Zaporeak ha organizado un concierto con las bandas Muxutrock y Madame Birrots para este viernes 28 de marzo en la Casa de Cultura de Burlata para poder seguir dando una comida de calidad cada día a los refugiados del campo de Kara Tepe, en la isla griega de Lesbos.

Según han explicado este martes en Iruñea Elisa Huarte y Fermín Artola, cada día suelen dar entre 1.500 y 3.000 comidas, dependiendo del número de refugiados que albergue el campo. En estos momentos, en Kara Tepe hay unos 3.000 refugiados, de los que 2.200 reciben la comida de Kara Tepe.

Zaporeak ha llegado a dar hasta 3.000 comidas diarias, una cifra que le resultaba inasumible económicamente y que estuvo a punto incluso de llevarlos a la quiebra. Alimentar a refugiados cada día tiene un coste que roza el millón de euros anuales. Esta cantidad la consiguen gracias a eventos como el concierto de Burlata, pero la base son las aportaciones que realizan los socios. Las ayudas institucionales y de empresas sirven para cuadrar el presupuesto.

Los más vulnerables

Los refugiados que acceden a la alimentación de Zaporeak son los más vulnerables. En primer lugar, se prioriza a las familias, a las mujeres embarazadas y a los enfermos. Asimismo, también se atiende a quienes han visto denegado su petición de asilo y a los que se les ha entregado el pasaporte, ya que se encuentran en una especie de limbo. El Gobierno griego les permite quedar en el campo de refugiados, pero no les da asistencia de ninguna clase, por lo que depende de la ayuda de colectivos como Zaporeak.

Hay un cuarto grupo que recibe comida de Zaporeak. Son aquellos que van en busca de lo que ha sobrado, si es que ha sobrado algo, porque la comida que les da el Gobierno griego es deficiente o directamente mala, como ha señalado Artola.

En el campamento de refugiados ha llegado a haber hasta 6.000 refugiados. Cuando se alcanzan estos niveles de saturación, el Gobierno griego transfiere a algunos al continente. En cualquier caso, el nivel de ocupación depende de las llegadas a Lesbos, que aumentan cuando hace mal tiempo porque la vigilancia fronteriza es menor, y de los asilos que se conceden.

Artola ha explicado que actualmente la mayoría de los refugiados, un 40%, son de Afganistán, pero que han llegado a ser el 70%. El segundo colectivo más numeroso son los sirios, a los que la UE actualmente deniega las peticiones de asilo tras el derrocamiento de Bashar al-Assad y la llegada de los yihadistas al poder en Damasco. Artola ha destacado que esta medida es contraria a la ley, ya que las demandas de asilo se deben analizar individualmente y no en bloque como es el caso de los sirios.

El siguiente grupo más numeroso es el de los palestinos, muchos de ellos huidos del genocidio en Gaza. Le sigue personas llegadas de Sudán, Somalia, Eritrea, Congo y ha habido casos excepcionales de haitianos.

Llegadas todos los días y devoluciones ilegales

«Las llegadas de refugiados se producen todos los días de la semana», ha explicado Artola, que ha denunciado que se siguen produciendo rechazos en caliente, aunque sean ilegales. Por un lado, ha relatado que cuando se acercan los barcos con refugiados a las costas de Lesbos, los guardacostas griegos intentan desviarlos para que vuelvan a Turquía. Aunque hayan desembarcado en la isla, territorio de la UE, se han dado casos de que les han embarcado en balsas salvavidas y les han devuelto a Turquía.

Los procesos de demanda de asilo se han acelerado, según señala Artola. «Antes, eran eternos. Ahora, se consiguen en dos meses, dependiendo de las circunstancias». De este modo, actualmente una familia afgana puede acceder al asilo en estos meses. Sin embargo, en el campo de Kara Tepe hay personas que llevan de tres a cinco años esperando una respuesta a su demanda de asilo. 

Hay personas también que tras el rechazo de sus demandas de asilo están en un limbo jurídico. No tienen ninguna clase de documentación y tampoco se les devuelve a sus países de origen. Se ven abocados a un proceso de recurrir la denegación de sus peticiones de asilo. Las tres primera son gratuitas. A partir de ahí tienen que pagar un dinero que no tienen.