
El juicio que se iba a celebrar este miércoles en Bilbo por un cruce de denuncias entre dos agentes de la Policía Municipal y tres comparseras de Kranba, a raíz de que los agentes reaccionaron violentamente cuando les afearan que estaban orinando frente a esta txosna, ha servido para que un grupo de personas se haya concentrado ante el Palacio de Justicia para denunciar este caso de abuso de poder y los ataques al modelo festivo popular que representa Aste Nagusia.
Finalmente, no ha habido juicio en el Juzgado de Instrucción nº 10 de Bilbo, al haber prescrito, ya que desde septiembre de 2023 a diciembre de 2024 no se había incoado ninguna diligencia. A pesar de ello, un grupo de comparseros se ha concentrado ante la sede judicial tras una pancarta con el lema ‘Jai herrikoien kontrako jazarpenik ez’.
Allí, se ha rememorado el origen del caso. La noche del 21 de agosto de 2023, durante Aste Nagusia, comparseras de Kranba recriminaron a un hombre que estaba meando frente a su txosna. Reaccionó violentamente, «con agresiones verbales y físicas».
El implicado y su acompañante se identificaron como policías municipales, y pocos minutos después, una treintena de guardias pertrechados con material antidisturbios accedieron al recinto festivo provocando momentos de tensión.
Los agentes protegieron a sus compañeros fuera de servicio llegando a identificar a las comparseras y a aquellas personas que les arroparon. Además, impidieron que un abogado presente les asistiera.
«Cuando esté de uniforme te voy a hacer la vida imposible, y cuando no, te voy a matar» y «como toques a mi novio te mato», fueron dos de las amenazas que recibieron. Los hechos fueron denunciados por Bilboko Konpartsak y, posteriormente, el propio alcalde, Juan Mari Aburto, confirmó el incidente.
«Más que una meada fuera de tiesto»
Para la comparsa afectada lo que ocurrió aquel día «fue mucho más que una meada fuera del tiesto». «Aquello fue abuso de autoridad, impunidad policial y esa manera tan característica de marcar el territorio que tiene el Ayuntamiento de Bilbao contra el modelo festivo libre, popular y politizado», han expuesto.
«Dos policías fuera de servicio decidieron que su autoridad (y sus vejigas) estaban por encima de todo», han criticado, incidiendo en la cobertura ofrecida por el cuerpo del que forman parte. «El problema no es el charco de orines, sino la violencia policial y la arrogancia que la acompaña incluso fuera de servicio», se han quejado.
Han criticado que esos dos agentes interpusieron denuncias que han calificado de «falsas» a raíz de la presentada por las víctimas. «Esta vez saben que lo que hicieron no se puede ocultar; decenas de personas vieron cómo se comportaron aquellos dos borrachos meones. Incluso –han apuntado– sus propios compañeros llegaron a titubear y mostrarse sorprendidos ante semejante patochada». Finalmente, se han congratulado, no ha habido juicio y las víctimas pueden estar tranquilas de que no se enfrentan a una multa.
Asimismo, han animado «a todos los represaliados por la Policía a que no se achanten ante su represión» y que se enfrenten «al autoritarismo, sea policial, político o administrativo».

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