
Tras la reanudación de la ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza el pasado marzo, el presidente estadounidense, Donald Trump, reiteró su «pleno apoyo» a Israel en sus bombardeos contra el enclave costero palestino. Como respuesta, los ataques con drones —de tecnología iraní— contra Israel se reanudaron desde Yemen, y, como consecuencia, EEUU quiere disuadir a Irán para frenar a los huthíes y no exponer a Israel a más «peligros».
El inquilino de la Casa Blanca amenazó a Teherán utilizando el manido programa nuclear de la República Islámica, con «impedir que Irán consiga fabricar una bomba atómica». Pocas semanas después, EEUU acordó una venta de armas a Israel por valor de 12.000 millones de dólares. Los nuevos lotes incluyen cazas F-35 —para compensar los cazas que Irán destrozó al bombardear la base aérea israelí de Nevatim en octubre de 2024—, el apuntalamiento del sistema de defensa antiaérea israelí y bombas antibúnkeres, entre otros arsenales.
Del Mediterráneo al Índico
EEUU dispone de once portaaviones: cuatro se encuentran actualmente en mantenimiento y los otros siete están desplegados entre el Pacífico y el mar Arábigo, que se extiende entre India y Somalia, en el este de África. El Pentágono intenta sofocar la ruta marítima de exportaciones chinas que va desde la costa sur de China y el mar de China Meridional, pasando por el estrecho de Malaca —entre Malasia, Singapur e Indonesia—, el mar Arábigo y el estrecho de Bab al-Mandab, hacia el mar Rojo y el canal de Suez. Por esta ruta marítima pasa casi el 40% del total de las exportaciones chinas. Tácticas criminales que, además de conculcar derechos y libertades fundamentales, ponen en riesgo nuestro desarrollo social.
EEUU envió entre 6 y 12 bombarderos estratégicos furtivos B-2 a la base de Diego García, en el océano Índico (una base británica alquilada a Washington). El despliegue llega después de las amenazas de Trump a Irán; son bombarderos que pueden alcanzar Irán y volver, y con repostaje aéreo pueden alcanzar zonas más lejanas en el este de Asia. Se estima que supone una señal de un posible ataque contra Irán, ataque limitado porque en las bases estadounidenses en Qatar, Emiratos y Bahrein hay bombarderos pesados no furtivos que pueden hacer la tarea, pero el uso de bombarderos furtivos minimiza las pérdidas, aparte de reducir el impacto, ya que a EEUU no le interesa abrir una guerra de desgaste en el oeste de Asia y dejar su fuente de preocupación principal: China. Se piensa también que alejar los bombarderos B-2 de China y posicionarlos en Diego García es un movimiento para mantener la escalada bajo control.
EEUU, imperio hacia el repliegue
Las guerras entre potencias mundiales no estallan sin que haya una previsión de beneficio seguro, o al menos una garantía de no llegar a la aniquilación. Trump nos acostumbró a declaraciones furiosas con vocabulario poco elaborado y casi nada meticuloso, pero los cálculos de beneficio y pérdida acaban imponiéndose siempre.
Recientemente, el inquilino de la Casa Blanca aseguró que no dejará que Netanyahu le lleve a una guerra con Irán y que está dispuesto a sentarse con el liderazgo iraní. La Administración estadounidense fue obligada a reconsiderar su ritmo de presión, porque China ha comprobado su capacidad de maniobra estratégica, ya que está intentando circunvalar las tropas estadounidenses y rellenar el vacío en el Mediterráneo.
Con EEUU concentrado en el mar Arábigo, China, con su creciente poderío naval, está cubriendo el vacío en el Mediterráneo en una suerte de pinza
El pasado 19 de abril, los ejércitos egipcio y chino empezaron las maniobras “Águilas de la civilización 2025”, en las cuales China desplegó cazas J-10 de cuarta generación y aviones de comando, alerta temprana y guerra electrónica. El Ejército Popular mostró una diligencia y eficiencia logística al trasladar cantidades de armamento en tiempo récord desde China hasta Egipto, en la costa noreste de África. China, que dispone hoy por hoy de dos portaaviones, va a entregar a su Ejército este año cuatro nuevos portaaviones, uno de ellos nuclear, lo que refleja un avance tecnológico y muestra una capacidad industrial extraordinaria que está preocupando crecientemente en Washington.
Hay imágenes de satélite que confirman la presencia de un caza ruso furtivo SU-57 de quinta generación en Irán, y la entrega de cazas SU-35 de generación 4+ al Ejército iraní. (fueron comprobados en Siria, donde llegaron a amenazar a cazas israelíes de quinta generación tipo F-35). Aunque la cifra de cazas es menor, y por lo tanto el peso cualitativo será limitado, su presencia causaría daños indeseados por EEUU e Israel en caso de un ataque, incluso limitado, contra Irán.
La cooperación estratégica y los ejercicios de interoperabilidad entre los ejércitos chino y ruso en los últimos años nos indican que la guerra de dominación en el planeta se hace en modo de movimientos de ajedrez en el Índico, el Pacífico y el Polo Norte para controlar las rutas de comercio, los recursos naturales, pero sobre todo para garantizar el control sobre Taiwán, que es el mayor productor de microchips, el sistema nervioso de los productos de la quinta revolución industrial.

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