
Después de que Surne Bilbao Basket se llevase la FIBA Europe Cup en Salónica, que el Hapoel Tel Aviv ganara la Eurocup y de que ya se haya decidido qué cuatro equipos disputarán en Dubai los días 23 y 25 de este mes la Final Four de la Euroliga, toca dirimir si el Unicaja que dirige Ibon Navarro será capaz de revalidar el título cosechado el año pasado en la FIBA BCL, si La Laguna Tenerife, que sigue bajo el mandato de Txus Vidorreta, será capaz de sumar su tercer entorchado después de los logrados en 2017 y 2022, o si Galatasaray o AEK de Atenas, anfitrión de esta peculiar Final Four, les cerrarán la puerta en las narices al gasteiztarra y al de Indautxu.
El Sunel Arena de Atenas tiene menos nombre que otros pabellones de la capital helena, y aquel AEK que perdió por 0-3 ante el Tau Baskonia –fue un 0-4, en realidad, aunque el primer partido se debió repetir– con jugadores del nivel de Kutluay, Dikoudis, Kakiouzis o Betts, poco tiene que ver con este AEK de Atenas –aunque se llevó la FIBA BCL de 2018–. Es curioso, pero en la Final Four de la FIBA BCL de Atenas todos los equipos excepto La Laguna Tenerife han llegado a este torneo «rebotados» de la Euroliga, algo a lo que se le sumará el Alba Berlín a partir de la próxima temporada, luego de varios años invitado en la Euroliga.
Pero la condición de «hermano pobre» de esta Champions League de la FIBA no siempre está a la altura del juego. A estas alturas de película, un Unicaja nuevamente en la élite de la ACB –ganador de la Copa ACB en 2023 y 2025– y un La Laguna Tenerife cuya «gerontocracia» se ha ganado el respeto dentro y fuera de la cancha –Marcelinho Huertas cumple 42 primaveras el día 25 de este mes y ha sido elegido MVP de los cuartos de fin al del torneo– no le envidian gran cosa a buena parte de la élite de la Euroliga, al menos en cuanto a calidad de juego.
Y si atendemos a equipos de fuera de la ACB, no hay que olvidar que el Paris Basketball que, bajo el mandato de Tiago Splitter, ha disputado los play-offs de la Euroliga en su primer año en la Euroliga, hizo germinar su semilla competitiva con el conjunto alemán del Bonn. Con el finés Tuomas Íisalo –actual entrenador jefe de los Memphis Grizzlies de la NBA– al frente del banquillo y TJ Shorts y Nadir Hifi como principales baluartes en el parqué, se impuso en la Final Four de la FIBA BCL de 2023. Íisalo se fue a París llevándose buena parte del plantel a su mando en Bonn y el resultado fue un triunfo sin paliativos en la Eurocup y el acceso a la Euroliga –más su fichaje por la NBA y el desembarco de Splitter al banquillo parisino–.
Es decir, queda más que claro que la gran diferencia entre los equipos más destacados entre la Euroliga y la FIBA BCL es más económica que de calidad. Y con esa consciencia han aterrizado los cuatro contendientes en Atenas, dispuestos a jugarse el viernes el acceso a la final que tendrá lugar el domingo.
Favorito con achaques
Si atendemos a la trayectoria de la presente FIBA BCL, La Laguna Tenerife sería el favorito claro, ya que ha ganado todos y cada uno de los 14 partidos que ha disputado hasta la fecha. Cierto es que fruto de la avanzada edad de sus jugadores ha empezado a acumular bajas y achaques. Fran Guerra aún maneja muletas cuatro semanas después de haber sido operado en el tendón peroneo de su tobillo derecho y Joan Sastre apura los plazos para llegar a tiempo a semifinales, este viernes a las 17.00. David Kramer, uno de los poquitos jugadores menores de 30 años del cuadro lagunero, fue baja en la pasada jornada de la ACB, por precaución a cuenta de unas molestias en la rodilla.
Su rival, Galatasaray, ha tenido que jugar más partidos a cuenta de tener que superar rondas previas previo a colarse en esta Final Four. Con jugadores como Will Cummings –16,6 puntos de media para el base–, James Palmer –14,7 tantos para el alero–, desde el juego exterior y, entre otros, el ex de Bilbao Basket Ángel Delgado en la pintura, el cuadro otomano que dirige Yakup Sekizkok ha formado un equipo rocoso y equilibrado, que promedia más de 85 puntos por partido, con más de 19 asistencias y porcentajes razonables.
«No podemos desvelar estrategas ni tácticas, pero el poderío exterior de Galatasaray es tremendo, son fuertes por dentro con Ángel Delgado, tiene facilidad para anotar... tendremos que estar atentos para minimizar su daño. Estoy centrado en poder dar lo mejor de mí mismo para ayudar a mi equipo en su sexta opción para ganar», ha indicado Marcelinho Huertas en la previa de su semifinal.
La «no presión» del campeón
El Sunel Arena llegará a su máxima temperatura a partir de las 20.00 del viernes, cuando el Unicaja de Ibon Navarro se enfrente al AEK de Atenas local. Más allá de la condición de anfitrión del cuadro heleno, la propia trayectoria del bando andaluz, con su ausencia confirmada del bosnio Nedovic y las dudas con Kendrick Perry y Oleg Balcerowski, difuminan el posible favoritismo malagueño, por aquello de que es el campeón en ejercicio.
Atendiendo a las palabras de Ibon Navarro, eso de ser el vigente campeón no da presión, sino que la quita. «Creo que el año pasado teníamos más presión en Belgrado tras nuestro fallo en Málaga en la Final Four previa. Cuando consigues trofeos, te da algo de calma y perspectiva», ha indicado en la previa el técnico gasteiztarra.

Curiosamente, Ibon Navarro sabe lo que es perder una final de la FIBA BCL ante el AEK de Atenas. Durante su etapa al frente del UCAM Murcia, el técnico alavés se enfrentó en la finalísima que tuvo lugar en Marusi –localidad colindante a Atenas, absorbido por la capital a cuenta de su crecimiento–. En aquel 2018 Dragan Sakota ya era el entrenador del bando heleno y se impuso por 100-94. «Mi última experiencia aquí con el UCAM Murcia no fue la mejor, ellos son un equipo muy peligroso, es un honor poder medirte a alguien como él», ha declarado al respecto Ibon Navarro.
Dos años después, en septiembre de 2020, Marusi volvió a acoger la fase final de la competición y el AEK repitió clasificándose para la final, aunque esta vez la perdió ante el San Pablo Burgos (85-74).
AEK tiene muchas bazas y la principal, en lo ofensivo, es el escolta estadounidense Hunter Hale, que promedia 16,1 puntos, el base Prentiss Hubb (13,5 puntos, 3,9 asistencias de promedio), o el ex de Unicaja Mindaugas Kuzminskas, que promedia 10,9 puntos y 4,1 rebotes por partido.
Más allá de las individualidades, el AEK ha demostrado ser un equipo duro de batir cuando juega acompañado por su ruidosa afición en el Sunel Arena, con capacidad para unos 9.000 espectadores y que contará con una amplia mayoría local.
Habrá que ver si, como el año pasado, Navarro y Vidorreta vuelve a cruzarse en la finalísima de la FIBA BCL, algo que se verá el domingo a partir de las 19.00.

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