Daniel   Galvalizi
Periodista

Argentina abre calendario electoral con todo servido a favor de Milei

La ciudad de Buenos Aires fue a las urnas el domingo para renovar su legislatura y dio el triunfo al candidato de la ultraderecha gracias a la división de los más moderados y el desplome del progresismo. Los liderazgos de Macri y Fernández de Kirchner, un tapón que beneficia a la Casa Rosada.

Javier Milei, arropado por buenos resultados.
Javier Milei, arropado por buenos resultados. (Emiliano Lasalvia | AFP)

Ha sido el primer match de una hoja de ruta que acabará en octubre con las  elecciones de medio término para renovar la mitad del Parlamento. En el sistema argentino, cada provincia decide cuándo son sus elecciones y la primera en salir a escena fue la metrópoli de la capital el domingo, para renovar la mitad del Legislativo local.

La ciudad de Buenos Aires, con 3,1 millones de personas, tiene un régimen de autonomía que la asimila a una provincia. Su jefe de Gobierno es Jorge Macri, primo del expresidente y líder del partido PRO, y quien ahora deberá llevar a cuestas ser el rostro de la primera derrota de la formación en 23 años y en el distrito que gobierna. Doce elecciones consecutivas habían ganado, hasta la del domingo, y la única vez en que ganó un peronista allí en lo que llevamos de siglo fue en las presidenciales de 2011 (en las que PRO no tenía candidato).

El PRO ha obtenido un inédito tercer lugar, con 15,9%, en unos comicios también marcados por la mayor abstención en décadas (47%). El claro ganador ha sido Manuel Adorni, portavoz del presidente, Javier Milei, y cabeza de la papeleta de la formación ultra La Libertad Avanza (LLA), con el 30%. La coalición peronista (entre kirchneristas, peronismo tradicional y progresistas) ha logrado el segundo puesto, con un 27,4%, retrocediendo cinco puntos respecto a 2023.

Este resultado debe explicarse yendo a finales del año pasado, cuando buena parte de los ejecutivos regionales decidieron seguir a la Casa Rosada y «desdoblar» (en argot local) las elecciones: Milei impulsó la anulación del sistema de primarias abiertas obligatorias que rige desde 2008 y que promueve que los partidos diriman sus internas con el voto ciudadano. Lo mismo decidieron Jorge Macri y el gobernador de la provincia bonaerense, el kirchnerista Axel Kicillof.

Los comicios porteños acabaron siendo una gran primaria, con mucha proyección mediática al ser la capital, en la que la oposición a Milei fue fragmentada y enfrentada entre sí por viejas inquinas personales. Un ejemplo: la otrora exitosa coalición Cambiemos estalló tras el pacto de Macri y Bullrich con Milei y acudió dividida en cuatro. 

Ahí radica también la razón de la histórica derrota: el exalcalde Horacio Rodríguez Larreta rompió con el partido que cofundó junto a Mauricio Macri hace dos décadas. Fue su mano derecha y jefe de Gabinete pero la traición del expresidente al no apoyarlo en las primarias presidenciales de 2023 fue una bisagra. Larreta ha creado un nuevo partido, Volvamos Buenos Aires, y obtuvo el 8,1%. Fuentes cercanas insinúan que mantiene su aspiración de llegar a la Casa Rosada y que apuesta por construir un espacio de centro moderado en previsión de que colapsen el estilo y la gestión de Milei.

En la formación de ultraderecha viven días de júbilo porque no esperaban un triunfo tan marcado y cumplieron su anhelo: sorpasar al macrismo como partido no peronista más votado en la capital. Inmediatamente, desde LLA han pasado a la nueva fase de su estrategia: hacer implosionar al PRO en la provincia de Buenos Aires, que votará en setiembre, un mes antes de la renovación del Congreso y el Senado nacionales.

Fuentes del partido de Milei ya filtran que consideran un «cadáver político» a Mauricio Macri y abren la puerta a los dirigentes de PRO bonaerenses para que pacten «uno a uno» un acuerdo electoral. La táctica es la del trumpismo radical: tratar de vaciar las opciones de centroderecha y sistémicas cooptando líderes para polarizar con las opciones más antagónicas (en el caso local, el kirchnerismo).

El liderazgo de Cristina Fernández, ahora líder del Partido Justicialista (marca electoral del peronismo), como el de Macri, acaba siendo un tapón para que surjan nuevas opciones progresistas. La expresidenta mantiene un 20% de fidelidad casi religiosa del electorado, especialmente bonaerense, pero una imagen muy negativa en dos tercios. Su disputa con Kicillof, que quiere exhibir señales de autonomía, denota la intransigencia para permitir un nuevo liderazgo nacional.

El resultado del domingo, según fuentes del kirchnerismo, alienta la polarización: aseguran que a Milei se le debe combatir con dureza y que la tibieza que cuida las formas se ha demostrado ineficaz. Un marco que es funcional al presidente ultra, que necesita desesperadamente mejorar en octubre su performance para aumentar escaños en un Parlamento que le es adverso y que, hasta ahora, ha sido, junto con el Supremo, la cortapisa a su agenda radical neoliberal.

Mileik ondo hasi du hauteskundeen txanpa

Eskuinaren sakabanaketak, progresismoaren  gainbeherak eta Mauricio Macri eta Cristina Fernandez de Kirchnerren lidergoen krisiak ateak ireki dizkio Javier Milei presidente ultraeskuindarraren alderdiari, Buenos Airesen igandean tokiko Parlamentuaren erdia berritzeko eginiko hauteskundeak irabazteko. Mileik etsi-etsian hobetu behar du urrian bere performancea, Parlamentuan aulkiak gehitzeko, zeina kontra duen eta orain arte Auzitegi Gorenarekin bere agenda erradikal neoliberalaren