficaz.

Ahora bien, cada capital ha introducido pequeñas variaciones en el funcionamiento de sus parkings disuasorios, como el uso de tarjetas de transporte público u aquellas que tienen que ver con tarifas, horarios y límite de estancia gratuita. 

A continuación, se detallan las ubicaciones de estas infraestructuras y las particularidades que tienen en cada ciudad.

Gasteiz, la pionera

La capital alavesa fue pionera en la utilización de esta estrategia y en la actualidad tiene la mejor red. Ya hace más de dos décadas que estableció aparcamientos en Mendizabala y Mendizorrotza (al sur) y Portal de Foronda (norte). Hoy cuenta con una decena de aparcamientos y, por el momento, no contemplan más.

Según destaca Beatriz Artolazabal a NAIZ, teniente de alcaldesa y concejala de Espacio Público y Barrios, «en Gasteiz contamos con 10 de estas infraestructuras, que ofrecen más de 6.000 plazas de estacionamiento. Estas instalaciones son fundamentales para fomentar una movilidad más sostenible y aliviar la congestión en el centro urbano»

Los diez aparcamientos son gratuitos, siendo los de mayor capacidad el Buesa Arena (2.700 plazas) y el de Mendizabala. Todos ellos tienen conexión con la ciudad a través de autobús o BEI. No hay un límite horario. 

Bilbo exige usar transporte público

Los cuatro parkings disuasorios de Bilbo están ubicados junto a estaciones de metro y, a diferencia de Gasteiz, no son gratis, sino que usan una tarifa bonificada con la condición de que solo se puede aparcar en ellos un tiempo determinado. 

Según indica el Consorcio de Transportes de Bizkaia (CTB), responsable de estas instalaciones, «para beneficiarse de la tarifa bonificada se debe utilizar algún medio de transporte público (operadores Creditrans) y retirar el vehículo antes del cierre de la estación y en caso de que el horario de metro fuera continuo (servicio de transporte durante toda la noche) la estancia total no deberá superar las 24 horas».

Los precios por aparcar no han variado desde 2019 y son de 0,05 céntimos minuto, pero el tope es de 0,7 euros para toda la estancia siempre que se retire el coche a tiempo y se acredite haber hecho uso del transporte público. 

Para que el precio quede bloqueado en 0,7 euros, resulta «imprescindible» volver a la estación de metro bien en el propio suburbano o en otro servicio de transporte público.

«Después de validar la salida con el billete en la estación, se dispondrá de 30 minutos para beneficiarse de la bonificación y, una vez realizado el pago de la estancia, dispondrá de otros 30 minutos para retirar el vehículo», indica la CTB. 

Cabe remarcar aquí, que el método más eficaz y económico para moverse por Bizkaia en transporte público es usar la tarjeta Barik, que puede ser anónima y se hace al momento. Dicha tarjeta tiene una validez de siete años.

Lo único a tener en cuenta es que la CTB remarca que, en caso de usar una Barik anónima, solo se podrá retirar un único coche. 

Dejar el coche en estos aparcamientos durante la noche, cuando no hay servicio de metro, cuesta 0,05 céntimos minuto, sin límite. Salvo en el de Ansio, donde la tarifa será la que fije el BEC.

Iruñea ya tiene nueve y proyecta otros cuatro

El Ayuntamiento de Iruñea informó a inicios de año de que el uso de sus nueve parkings disuasorios en los que se puede dejar el coche de forma gratuita durante las primeras 24 horas se incrementó en un 21,8% en 2024, al subir de 1,2 millones a 1,46 millones de estancias. 

Los aparcamientos más utilizados fueron los de Mendebaldea y Cardenal Ilundain en Arrotxapea, con 337.623 y 238.794 accesos, que aglutinaron casi un 40% del total. 

Aunque tiene casi tantos aparcamientos disuasorios como Gasteiz, lo cierto es que el número de plazas ofertadas es sustancialmente menor: 2.464 plazas frente a las 6.124 con las que cuenta la capital alavesa.

Por otro lado, Iruñea no ha completado su red de disuasorios y en diciembre el Ayuntamiento licitó el contrato para habilitar otros cuatro aparcamientos de ese tipo en Txantrea, San Juan, Ezkaba y Lezkairu.

Los usuarios que no se ajustaron a ese límite de 24 horas fueron muy minoritarios y supusieron el 1,53% de las estancias. Cuando se sobrepasa un día completo, Iruñea aplica una tarifa de 4,35 euros el primer día y 2,85 euros a partir del segundo día y siguientes.

Donostia, la red más limitada

«Hasta ahora contábamos principalmente con los parkings de Illunbe, Miramon o Zuatzu como disuasorios, pero este verano, como novedad, se ha adecuado el parking de Igara estableciendo limitación de tiempo y se ha podido utilizar el parking de la UPV-EHU gracias a un acuerdo con la universidad», comentan desde el Ayuntamiento donostiarra, que asegura que solo hay problemas de aparcamiento en la ciudad en los meses de verano. 

Aun teniendo en cuenta las plazas de la UPV-EHU –que estuvieron disponibles solo entre el 8 de julio y el 25 de agosto– estos parkings disuasorios apenas suman unas 700 plazas gratuitas. De ahí que el consistorio recomiende aparcar también en los polígonos de Zuatzu y Miramon.

A los visitantes que llegan de Iparralde, el Ayuntamiento les recomienda dejar el coche en el Ficoba, Irun. 

Baiona, con Txik-txak

En Ipar Euskal Herria los aparcamientos disuasorios funcionan a través de la red Txik-Txak de transporte público. Hay nueve de estos parkings y dos de ellos se encuentran en Baiona. En la Avenida Henri de Navarra se encuentra el mayor de ellos (95 plazas) y el pequeño (50) es el de la Technocité.

Hay otros tres parkings Txik-Txak en Donibane Lohizune, y también cuentan con el suyo Biarritz, Tarnose (parada de tren), Haltsu (también junto al tren) y Arrosa. 

La filosofía es similar a la de Bilbo, en el sentido de que es la red de transporte público la que sufraga el coste del aparcamiento.

Por ello, también se exige que a la hora de pagar se valide con un ticket de uso del tren o el medio de transporte que se ha empleado. Hay máquinas expendedoras de estos billetes funcionando las 24 horas del día.