Entre la ciudad escocesa de Aberdeen y Jerusalén hay unos 5.500 kilómetros de distancia, atravesando toda Europa en diagonal. Un mundo que el fútbol puede conectar y que el pasado fin de semana ha tenido en Oday Dabbagh un representante muy destacado.

Dabbagh es el pichichi absoluto de la selección palestina con sus 17 tantos en apenas 38 partidos. A nivel de clubes, ha desarrollado su carrera de los últimos años en ligas europeas que no son de primer nivel, pero siempre siendo una referencia en cuanto a goles anotados, tanto con los portugueses del Arouca como con el Charleroi belga y ahora, last but not least, el Aberdeen, con el que este pasado sábado ganó una histórica Copa de Escocia.

Pichichi y pionero

Oday fue el primer futbolista palestino en jugar (y anotar) en una liga europea. No es, en cambio, el primero capaz de ganar un título en el viejo continente; eso ya lo había conseguido Moustafa Zeidan, medio centro del Malmoe, ganador de la liga sueca en 2023. Se trata de un torneo escandinavo donde varios palestinos, de nacimiento o de pasaporte (herencias familiares, por ejemplo), han encontrado un hueco interesante. Por ejemplo, el delantero Omar Faraj y el portero Amir Kaddoura. El mismo entrenador del Aberdeen, Jimmy Thelin, es sueco.

Otra cosa es ejercer de globetrotter del fútbol, como ha hecho Dabbagh a lo largo de su carrera, pionero para los futbolistas palestinos: Portugal, Bélgica y ahora Escocia. Cedido en febrero al Aberdeen por el Charleroi, Oday se ha convertido enseguida en un importante valor para su equipo, sobre todo saliendo desde el banquillo. Luciendo la camiseta número 11, delantero centro, zurdo, ha anotado tres goles en otros tantos partidos de la Scottish Cup, más uno en la Scottish Premier League.

Fundamental fue el tanto que permitió al Aberdeen derrotar al Heart of Midlothian en la semifinal, un 2-1 logrado en la prórroga en el minuto 118. Ya con ello, la temporada del Aberdeen se podía considerar positiva. Faltaba la final contra los superfavoritos de siempre, el Celtic de Glasgow, ganador de 42 ediciones de este torneo contra las 7 del Aberdeen (la última en 1990). Y ahí llegó la sorpresa.

De «underdog» a campeón

El Aberdeen, que llegaba como claro underdog al choque del pasado sábado, no levantaba plata desde 2014, cuando ganó la Copa de la Liga Escocesa, un trofeo bastante secundario. Otra cosa son las dos grandes competiciones locales, la Premier League y la Scottish Cup. En esta última década, el rendimiento ha sido desastroso, con cinco cambios de entrenadores desde 2021, hasta llegar Jimmy Thelin.

Como de costumbre, el Celtic se presentó sacando pecho. Se adelantó ya en la primera parte, gracias a un gol en propia puerta de Dorrington. En la segunda mitad, el Aberdeen dio entrada a Dabbagh en el minuto 79 por Kevin Nisbet y casi enseguida llegó el empate: otro gol en propia puerta, esta vez del portero Kasper Schmeichel, del Celtic, hijo del gran Peter, leyenda de la selección danesa y del Manchester United. Error garrafal del cancerbero e inesperada igualada.

Luego, en la tanda de penaltis, se cumplió el milagro, con la victoria del Aberdeen: 3-2 (4-3 en total), una de las dianas transformada desde los once metros por Dabbagh, mientras que para el Celtic resultaron determinantes los errores de McGregor y Johnston. Increíble la felicidad de los hinchas de los Dons, que en la Liga habían acabado solamente quintos.

Como en 1990, una victoria en los penaltis y, de nuevo, contra el Celtic. En aquel caso los nombres destacados eran los del entrenador Alex Smith, los defensas Alex McLeish e Brian Irvine y el mediocentro Stewart McKimmie. Ahora en la historia ha entrado Oday Dabbagh, un palestino.