Xabier Rodríguez

El Giro de Italia y el ciclismo vasco: vidas paralelas

La internacionalización en los tiempos del UCI World Tour viene siendo una de las características del ciclismo moderno, que incluye en su máxima categoría a equipos belgas o franceses, pero también estadounidenses, británicos, kazajos o de países como los Emiratos Árabes Unidos y Bahrain.

Mikel Landa –en la imagen, en la presentación del Giro 2025 pasando junto al trofeo de campeón antes de tener que abandonar por una grave caída– se ha subido dos veces al podio final de la carrera italiana.
Mikel Landa –en la imagen, en la presentación del Giro 2025 pasando junto al trofeo de campeón antes de tener que abandonar por una grave caída– se ha subido dos veces al podio final de la carrera italiana. (Luca BETTINI | AFP)

Durante décadas, el Giro fue una prueba netamente italiana, que seguían con pasión sus aficionados y que jugó un papel muy importante en la consolidación del Estado italiano. Fueron años en los que la participación de ciclistas extranjeros se limitaba a unos pocos locos ávidos de aventuras y alguna estrella a la que 'La Gazzetta dello Sport' invitaba para darle mayor atractivo a la carrera.

En la edición de 1938, uno de estos locos se convirtió en el primer ciclista vasco en tomar la salida en el Giro. Sauveur Ducazeaux era un ciclista acostumbrado a buscarse la vida para encontrar quien le pagara por participar en alguna carrera. En 1935 había superado a Bartali para adjudicarse la etapa de la Vuelta al País Vasco que terminó en Donostia y un año más tarde, ganó la etapa del Tour entre Perpignan y Luchon, sin contar con un equipo que lo respaldara.

Para el Giro de 1938 consiguió hacerse un hueco en el equipo Dei y en varias ocasiones estuvo cerca de lograr una etapa; incluso llegó escapado junto a Del Cancia a la meta de Varese, pero se le escapó la victoria en el sprint. Curiosamente, su mayor éxito lo logró una vez retirado, cuando, en el Tour de 1956, dirigió al equipo del Nordeste de Francia, en el que corría Roger Walkowiak, un ciclista prácticamente desconocido, pero que consiguió una de las victorias más sorprendentes en la historia del Tour.

En pleno franquismo, el deporte estaba controlado por la Falange. Langarika y Loroño se quedaron sin Giro

 

'La Gazzetta' siguió organizando el Giro tras el parón por la II Guerra Mundial y trató de darle un carácter más internacional. Así, en 1952 iba a participar por primera vez un equipo español, en el que el seleccionador, Mariano Cañardo, había incluido a los vascos Langarika y Loroño. Pero, en pleno franquismo, el deporte estaba controlado por la Falange.

Una semana antes del inicio de la carrera, el presidente de la UVE (Unión Velocipédica Española, antiguo nombre de la federación de ciclismo) se acercó a la Bicicleta Eibarresa y le indicó a Langarika que él y Loroño de ninguna manera irían al Giro. Cañardo trató de mediar y también lo hizo el corresponsal de la Gazzetta en España, pero Langarika y Loroño no viajaron a Italia y la víspera de darse la salida, los hermanos Rodríguez tomaban un avión con destino a Milán para sustituirles.

Eran tiempos en los que la organización deportiva del franquismo no contribuía a la buena actuación de los ciclistas. Por eso fue tan importante la creación de equipos como Fagor y, sobre todo, Kas, que permitieron a los ciclistas contar con una infraestructura que no tenían hasta ese momento. Sin ese respaldo difícilmente se podría entender que, para 1967, Gabica y Aurelio González ganaran las primeras etapas de ciclistas vascos en el Giro.

A Paco Galdós le faltaron 41 segundos para ganar el Giro en aquella última subida al Stelvio

 

Aunque nunca llegó a alcanzar el impacto del Tour y siempre le costó que su influencia traspasara las fronteras italianas, la existencia del equipo Kas facilitó que varios ciclistas vascos brillaran en el país transalpino. Paco Galdós fue tercero en 1972, por detrás de Eddy Merckx y del “Tarangu”, también del Kas. Tres años después, vistió la maglia rosa durante diez días y le faltaron 41 segundos para ganar el Giro en aquella última subida al Stelvio. Miguel Mari Lasa ganó cuatro etapas en sus diferentes participaciones en la prueba italiana y ganaron también Txomin Perurena y Santiago Lazkano.

Los años dorados

Pero cuando el equipo Kas desapareció supuso una gran pérdida para el ciclismo vasco. Mientras la carrera italiana invitaba ya a equipos como el 7-Eleven estadounidense o el Café de Colombia, hubo alguna edición en la que la participación vasca se limitó a los hermanos Lejarreta. Marino se había visto atraído por un ciclismo que contaba con más medios que el español y fichar por el Alfa Lum le permitió brillar en el Giro y ser ídolo allí también. Más tarde prolongaría ese idilio con Italia durante sus etapas en el Caja Rural y la ONCE.

Aquello fue el preludio de los años dorados del ciclismo vasco en el Giro. Me refiero, por supuesto, a las dos ediciones ganadas por Indurain, más los otros tres podios, logrados, uno por el propio Indurain y dos más por Olano, tercero en el año 96 y segundo en 2001, con Unai Osa ocupando el tercer puesto en el cajón. Fue en esos años cuando el Giro se empezó a seguir en Euskal Herria como si del Tour se tratara, las etapas empezaron a tener audiencias masivas por televisión y cimas como el Mortirolo, el Pordoi o el Stelvio adquirieron carácter casi mitológico.

Para entonces ya existía el Euskaltel-Euskadi, pero su obsesión por el Tour le llevó a dejar de lado el Giro y tardó en darle la importancia que merecía la prueba italiana. Hasta entonces, fueron equipos como Banesto o la ONCE y ciclistas como Juanma Garate, Koldo Gil o Aitor González quienes mantuvieron alto el prestigio del ciclismo vasco.

Y sí, a Euskaltel le costó darle importancia al Giro. De hecho, un ciclista de la talla de Iban Mayo debutó en el Giro a los 29 años, cuando fichó por Saunier Duval. Eso sí, le dio tiempo de ganar una etapa; de montaña, por supuesto. Finalmente, cuando Euskaltel se tomó la prueba en serio, los ciclistas respondieron. Igor Antón ganó aquella etapa por delante de Alberto Contador y de Nibali, en un Zoncolan repleto de tifosi. Y un día más tarde, fue Mikel Nieve quien se impuso en otra etapa de montaña, esta vez por delante de Garzelli y Contador. Todavía al año siguiente, Ion Izagirre ganó una etapa del Giro.

Igor Antón, Mikel Nieve, Ion Izagirre... saben lo que es ganar en el Giro

 

Después, como había ocurrido con el equipo Kas, la desaparición de Euskaltel-Euskadi fue un golpe para el ciclismo vasco. Pero ya había salido una nueva generación que supo hacerse un hueco en el World Tour.

Corriendo con Movistar, Beñat Intxausti se hizo con dos etapas y terminó en el octavo puesto de la general. El pasado 9 de mayo Mikel Landa tomó la salida en el octavo e infortunado Giro de su carrera profesional. Para Castroviejo es el quinto, el séptimo para Pello Bilbao... Además, Mikel Landa ha subido en dos ocasiones al podio final y Pello Bilbao ha logrado terminar en quinta y sexta posición.

El Giro ha vivido su propio desarrollo, desde una carrera casi exclusivamente italiana, a tener una repercusión global y en esa evolución, el ciclismo vasco ha sabido hacerse un nombre y ganarse un prestigio.

Italiako Giroa eta euskal txirrindularitza

Giroa ez da beti izan gaur ezagutzen dugun nazioarteko ikuskizuna. Hainbat hamarkadatan zehar, funtsezko elementua izan da Italiako gizartearentzat, baina ez zen hurbiltzen Tourrak nazioarte mailan zuen eraginera. Ibilbide horretan, euskal txirrindularitzak bilakaera propioa izan du, abentura bila zebiltzan lehen zoroetatik hasita, frankismoaren hondamendi eta euskal taldeen arrakasta garaiekin jarraituz, gaur egungo World Tourraren internalizazioraino iritsita. Beti leku bat lortzen eta protagonismo-uneak aurkitzen jakinda.