Una «llamada de atención» con final «ilusionante»
El Eibar acaba la temporada muy lejos del play-off pero aliviado tras superar la situación más delicada desde su regreso a Segunda. La reacción y los números del equipo con Beñat San José refuerzan un proyecto que mantendrá la base.

Es tiempo de vacaciones en el Eibar. No para todos, porque en los despachos arranca uno de los períodos de mayor actividad, pero sí para cuerpo técnico y jugadores que acaban un curso difícil de definir con una sola palabra. Lo ha intentado César Palacios en su habitual comparecencia de final de temporada, en la que ha resumido lo sucedido como «una llamada de atención pero que acaba de forma ilusionante porque tenemos ganas de volver a ver competir a este equipo».
Efectivamente, la campaña ha tenido de todo para un equipo, un club, que ha tenido que amoldarse a su nueva realidad. Concluido el periodo de tres años que se marcó para regresar a Primera con la inyección extra de dinero que le permitían sus ahorros sin haber conseguido el objetivo, el tijeretazo fue considerable el año pasado. El fútbol no es una ciencia exacta y ahí está el historial del propio Eibar para confirmarlo pero el orden de presupuestos y la clasificación final no suelen diferir demasiado.
Con el cambio de curso, 17 futbolistas hicieron las maletas, incluyendo a media docena de titularísimos y a los autores de más de la mitad de los 72 goles que anotó el Eibar la pasada temporada. Las incorporaciones tuvieron, lógicamente, un perfil más bajo aunque Palacios consiguió convencer a futbolistas de larga trayectoria en Primera y Segunda como Puertas y jugadores con, aunque menos que el andaluz, experiencia en la categoría como Magunagoitia, Arambarri o Alkain. El equipo se rejuveneció y, como suele pasar en estas circunstancias, miró a la cantera por primera vez en muchísimos años. Hodei Arrillaga y Ander Madariaga se hicieron con un hueco no ya en la plantilla –aunque el vizcaino mantenía ficha del filial– sino en los planes del entrenador aunque Mada ha tenido que seguir la segunda parte de la Liga desde la enfermería tras lesionarse de gravedad cuando mejor estaba.

Lo cierto es que los dos canteranos, en la estructura del Eibar desde niños, se cuentan entre los fichajes que más han aportado, junto a un Magunagoitia sensacional –ni Fuzato ni después Álex Domínguez han sido capaces de arrebatarle la titularidad–, Puertas y un Cubero que ha correspondido con creces a la confianza que ha depositado en él Beñat San José desde su llegada. Las notas han sido más variadas para el resto, bien porque llegaron rodeados de mayores expectativas, bien por su infortunio con las lesiones, bien porque la competencia en su puesto ha sido mayor.
La respuesta de los que ya estaban en casa ha sido más homogénea. Para bien, sobre todo en el caso de Corpas, Sergio, Cristian, un Bautista que ha ido de menos a más y un Arbilla que, pese a que una lesión le dejó fuera de combate un par de meses, parece tener el secreto de la eterna juventud.
Tampoco han faltado los fiascos. Kento llegó a última hora y se marchó en Navidad sin dejar la más mínima huella y Fuzato también aprovechó el mercado invernal para irse a Brasil, viendo que Magunagoitia le había comido la tostada. Llegaron entonces otras cuatro incorporaciones: en propiedad Javi Martínez, probablemente una de las mejores operaciones de la temporada aunque por cuestiones físicas no haya tenido tanto protagonismo como debería tener en el futuro, y vía cesión Iván Gil, Comas y Álex Domínguez. El primero, que ha acusado su inactividad previa, solo ha dejado algunas píldoras de su calidad; el segundo tampoco ha tenido suerte con las lesiones pero su rendimiento en los pocos partidos que ha jugado ha sido excelente; el guardameta no ha llegado a debutar.
Dos entrenadores
Con esos mimbres, Joseba Etxeberria tenía muy complicado repetir lo del año pasado. Faltaba gol y el técnico se afanó en mejorar en la parcela defensiva, que había sido el gran debe de la campaña anterior. Pero la pérdida de un lado fue mayor que la ganancia del otro y los resultados lo acusaron. Aunque la Liga comenzó de forma esperanzadora, la dinámica fue empeorando y aunque hubo algunos partidos destacados, la imagen del equipo en general estaba lejos de invitar al optimismo. Las comparaciones con años previos tampoco ayudaban, el ambiente se fue cargando, el Eibar perdiendo posiciones en la clasificación y en febrero acabó llegando lo inevitable. La penosa derrota en Castellón agotó el crédito de Etxebe y por primera vez en quince años, el club azulgrana destituyó a su entrenador.
Le relevó Beñat San José. Un técnico con experiencia, sí, aunque bastante exótica. Trajo ilusión y fuerza, que es lo primero que necesitaba el equipo. Los resultados llegaron de inmediato, los armeros ganaron en confianza y acabó por mejorar también el juego. No tanto como para alcanzar la pelea por el ascenso que, pese a lo que dijeran las matemáticas estaba prácticamente descartada desde Navidades, pero sí como para acabar la temporada con muy buenas sensaciones.
Los beneficios de una crisis
Y con eso, precisamente, quieren quedarse en el club. Con las consecuencias positivas que puede acabar teniendo una crisis como la que tuvo al Eibar acongojado por la posibilidad de perder la categoría. Con menos presión una vez extinguido el peligro, Beñat San José y su equipo han realizado la mejor pretemporada posible. Amistosos de pura competición, si es que vale la expresión, y además con una plantilla que, en su mayoría, volverá a ponerse a sus órdenes a partir de julio. Y, por si fuera poco, esos tres meses largos se han saldado con buenos números –proyectados al total de la temporada, habrían llevado al equipo al play-off– y alguno de los mejores partidos del año, con lo que el cuerpo técnico y equipo comenzarán el próximo curso conociéndose bien y con confianza por lo que ya han hecho.
«Tenemos la sensación de que hemos acabado la temporada con ilusión por que empiece la próxima y eso es muy importante –ha destacado Palacios–. Hemos adelantado un trabajo de funcionamiento, de ideas, de lo que quiere Beñat y además nos quedamos con ganas de ver qué pasa la próxima temporada».

Pero el año también ha dejado un aviso, que en opinión del Director deportivo armero invita a «parar y valorar lo que se hace», sobre todo en «la nueva realidad», en la que ha cambiado el propio Eibar, que ya no cuenta con el colchón económico extra de sus tres primeras temporadas tras el descenso, y también el fútbol en general, con la presencia cada vez mayor de fondos de inversión, millonarios y grandes firmas al frente de los clubes. «Estamos un año más en Segunda y hay que darle valor también. La Segunda a veces te llama la atención y te dice '¡cuidado!'. Hemos tenido ese aviso, el esfuerzo que requiere estar en el fútbol profesional. Quizá el mensaje sea 'qué fuerte está el Eibar, con todas las dificultades que tiene'». «Eso no quiere decir que no seamos ambiciosos –ha añadido–. Siempre vamos a competir e intentar hacerlo lo mejor posible. Pero también hay que darle valor a ser novenos después de cómo hemos estado».
En este sentido, ha destacado la reacción de todo el club para superar una situación inhabitual en el Eibar y ha agradecido «la implicación de todos», incluyendo a la afición, así como el trabajo de Joseba Etxeberria y su cuerpo técnico durante el año y medio que permanecieron en el Eibar.
Adiós a Lakanbra
En lo que respecta a la próxima temporada, es previsible que el ajuste presupuestario se repita pero el Eibar ya ha atado la continuidad de futbolistas importantes como Arbilla, Cubero o, sobre todo, Bautista, un jugador con cartel en la categoría y en otras Ligas. No ha habido tanta suerte con Matheus, al que se ofreció la renovación pero ha optado por regresar a su país, y otra media docena de futbolistas, entre cesiones y finalizaciones de contrato, dejarán también el club. Pero lo cierto es que 18 futbolistas de la plantilla actual siguen en el Eibar, a los que se añaden los tres jugadores cedidos en otros equipos –Slavy, Eric Pérez, Yriarte–.
No hay mucho margen de maniobra en cuanto a número pero Palacios asume que habrá movimientos de entrada y de salida. Y que puede haber oportunidades para jugadores del filial, que ha rozado el ascenso a 1ª RFEF, «no porque se lo regale nadie sino porque se lo merecen», aunque en algunos casos se optará por la cesión a otros equipos de categorías intermedias para que ganen experiencia.

También hay despedidas en la estructura del club. Tras diez años en el club, los cuatro últimos como Secretario técnico, Arkaitz Lakanbra se marcha. El lazkaotarra llegó al Eibar en 2015 para dirigir al Vitoria, después se incorporó a la secretaría técnica que capitaneaban Fran Garagarza y Mikel Martija para realizar labores de scouting y en 2021, con la marcha de éstos y la llegada de César Palacios, fue nombrado Secretario técnico. «Ha sido una decisión personal de él. Ya llevaba muchos años aquí y ha creído que ha llegado el momento de afrontar nuevos retos», ha explicado Palacios, que ha querido agradecer a Lakanbra «personalmente y a nivel de club todo su esfuerzo y trabajo. Para mí ha sido muy importante, mi mano derecha todos estos años y le deseo lo mejor, todo lo que se merece, que es lo que pensamos todas las personas de este club».
Eneko Romo, hasta ahora responsable del filial, ocupa la vacante de Lakanbra.

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