
La Congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram nació en el siglo XIX a los pies de los Pirineos, en el Departamento francés del Bearn, con el objetivo de educar a los jóvenes. Sin embargo, su legado se ha visto ensombrecido después de que antiguos alumnos denunciaran un «sistema de depredadores» sexuales.
Aunque las primeras denuncias se remontan a la década de 1990, el caso cobró mayor notoriedad a partir de 2023. Fue entonces cuando se creó un colectivo de exalumnos –entre los que se encuentran algunos vascos– que sufrieron abusos por parte de integrantes de la Iglesia católica.
Las primeras detenciones se produjeron el pasado 19 de febrero, cuando tres hombres fueron acusados de haber violado entre 1957 y 2004 a alumnos menores de edad. Sin embargo, los desgarradores testimonios de exalumnos continúan saliendo a la luz.
Es el caso de Olivier Bunel, una de las víctimas de Notre-Dame de Bétharram, que durante la conferencia que ha organizado esta semana la Iglesia católica en Lourdes, con el objetivo de «examinar sus progresos en la lucha contra la violencia sexual», ha relatado los abusos que sufrió en el colegio católico.
«Me dejaron sufrir a manos de clérigos tiranos y de un laico perverso, sádico y pederasta», ha señalado este martes, antes de añadir: «Betharram destruyó toda mi vida».
Bunel, de 54 años, ha bajado de las gradas para leer su discurso, rememorando así los abusos que sufrió entre los 11 y los 14 años: «Yo era uno de esos niños que sufrían la tortura en la escalinata, por la noche en calzoncillos a cero grados, con las rodillas sobre una regla de metal».
Así, ha descrito los abusos que sufrió por parte de un supervisor que le solía pegar con frecuencia en la enfermería: «Se arrodillaba delante de mí y me masturbaba».
«Inimaginable»
Durante dos días, este lunes y martes en Lourdes, la Iglesia católica examina sus «progresos en la lucha contra la violencia sexual», prometiendo «no cejar» en sus esfuerzos.
La conferencia, organizada por la Conférence des évêques de France (CEF), ha reunido a más de 300 personas e incluido mesas redondas, informes de situación y testimonios personales como el de Bunel, así como varios actos para recordar la responsabilidad de la Iglesia.
Este lunes, el obispo de Tarbes-Lourdes anunció que se taparían algunos de los mosaicos del sacerdote esloveno Marko Rupnik, acusado de agresión sexual, en las puertas de la basílica de Lourdes.
Respecto al testimonio de Bunel, el Presidente de la CEF, Eric de Moulins-Beaufort, ha señalado que la historia de la víctima es «inimaginable», y se ha mostrado a su vez «aterrado ante la idea de que nuestra institución-Iglesia haya permitido la existencia de un lugar así».
Supuestos «avances»
Tres años y medio después del informe del Ciase (Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia Católica), que estimaba en 330.000 el número de menores víctimas desde los años 50, un informe de situación enumera los avances realizados por la Iglesia: «carta de buenos tratos» a los menores, procedimientos de acogida y formación de los futuros sacerdotes, etc.
Sin embargo, el informe exhorta a «no pasar por alto las resistencias, los puntos ciegos y las renuncias, y a no dejarse desanimar por la magnitud del trabajo».
En un plano más práctico, varios grupos debatieron el lunes sus experiencias sobre el terreno. En el taller de «pastoral de las víctimas», se habló de ceremonias conmemorativas, de cómo poner nombre a las cosas, de apoyar a los jóvenes que revelan la violencia, etc. «Somos nuevos en todo esto. Hay cosas obvias en las que no pensamos», suspiró uno de los participantes.
¿Qué pasa después? «En ningún momento hay que pensar que se ha acabado», afirmó el lunes Pascal Gélie, otra víctima de Betharram.
Respecto a los ámbitos en los que se puede «seguir avanzando», nombraron el desarrollo de instancias de reconocimiento, la liberación de las víctimas para que denuncien (solo el 1% de las víctimas ha acudido a estas instancias), o la indemnización de las víctimas adultas.
El primer ministro, conocedor de la situación
Un reportaje publicado en el portal ‘Mediapart’ señalaba que el actual primer ministro, François Bayrou, era conocedor de la situación en Betharram cuando fue ministro de Educación, cargo para el que fue nombrado en 1993.
Se da la circunstancia de que dos hijos de Bayrou estudiaron en este centro y que su mujer ejerció como catequista en la misma. Los cargos electos vascos le han pedido que diga la verdad a las víctimas.

El Patronato del Guggenheim abandona finalmente el proyecto de Urdaibai

«Espainolisten oldarraldiaren aurrean» independentziaren alde agertu dira ehunka gazte Bilbon

«Tienen más poder algunos mandos de la Ertzaintza que el propio Departamento»

La autopsia confirma el crimen machista en Barakaldo; detenido un hombre de 27 años

