Agustin Goikoetxea
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad
Entrevista
Luis Fondebrider
Antropólogo forense

«El Estado debe hacerse cargo de las exhumaciones, no los familiares ni asociaciones»

El antropólogo forense Luis Fondebrider es un referente a nivel mundial. De visita en Gernika, coincidiendo con el 88 aniversario del bombardeo de la villa foral, aborda en esta entrevista con NAIZ cómo puede contribuir la ciencia forense a la resolución de conflictos y a la búsqueda de la paz.

Luis Fondebrider.
Luis Fondebrider. (Monika Del Valle | FOKU)

El antropólogo forense Luis Fondebrider ha participado en las actividades organizadas en torno al 88 aniversario del bombardeo de Gernika. La organización Equipo Argentino de Antropología Forense, que fundó en 1984 y abandonó en 2021 para dirigir la Unidad Forense del Comité Internacional de la Cruz Roja en Ginebra, es un referente a nivel mundial que ha sido galardonada con el Premio Gernika por la Paz y la Reconciliación 2025. El ahora consultor independiente, afincado en Madrid, no esquiva ninguna pregunta relativa al papel que juega la ciencia forense.

Han otorgado a la organización que usted fundó el Premio Gernika por la Paz y la Reconciliación 2025 por la importancia de los análisis forenses en la paz y la solución de conflictos. ¿Cómo mediría la transcendencia de este trabajo en la resolución de conflictos?

Como cualquier actividad humana, en este caso, la búsqueda de paz, es un compendio de actividades y organizaciones que contribuyen a ello. En el caso del Equipo Argentino de Antropología Forense, su contribución es una porción muy pequeña relacionada con la verdad, la justicia, la reparación, y específicamente en devolverle la identidad a gente que fue privada de ella a través de la muerte y la desaparición de su cuerpo y reinsertar de alguna manera a estas personas en la sociedad y traer un poco de alivio a la sociedad.

¿Si eso contribuye a la resolución de conflictos y a la paz? No lo sé con claridad, sin duda es una contribución que se da en el contexto de otros aportes de otros sectores. Sí puedo decir, por lo que me exponen las familias a las que les devolvemos los cuerpos cuando los identificamos, que por un lado mitigan la angustia de no saber y, por otro lado, en algunas ocasiones alcanzan justicia, que es lo que quieren.

Usted es un hombre de ciencia y la resolución de conflictos parece más ligada a otros campos. ¿Tan importante es la identificación de restos?

Es un componente importante, porque desde que somos Homo sapiens el nacimiento, la pubertad, el casamiento y la muerte son ritos de pasajes en todas las sociedades humanas. Y en tal sentido, recuperar a nuestros muertos, homenajearlos, procesar su cuerpo para que descansen en paz, es parte de nuestra cultura como seres humanos.

Es un componente importante, junto con otros por supuesto, que se ha visto en la historia de la humanidad y, en tal sentido, creo que aún lo sigue siendo porque contribuye a esos procesos de encontrar la verdad y saber lo sucedido e insertar a estas personas en las creencias religiosas de cada sociedad.

¿Cuándo podemos decir que ha adquirido mayor protagonismo la ciencia forense en este ámbito? ¿Igual en los últimos 50 años?

A partir de los años 80, porque después de Nuremberg, de la Segunda Guerra Mundial, no se hizo prácticamente nada en el mundo, entramos en la Guerra Fría, una paz calma. Argentina fue uno de los primeros países donde, por lo menos desde el Estado masivamente, se comenzó a investigar qué había pasado en nuestro pasado reciente y eso implicó utilizar la ciencia para saber dónde estaban las personas desaparecidas, dónde estaban los nietos secuestrados.

A partir de ahí, cerca de 45 países comenzaron a través de diferentes mecanismos a revisar su pasado inmediato. Muy pocos países no lo hicieron. España es un buen ejemplo, porque después de la muerte de Franco en 1975 no se hizo prácticamente nada y tuvo que ser en el 2000 un ciudadano de la sociedad civil, Emilio Silva, el que comenzó esta búsqueda.

En general, la mayoría de los países han iniciado procesos para saber qué pasó. Por eso digo que Angola, Mozambique, Sri Lanka y España, lamentablemente, están o estaban en esa tesitura de no investigar el pasado, porque se decía que se iban a abrir heridas. Las heridas están abiertas. Me alegra que, en el caso de España, haya sido la sociedad civil la que se ha movilizado para que eso cambie.

¿En la mayor parte de los casos la iniciativa ha sido de la sociedad civil, de las instituciones o de ambas?

Iniciativas mixtas. Ha sido un Estado nuevo que asumió el poder, organizaciones de la sociedad civil, mecanismos de Naciones Unidas, una comisión de la verdad, un juicio… Siempre ha habido iniciativas. Llama la atención que en España hasta el 2000 no hubiera nada.

Han participado en decenas de misiones de investigación en numerosos lugares del mundo. ¿Cuáles son los rasgos en común?

Lo terrible que es la figura de la desaparición forzada para los familiares, lo que significa para cada familia, la falta de verdad y de justicia, los múltiples factores internos y externos que colaboran con la violencia, la presencia de impunidad en la mayoría de los lugares... Como factor positivo, la perseverancia y la lucha de la sociedad civil para que eso cambie, porque no han sido los gobiernos, sino la lucha de la sociedad civil empujando a los gobiernos.

Han transcurrido 88 años desde el bombardeo de Gernika. ¿Podría tener aún cabida la ciencia forense?

Sí, por supuesto. Uno quiere saber exactamente qué pasó, cómo murieron las personas, en qué condiciones se las encontraron, qué cuerpos no fueron identificados... La ciencia se puede aplicar, se está haciendo en casos de la guerra civil en España de 1936-1939, se están haciendo exhumaciones de fosas y análisis, y también se podría hacer en cualquier caso mientras el cuerpo esté ubicable. Siempre se pueden hacer investigaciones.

«Sin tocar ninguna de las sepulturas, se pueden acometer algunas tareas preliminares desde dentro y fuera de Gaza»

Gaza es un conflicto con dimensiones aún difíciles de calibrar. ¿Cabe algún tipo de aportación desde el ámbito forense partiendo de la posición que mantiene Israel?

Sin acceso al lugar es muy difícil intentar recuperar e identificar cuerpos, pero se pueden realizar labores preparatorias: hacer listas de desaparecidos, lugares donde la gente murió y desapareció, trazar el camino hacia donde se llevaron los cuerpos, qué numeración tenían... Sin tocar ninguna de las sepulturas, se pueden acometer algunas tareas preliminares desde dentro y fuera de Gaza.

Más allá de la intermediación entre las partes, ¿es importante acceder a esas zonas de conflicto?

En muchos conflictos, como en Siria o en Ucrania, se están haciendo esas listas que antes citaba. Hay organizaciones de la sociedad civil, organismos extranjeros, que están trabajando con información de diferentes fuentes para que, cuando esté la posibilidad política de que locales o extranjeros puedan acceder a esos lugares, haya trabajo ya hecho y no se empiece de cero.

¿Y no se puede incidir desde la ONU o la Corte Internacional de Justicia?

Eso es otra cosa, ya es a nivel político que, bueno, es muy impredecible, responde a cuestiones geopolíticas, a intereses de los países. No estamos en una época muy auspiciosa para este tipo de investigaciones. Por hablar en términos concretos, Estados Unidos, que es el primer financiador mundial, ha cortado casi todos sus proyectos relacionados con este tipo de cosas y las consecuencias son impredecibles. Y Europa está en una crisis profunda, no sabe qué hacer, y todo ello tiene reflejo en el estado del mundo.

Otro conflicto en primera línea de la actualidad es el que enfrenta a Rusia y Ucrania. ¿Qué pueden hacer?

Desde 2016, el Equipo Argentino de Antropología Forense y yo, a solicitud de la Cruz Roja Internacional, estamos dando capacitación al Ejército y a la Policía ucraniana en la recuperación y exhumación de cuerpos. Vamos tres veces por año a darles esa formación. Se trata de introducir modos de trabajar en casos masivos.

Eso, por supuesto, no evita la guerra, pero, de algún modo, va a favorecer las investigaciones posteriores que se puedan hacer. Todos estos lugares de los que estamos hablando son décadas y décadas de trabajo por delante, pero, por lo menos, se están poniendo las bases para que ellos lo puedan hacer y eso lleva tiempo.

«La Justicia Especial para la Paz es realmente un modelo para el mundo por el esfuerzo que ha dedicado el Estado colombiano»

¿Y otros lugares donde esté adquiriendo protagonismo la ciencia forense?

Colombia es el lugar más destacado, tiene el mecanismo más importante, la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas. La Justicia Especial para la Paz es realmente un modelo para el mundo por el esfuerzo que ha dedicado el Estado colombiano con la cooperación internacional y la capacidad de los colombianos. Es un modelo a observar por cualquier proceso que tenga que ver con investigar el pasado reciente.

¿El Estado español tiene todavía mucho que aprender?

Es una decisión política que tiene que tomar el Estado español, no en vano tuvieron 36 años de franquismo. Ahora soy ciudadano español, vivo en España hace 2 años y medio, y realmente da tristeza ver lo poco que se ha hecho acá desde el Estado, el limitado acceso que tienen los cientos de miles de familiares a sus recursos.

Me parece que es una pena. No es una cuestión científica, España tiene la capacidad científica, hay falta voluntad política. No puede ser que los familiares, las asociaciones por la memoria, tengan que estar haciendo ellos las exhumaciones. En ningún lugar del mundo se subvenciona a empresas que hagan las exhumaciones, las hace el Estado con la cooperación de organismos no estatales, pero se hace cargo el Estado.

El Estado español tiene un fuerte sistema de medicina legal y de policía científica. No entiendo por qué no están ellos trabajando. No es una cuestión científica, es una decisión política y no tiene nada que ver con el color del gobierno de turno, porque está pasando desde que murió Franco.