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Dinamarca agiganta su leyenda y conquista su cuarta corona mundial consecutiva

Dinamarca, con su capitán, Magnus Saugstrup Jensen, celebra su gesta.
Dinamarca, con su capitán, Magnus Saugstrup Jensen, celebra su gesta. (Jonathan NACKSTRAND | AFP)

La selección danesa ha agigantado su leyenda y ha conquistado su cuarta corona universal consecutiva, una cifra nunca alcanzada por nadie, tras imponerse este domingo por 26-32 a Croacia en la final del Mundial de Croacia, Dinamarca y Noruega.

Un triunfo que no por esperado, dada la superioridad del conjunto nórdico, tiene menos mérito y que encumbra definitivamente a una generación, liderada por el lateral Mathias Gidsel y el portero Emil Nielsen, dispuesta a dominar con puño de hierro este deporte durante muchos años.

Consciente de que su única posibilidad de lograr la victoria pasaba por llevar el encuentro a un duelo en el que las emociones pesasen más que lo estrictamente balonmanístico, el conjunto croata, tal y como ya ocurrió ante Francia en las semifinales, ha arrancado la contienda con un punto de sobreexcitación.

Pero el Unity Arena de Oslo no es el Arena de Zagreb, ni los colegiados españoles Ignacio García Serradilla y Andreu Marín Lorente no son los alemanes Schulze y Toennies, que permitieron que la semifinal entre croatas y franceses se convirtiera, por momentos, en una batalla campal.

Así lo han demostrado las cinco exclusiones, tres por el bando croata y dos por el danés, y la tarjeta roja directa que ha visto el croata Marko Mamic, que los colegiados han mostrado en el primer tiempo.

El foco se ha centrado, por tanto, exclusivamente en lo balonmanístico, una materia en la que a día de Dinamarca se encuentra varios escalones no solo ya sobre Croacia, sino sobre cualquier rival.

Una diferencia de calidad que personifica como nadie el lateral Mathias Gidsel, sin lugar a dudas el mejor jugador del mundo, poseedor de un catálogo de recursos inagotables.

Poco ha importado que Gidsel, centrado en el arranque de partido en hacer jugar a sus compañeros, haya tardado casi trece minutos en firmar su primer gol, ya que una vez abierta la cuenta, el jugador danés, que ha cerrado la contienda con diez dianas, ha errado un solo lanzamiento.

Pero Dinamarca no solo puede presumir de contar con el mejor jugador del mundo, sino también el mejor guardameta, el barcelonista Emil Nielsen, que a los seis minutos contabilizaba un espectacular 75% de paradas.

Intervenciones que han permitido a los nórdicos situarse rápidamente con una renta de tres goles en el marcador (3-6), que ha obligado a Croacia a protagonizar una gesta si quería arrebatar el oro a los daneses.

Pero si un equipo ha mostrado en el este Mundial una fe inquebrantable en sus posibilidades, ese es, sin ninguna duda, y liderado por un excepcional Ivan Martinovic, autor de seis tantos, ha reducido su desventaja a tan solo un tanto 7-8.

Reacción con la que se ha encargado de acabar Emil Nielsen con dos paradas a lanzamientos del pivote Marin Sipic y Martinovic, que parecían poner definitivamente en marcha al ‘rodillo’ danés, que al llegar al descanso ya contaba con una renta de cuatro goles (12-16) en el marcador.

Un anticipo de lo que ha ocurrido en el arranque de la segunda mitad en el que los de Nikolaj Jakobsen han sentenciado definitivamente la final con un parcial de 2-6 que ha situado a Dinamarca, que no ha perdido ni un solo partido en los cuatro últimos campeonatos del mundo, con una diferencia de ocho tantos (14-22).

Resultado que ha llevado a Croacia a arriesgar el todo por el todo con un ataque con siete jugadores de campo que no ha podido salir peor a los pupilos del islandés Dagur Sigurdsson, que han visto crecer todavía más su desventaja (14-24).

Un marcador con el que Dinamarca parecía rematar el partido, lo que ha permitido a los croatas maquillar el marcador al que ha puesto fin el central Domagoj Duvnjak, que su último partido como internacional ha firmado el definitivo 26-32, que ha coronado a Dinamarca como la mejor selección de todos los tiempos.

En la final de consolación, Francia se ha impuesto a Portugal por 35-34.