«No nos iremos del corredor Filadelfia. No permitiremos que los asesinos de Hamas vuelvan a deambular con camionetas y armas por nuestras fronteras y no permitiremos que recuperen fuerza gracias al contrabando», recoge un comunicado difundido ayer por un alto funcionario. Israel incumple así los términos del acuerdo de alto el fuego firmado con Hamas, que estipula que debería comenzar a retirar sus tropas de allí el último día de la primera fase, que se cumple mañana, para que hubieran abandonado completamente antes del día 50 el disputado corredor de 14 kilómetros entre Gaza y Egipto.

Hamas consideró ayer «una clara violación del acuerdo de alto el fuego y un intento de fabricar pretextos para perturbarlo y frustrarlo» y reiteró que solo entregará a los israelíes que siguen cautivos si se avanza en la negociación y se cumple lo acordado.

Las negociaciones para la segunda fase del diálogo aún no han comenzado, pero el Gobierno israelí confirmó ayer que ha enviado una delegación a El Cairo para continuar las conversaciones con Hamas, que insistió en su compromiso con el pacto y con el inicio en la segunda fase.

Altos funcionarios israelíes aseguraron que el Gobierno pretende extender la primera fase de la tregua que le permitiría mantener los ataques diarios y la presencia militar en la zona de amortiguación en la frontera, en lugar de avanzar hacia la segunda.

Por otro lado, la prensa israelí publicó ayer las investigaciones del Ejército sobre los ataques del 7 de octubre de 2023, que concluyen que se subestimó a Hamas durante años. Según las pesquisas, que se centran solo en los aspectos militares y no en las decisiones políticas, el Ejército creía que Hamas no estaba interesado en entablar una confrontación a gran escala con Israel y que no suponía una amenaza importante. «La sorpresa fue total», recogen.

En la noche del 6 al 7, el Ejército identificó cinco señales de «actividad sospechosa», que descartó. Una vez iniciados los ataques, las fuerzas israelíes en la frontera fueron derrotadas con tal rapidez que el comando central no supo lo grave de la situación hasta horas después.

Liberados en mal estado de salud

El hospital Europeo de Jan Yunis, en el sur de Gaza, recibió en la madrugada de ayer 456 prisioneros palestinos en muy mal estado de salud y esperaba la llegada de otros 43, menores de edad y mujeres, señaló a Efe el director de Enfermería del centro, Saleh al-Hams. «Muchos sufren bajadas drásticas de peso, de entre 30 y 40 kilos», dijo. Presentaban también sarpullidos y enfermedades cutáneas por las pobres condiciones higiénicas de las cárceles israelíes, y muchos se quejaban de fracturas, apuntó. «Uno de los casos tenía una mano amputada y, otro, un pie amputado», añadió Al-Hams, en el segundo caso por la falta de tratamiento en prisión de la diabetes del detenido.

El hospital agregó que los presos estaban en un estado de «extrema debilidad» y muchos no podían caminar por las palizas recibidas en prisión, centradas especialmente en el pecho, por las que presentaban fracturas en la caja torácica.

Entre los presos había 15 trabajadores del sector sanitario.

Israel liberó y deportó a Egipto a Nael Barguti, el que más tiempo ha pasado en una prisión israelí, 45 de su 67 años, y simboliza la lucha contra la ocupación.

El Gobierno israelí ha criticado la teatralidad de las puestas en libertad de israelíes en Gaza, pero vistió a los presos liberados ayer, como parte del último canje prisioneros, con sudaderas con la frase bíblica en árabe en la espalda: “Perseguiré a mis enemigos, los alcanzaré y no volveré hasta haberlos destruido”, correspondiente al Libro de Samuel.   





Atropello
Un palestino de 53 años natural de Jenin, abatido después, lanzó ayer su coche contra una parada de autobús en Pardes Hanna e hirió a una decena de personas, entre ellas una joven de 17 años que estaba en estado crítico. Para Hamas, el ataque es «una respuesta natural y heroica» a «los crímenes constantes» de Israel en Cisjordania, y un mensaje de que «la resistencia continuará hasta que la ocupación sea eliminada».