Merz define el apoyo a Ucrania y el rearme como sus prioridades
Tras su accidentado nombramiento, Friedrich Merz (CDU) sigue definiendo su política, desde el Bundestag y en la inauguración de la «Panzerbrigade» alemana en Lituania. Para el nuevo canciller democristiano, que lidera una coalición con el SPD, la inmigración y la política social tendrán menos peso.

Después de haber viajado por las, para él, importantes capitales europeas –París, Varsovia, Bruselas y Kiev–, Friedrich Merz volvió a Berlín para dirigirse por primera vez al Parlamento. Lo hizo respaldado por el cambio constitucional que le permite contraer deudas por valor de hasta 800.000 millones de euros. Para ello, sacrificó el freno de la deuda. Su giro de 180 grados ha causado un profundo malestar entre sus bases. Inicia su legislatura con una pésima reputación y teniendo a la neofascista Alternativa para Alemania (AfD) adelantando a la CDU en las encuestas. Justifica su decisión con el título del pacto de Gobierno: «Responsabilidad para Alemania».
Esta pasa por el futuro de Ucrania. «En Ucrania está en juego nada menos que el orden de paz de nuestro continente entero», insiste. Reconoce que Alemania no es parte en esa guerra y que tampoco quiere serlo, pero no será «un tercero sin interés».
Y pasa por el refuerzo de las Fuerzas Armadas alemanas, la Bundeswehr. Aunque el anterior tripartito del socialdemócrata Olaf Scholz (SPD) con los verdes y liberales invirtieron 100.000 millones de euros extra para modernizarlas, estas siguen estando en condiciones pésimas. «El Gobierno federal pondrá a disposición todos los recursos financieros que la Bundeswehr necesita para ser el Ejército convencional más fuerte de Europa», anunció. Sin embargo, no especificó en que consistirá esa fuerza convencional ya que la guerra entre Rusia y Ucrania ha mostrado la vulnerabilidad de los tanques y la importancia de los drones en el campo de batalla. «Queremos poder defendernos para no tener que defendernos», añadió Merz.
La segunda prioridad reside en fortalecer la economía e industria alemanas, que considera «aún competitiva», a pesar de los problemas del sector automovilístico. Critica la creciente «regulación, la aplastante burocracia, la infraestructura arruinada, el caro suministro de energía y los en comparación altos impuestos y tributaciones». Promete invertir 150.000 millones de euros del paquete especial de endeudamiento que en campaña electoral había rechazado tajantemente.
Merz no quiere perder el apoyo histórico de las empresas alemanas y asegura que aunque está en favor de elevar el salario mínimo hasta los 15 euros la hora, no legislará en este sentido. El gesto puede haber sentado mal a su socio de Gobierno y ministro de Finanzas, Lars Klingbeil (SPD), impulsor de la iniciativa.
En el ámbito social, el canciller reconoce la falta de vivienda como el mayor problema que habrá que enfrentar «construyendo, construyendo, construyendo». No da números como hizo el Ejecutivo anterior al anunciar la construcción de 400.000 viviendas de protección social cada año. Promesa que quedó en agua de borrajas.
A la protección del medio ambiente, Merz no le da mayor importancia. Promete salvar el clima con el impuesto sobre la emisiones del CO2.
Poca importancia ha prestado igualmente a la inmigración irregular, pese a que anunció que la pararía su «primer día en el Gobierno». De hecho, su ministro de Interior, Alexander Dobrindt (CSU), sí ha aumentado los controles en las fronteras alemanas negando la entrada al país a los solicitantes de asilo. La Policía se ha visto desbordada por la falta de instrucciones claras.
Merz es optimista y asegura que Alemania podría afrontar estos retos con sus propios medios. Como meta fija que en ya verano los alemanes verán que «aquí las cosas cambian a mejor, que aquí se avanza».
Al canciller y su Gabinete habrá que concederle el beneficio de los primeros 100 días. Por ahora, muestra fijación en Ucrania, argumento para iniciar la remilitarización del país. En contraste, el Ejecutivo vuelve a cerrar filas con Israel, con tibias críticas por sus excesos. Un eufemismo para no hablar del genocidio en Gaza.
MERZEN LEHENTASUNAK: UKRAINA ETA BERRARMAKETA
Izendapen gorabeheratsuaren ondoren, Friedrich Merzek (CDU) bere politika finkatzen jarraitzen du, Bundestagean eta Lituaniako «Panzerbrigade» alemaniarraren inaugurazioan. SPDrekin koalizioa zuzentzen duen kantziler demokristauarentzat, immigrazioak eta politika sozialak pisu gutxiago izango dute. Ukrainarekiko atxikimendua erakutsi du, Alemania berrarmatzen hasteko argudioa. Gobernu berriak, aldiz, Israelekin bat egin du berriro, gehiegikeriak direla-eta, ñabardura kritikoekin. Eufemismo bat, Gazako genozidioaz ez hitz egiteko.

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