
Unos 500 seguidores helenos estarán en las gradas del Bilbao Arena este miércoles a las 20.00 para el partido de ida de la final de la FIBA Europe Cup entre Surne Bilbao Basket y el PAOK de Salónica, un histórico del basket griego venido a menos, sobre todo desde que el los dineros de los mecenas fueron a caer en los grandes clubes capitalinos, como son Panathinaikos y Olympiacos.
Pero en la casi centenaria historia del equipo de la Macedonia helena, al norte del país, consta de un pasado glorioso. Creado en 1926, el PAOK posee dos ligas griegas, logradas en 1959 y 1992, tres Copas, obtenidas en 1984, 1995 y 1999. Y además, dos títulos europeos, como son la Recopa de 1991, conquistada a sangre y fuego contra el CAI Zaragoza de Manel Comas y la Copa Korac de 1994.
En la Recopa, llegaron a dos finales más, en 1992 y en 1996, un 12 de marzo en el que visitaron el Araba Arena de Gasteiz y cayeron derrotados por 88-81 ante in Taugrés Baskonia que, después de haber perdido las finales de Recopa de 1994 y 1995, no iba a dejar pasar esta oportunidad.
«Sabíamos del potencial del PAOK, y por eso se sorprendieron tanto Josean –Kerejeta– y Alfredo –Salazar– cuando les dije que estaba convencido de que íbamos a ganar. Estábamos concentrados en el Parador de Argómaniz y camino a Gasteiz Josean y Alfredo se decía que "Manel ha perdido la cabeza"». Manel Comas no vivió el vigésimo aniversario del título de Recopa, pero sí se acordaba aquel lejano 2006 de los avatares de los días previos y de la final ante un PAOK que ya no iba a durar mucho más, pero que tenía en sus filas a jugadores como Prelevic –34 puntos–, Pedja Stojakovic –20 puntos antes de irse a los Sacramento Kings– o Rentzias –12 puntos–.
Curiosamente, la cuarta pata de aquel PAOK, el pívot norteamericano Dean Garrett, había hecho unas declaraciones despectivas sobre Ramón Rivas días antes de la final. La respuesta del pívot boricua fue inmejorable: partidazo con 31 puntos, sosteniendo al equipo mientras Perasovic y Marcelo Nicola templaban sus nervios, y «rosco» del bueno de Garrett, que se fue eliminado por faltas tras 19 minutos de juego, sin sumar un solo punto.

Una zona 1-3-1 que el «sheriff» Comas se sacó de la manga en la segunda mitad, la irrupción de un Nicola enojado consigo mismo en el momento clave del partido por no haber estado a la altura –«¡Los buenos siempre aparecen!», gritaría Pepe Laso a Ramón Trecet en la retransmisión televisiva– y el empuje de los Garbajosa, Carlos Cazorla, Miguel Ángel Reyes, o Millera hicieron el resto: 88-81 y título para los gasteiztarras.
Su entrenador Zeljko Lukajic dijo que, pese a caer, «tenemos jugadores jóvenes como Rentzias y Stojakovic, que hicieron una gran actuación. Este equipo tendrá la oportunidad de jugar más finales en los próximos años». Pero Lukajic sería cesado a los pocos días de perder aquella final y sería sustituido interinamente por un joven Dimitris Itoudis, que debutaba como primer entrenador en un equipo profesional.
Itoudis dirigió al PAOK en los play-offs, pero fracasó en el intento de volver a meter a los de Salónica en la Euroliga. A pesar de eliminar al Aris, cayó contra el Olympiacos en semifinales y contra el Panionios en la serie por el tercer puesto.
Pocos días después Rentzias y Stojakovic serían elegidos en la primera ronda del draft de la NBA. Después de aquella final, nada sería lo mismo. A excepción de la Copa de Grecia ganada en 1999, el PAOK no conquistó ningún título más.
Criados en la pérdida
En verano de 1999 Prelevic se marcharía a la Virtus de Bologna y tanto Rentziás como Stojakovic se largarían en los años siguientes. La Organización Atlética Pantesalónica de Constantinopolitanos –lo que significan las siglas PAOK, en cuanto, club creado en 1926 y proveniente del colectivo de griegos de Constantinopla, la actual Estambul–, representa a la pérdida de territorios del Imperio Bizantino. Tras 1999, aquella «gloria imperial» se diluyó.
Y en lo que respecta al basket, formó parte de la primera explosión del baloncesto en tierras helenas, con aquella rivalidad indómita con el Aris de Gallis y Giannakis, y en el que han militado jugadores con cara y ojos como Panagiotis ‘la Araña’ Fassoulas, ‘Makris’ Nesterovic, Zoran Savic, el ganador de dos anillos de la NBA Cliff Levingstone, el bilbaino Juanan Morales y dos jugadores que dejaron huella en Bilbao Basket como Fred Weis y Kostas Vasileiadis.
Criados en la derrota, la afición del PAOK de Salónica ha generado a medio camino miedo y ternura. El CAI Zaragoza se quejó amargamente de la encerrona que supuso verse rodeado de una hinchada helena descontrolada en la final de la Recopa de 1991, en la de 1996, la Ertzaintza cargó contra los aficionados del conjunto griego, que después de aquello terminarían compartiendo tragos y bufandas con la hinchada de Saski baskonia, entre ellos, un joven Ibon Navarro que se llevó una bufanda de recuerdo y aún en 2016 era capaz de expresar alegría e intensidad tanto por el partido en sí como la larga noche que siguió a aquella finalísima.
El propio Juanan Morales rememoraba el carácter de los aficionados griegos después de una experiencia más que positiva en tierras helenas. «Los griegos son encantadores, pero también son muy apasionados y a veces les pierde ese exceso de vehemencia», declaraba en una entrevista a GARA, allá por 2007. Incluso Dimitris Itoudis, quien tantas veces las ha tenido tiesas con Saski Baskonia, rememoraba en una de sus visitas la fuerte conexión que sintió entre la idiosincrasia de aquel PAOK y el baloncesto en Euskal Herria.
Pero estamos en 2025 y las andanzas del PAOK pasan por debajo del radar, al punto de que en sus semifinal ante el Cholet fue el cuadro francés quien partía de favorito, más aún después de ganar por 88-89 en el partido de ida, fruto de un parcial de 15-28 que los entrenados por Massimo Cancellieri no lograron remontar.
PAOK WILL COMPETE FOR A EUROPEAN TROPHY FOR THE FIRST TIME SINCE 1996 ⚫⚪#FIBAEUROPECUP pic.twitter.com/Xfn8772xMS
— FIBA Europe Cup (@FIBAEuropeCup) April 2, 2025
Shavar Reynolds (14,8 puntos, 5,1 asistencias y 15,1 de valoración por partido) y Frank Bartley (14,8, 4,4 rebotes, 4 asistencias y 14,5) son los principales referentes del conjunto tesalonicense, aunque Rafa Pueyo subrayaba al heleno Dimitrios Katsivelis como el «termómetro» del PAOK. En el choque de vuelta fue Bartley, con 29 puntos –8 de 13 en triples–, el que llevara la semifinal primero a la prórroga –80-81 al final de los 40 minutos, luego de un 15-25 en el último cuarto– y a la finalisíma después, al imponerse 88-90.
En total, 12 victorias, un empate en la ida de los cuartos de final y tres derrotas jalonan el camino del PAOK, que si bien sigue a la sombra de los todopoderosos Panathinaikos y Olympiacos, aún recuerda que el norte de Grecia reinó una vez en el basket, y que si perdió su última final europea en Euskal Herria, viene con la idea de empezar a reconquistarla este mismo miércoles.

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