Periodista, especializado en información cultural / Kazetaria, kulturan espezializatua
Entrevista
Maura Delpero
Cineasta

«La maternidad hay que retratarla en toda su belleza, pero también en su dureza»

Rodó en Argentina ‘Hogar’, su primer largo de ficción, que recibió una mención en el Foro de Coproducción Europa-América Latina de Zinemaldia. Para su segundo film, ‘Vermiglio’, regresó a su Italia natal y se hizo acreedora del Premio del Jurado en Venecia y de una nominación a los Globos de Oro.

La cineasta Mauran Delpero.
La cineasta Mauran Delpero. (SEMINCI-PHOTOGENIC)

Son muchos los que han echado de menos la presencia de ‘Vermiglio’ entre las nominadas al Oscar este año (era la candidata de Italia en la categoría de Película Internacional). Esta delicada historia, ambientada en un pueblo de los Alpes italianos en los últimos años de la II Guerra Mundial, es un viaje de la directora a sus propias raíces familiares y una reflexión sobre las servidumbres que tuvieron que asumir aquellas mujeres que la precedieron.

‘Vermiglio’ es su segundo largometraje de ficción, pero tanto el tratamiento del espacio como el de los personajes está muy imbuido de su experiencia como documentalista. ¿Fue esta una decisión deliberada?

Es curioso, porque cuando hacía documentales siempre me decían que mis películas presentaban estrategias narrativas propias del cine de ficción (risas). Lo cierto es que la realidad me conmueve y, como tal, las historias de todas mis películas tienen un fuerte anclaje con el mundo real. Y en lo que se refiere al diseño de personajes y al tratamiento del espacio, creo que es algo que está muy influido por los procesos de investigación que emprendo cuando comienzo a desarrollar un proyecto, por todas las entrevistas que hago y por el trabajo de localizaciones. Me parece un momento muy creativo ese y creo que el germen de todas mis películas se halla en ese proceso.

De todas maneras, esas jerarquías entre cine de ficción y cine de no ficción cada vez aparecen más diluidas.

Cada vez se tiende más a una hibridación en el lenguaje cinematográfico. Se trata de un fenómeno que genera propuestas muy interesantes en la medida en que se establece un diálogo entre opciones de representación que, hasta hace poco, se percibían antitéticas. Y ese diálogo es positivo, porque rebaja esa tendencia a la homologación que amenaza el cine actual.

«La realidad me conmueve y, como tal, las historias de todas mis películas tienen un fuerte anclaje con el mundo real»

Desde el punto de vista argumental, hay un gran tema sobre el que gira toda la acción de ‘Vermiglio’ y es el de la maternidad, algo que también estaba en su anterior largometraje.

Estoy descubriendo que es un tema que siempre había estado dentro de mí sin que yo fuera muy consciente de ello. ‘Vermiglio’ es una película de época, ambientada durante la II Guerra Mundial y que gira en torno a una familia, pero según la iba escribiendo, el tema fue saliendo y acabo por situarse en el centro del relato. Yo soy producto de una generación que dejaba aisladas a las mujeres en el ejercicio de la maternidad. De pequeña respiré mucho la soledad de mi madre en ese sentido. Como tal, la maternidad es un escenario complejo y no creo que el cine haya representado esa complejidad. Al menos hasta ahora. Es cierto que están proliferando películas que ponen en el centro del relato ese evento humano fundamental que es la maternidad y que lo hacen en toda su complejidad. La maternidad hay que retratarla en toda su belleza pero también en toda su dureza. Si queremos ser felices como sociedad necesitamos asumir las contrapartidas que exige el hecho de ser madre.

Esas contrapartidas se ejemplifican en las exigencias sociales que pesan sobre la mujer a la hora de vivir dicha experiencia porque, ¿qué servidumbres conlleva el hecho de ser ‘una buena madre’? Esa es una reflexión que también está en su película.

Fíjate que nunca escuché la expresión ‘ser buen padre’, pero, por el contrario, tal y como comentas, esa exigencia de ‘ser una buena madre’ está ahí y coarta y constriñe a las mujeres. ‘Vermiglio’ es una película que habla del pasado. Como tal, para mí era muy importante respetar los códigos del pasado. No tenía sentido presentar un retrato de mujeres empoderadas luchando para conquistar su espacio. Pero sí que hay una voluntad de contar el pasado desde otro punto de vista. Estamos saturados de películas que narran la experiencia de la guerra mostrando al hombre en su dimensión heroica, en el frente de batalla. Sin embargo, pocos films cuentan como fue el día a día de todas esas mujeres abandonadas en sus casas, en sus cocinas, en su particular trinchera doméstica.

Fotograma de ‘Vermiglio’, de Maura Delpero. (KARMA FILMS)

No obstante, pese a hablar del pasado, la película tiene una proyección de presente a la hora de abordar ese rol de la mujer como cuidadora y como vertebradora de la institución familiar. 

Es que la película habla de un pasado con el que todavía estamos dialogando. No estoy hablando de un tiempo remoto, estoy contando la experiencia de la mujer que parió a mi madre. Eso me parecía interesante como punto de partida. También me interesaba el hecho de que, en apenas una generación, ya se percibe un cambio muy acusado en la actitud de las mujeres de la familia protagonista. Un cambio que queda evidenciado en el personaje de la hermana mayor, que empieza la película siendo una mujer del pasado y la termina siendo una mujer del presente. Pero esa evolución que vive el personaje no está motivada por una reflexión sino por un puro ejercicio de supervivencia, tiene más que ver con su rechazo a ser percibida como una víctima que a una toma de conciencia.

Ahí también cabe hallar una conexión con el presente, en esa revictimización de la mujer. Porque a ese personaje al que usted alude se le hace sentir culpable después de haber sido víctima de un engaño.

Efectivamente, tal y como le hace ver su tía, la culpa es suya por no haber desconfiado, por haberse dejado engañar. En este sentido creo que la tía representa muy bien ese perfil de mujer que se entrega a la defensa y a la perpetuación de la cultura patriarcal sin ser demasiado consciente de la trampa en la que vive.

«Yo soy producto de una generación que dejaba aisladas a las mujeres en el ejercicio de la maternidad. De pequeña respiré mucho la soledad de mi madre en ese sentido»

También está el peso de la religión, más en un contexto social como el que refleja la película…

Sí, pero la religión puede ser también un espacio de liberación, de encuentro con una misma, como le ocurre a la hermana mediana que acude a la religión para confrontarse con sus grandes miedos. Lo bueno de una película como ‘Vermiglio’ es que todos sus personajes tienen sus contradicciones.

También el padre, que no deja de ser una figura autoritaria a pesar de esa bonhomía y ese carácter librepensador del que hace gala.

Efectivamente, él es un hombre ilustrado, un profesor que se refugia en sus libros y que hace gala de una gran lucidez y de una mente abierta, como lo prueba el hecho de que haga depositaria de su legado a su hija pequeña, a quien exime de sus funciones domésticas. Sin embargo, el trato que dispensa a su mujer y a su hijo, lo revisten de un autoritarismo que le resta capacidad para entender esas transformaciones que se están dando a su alrededor. Al final, él también es una víctima del patriarcado, de las exigencias que este genera también en los hombres.

Vermiglio, el pueblo donde transcurre la acción de la película y que da título a esta, es, de hecho, el pueblo de su padre. No sé si este detalle vale para definir el film como un viaje a sus propias raíces.

En parte sí. De hecho, yo nunca pensé que haría una película sobre mi propia familia, pero la muerte de mi papá recondujo mis prioridades. A veces, en la vida, es necesario parar un momento y mirar para atrás y en ese mirar atrás yo me di cuenta no solo de que mi padre se estaba yendo sino de que, con él, estaba desapareciendo también un mundo. A partir de ahí, con esta película quise homenajear a ese mundo que estaba desvaneciéndose.