
La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Océano (UNOC3) ha arrancado este lunes en la ciudad francesa de Niza con la presencia de al menos 70 jefes de Estado y de Gobierno. Hasta el próximo viernes, unos 10.000 delegados debatirán entre otros temas sobre la minería submarina, el ruido en el mar o la contaminación por plástico en los océanos, este último de cara a las negociaciones del Tratado Internacional de Plásticos que acogerá Ginebra (Suiza) en agosto.
El Tratado Global de los Océanos, que se esperaba que fuera el gran acuerdo de Niza, ha sido ratificado solo por 31 países. En total se necesita llegar a un mínimo de 60 para que entre en vigor.
Durante los próximos días, la ciudad mediterránea será sede de sesiones plenarias cada mañana, en las que los estados miembros de la ONU expondrán sus compromisos con los océanos. Cada tarde se desarrollarán dos secuencias de diálogo que reunirán a estados miembros, organizaciones de la ONU y representantes de la sociedad civil (ONG, científicos y empresas). Estos diálogos, conocidos como ‘Paneles de Acción Oceánica’, fomentarán «el compromiso de diversas partes interesadas, la creación de coaliciones y la elaboración de proyectos para el océano».
«Estamos fallando al océano»
En su discurso durante el acto inaugural, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha reclamado un cambio de rumbo porque «las poblaciones de peces se están desplomando. Estamos fallando al océano, que es el recurso compartido por excelencia. Sin un océano sano, no puede haber un planeta sano».
Guterres ha hecho un llamamiento a la acción urgente y global, instando a todos los estados a ratificar el Acuerdo sobre la Diversidad Biológica Marina en Zonas Fuera de la Jurisdicción Nacional para garantizar su rápida entrada en vigor. «Tenemos la oportunidad de restaurar la abundancia marina», ha proclamado.
El secretario general de la ONU ha advertido que la contaminación por plásticos que «está asfixiando los ecosistemas», por lo que ha reclamado un compromiso firme para alcanzar un tratado global y legalmente vinculante que la frene.
También ha instado a un acuerdo con la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre pesca sostenible, y ha alertado sobre el bajo nivel de financiación del ODS 14 (vida submarina), al que se ha referdido como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible más olvidados.
Para revertir esta situación ha reclamado más fondos públicos, el respaldo de los bancos de desarrollo y nuevas fórmulas para movilizar capital privado. «Las profundidades marinas no pueden convertirse en el salvaje oeste». Frente a ello, ha defendido una regulación basada en el derecho internacional y gestionada por la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos.
Pese a todo, Guterres se ha mostrado confiado en posibles cambios y ha recordado que cuando se estableció una moratoria global sobre la caza comercial de ballenas las poblaciones se recuperaron. «El océano de nuestros ancestros, rebosante de vida y diversidad puede ser más que una leyenda. Puede ser nuestro legado», ha sentenciado.
Protesta de Greenpeace
Mientras, Greenpeace ha denunciado que su buque Arctic Sunrise sigue sin poder atracar en Niza. El grupo ecologista tiene previsto llevar a cabo una movilización de protesta con el lema ‘No a la explotación minera en aguas profundas’.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un decreto para explotar minerales en aguas profundas, que incluyen no solo su zona económica exclusiva, sino también la de las aguas internacionales, cuya regulación podría impulsarse en la presente Cumbre y que supone la mitad de la superficie del planeta.
La directora de Greenpeace en el Estado español, Eva Saldaña, ha lamentado que el Tratado Global de los Océanos necesite aún la firma de tres decenas de países para entrar en vigor, cuando el proceso para hacerlo se abrió en 2023. «El multilateralismo global no está funcionando. Y a partir de ahí, en cascada, pues se caen un montón de cosas absolutamente vitales en este momento», ha resumido.
Preguntada por los posibles anuncios sobre financiación climática que pudieran surgir de la Cumbre, Saldaña ha dejado claro que, en su opinión, lo primero que tienen que hacer las empresas es cambiar sus modelos de negocio y hacerlos sostenibles. «No creo que las empresas sean quienes vayan a salvar esto. Pienso que son los gobiernos los que tienen que dar el primer paso», ha añadido.

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