
Elnaz, de 28 años y originaria de Teherán, no tuvo otra opción: hace dos días y junto a su familia, huyó de la capital, envuelta en intensos bombardeos israelíes. Se dirigieron a un pueblo del norte que, esperan, esté libre de los ataques.
Opositora al régimen como muchos jóvenes iraníes, participó en las manifestaciones que siguieron a la muerte de la kurda Mahsa Amini en septiembre de 2022. Habla de un poder que «aplasta a su juventud, que encierra a sus mujeres» y que no duda en utilizar blindados contra los manifestantes. «Incontables son ya los muertos, las violaciones en los centros de detención, los ahorcamientos», recuerda.
Sin embargo, al igual que muchos, reconoce temer algo con lo que siempre ha soñado, la caída de la República Islámica: «Ni entre las personas con posiciones mas críticas con el régimen, encontrarás a alguien que se alegre hoy en día. No se libera a un pueblo bombardeándolo, y en Irán, nadie cree que Israel vaya a traer la democracia».
«Al mundo le damos igual»
Los ataques israelíes han causado en el momento de escribir estas líneas al menos 585 muertos en Irán según las autoridades y Elnaz no oculta su ira hacia el resto del mundo: «A la inmensa mayoría de la gente le da igual, al fin y al cabo, somos iraníes, probablemente nos lo hemos ganado. Y otros ven a la República Islámica como héroes porque lanzan misiles contra Israel».
«Los mulahs solo están limpiando sus crímenes contra nosotros haciéndose pasar por defensores de los palestinos. Pero con decenas de miles de muertos en Gaza, no han movido un dedo. Su único objetivo es mantener vivo su régimen», insiste.
Potencia extranjera
Ali, de 32 años, residente en Teherán, recuerda la primera noche de bombardeos, el pasado 13 de junio: «Fue aterrador. Como si, después de Gaza y Beirut, nos hubiera llegado el turno. Al día siguiente, las opiniones estaban muy divididas. La muerte de Hossein Salami [jefe de la Guardia Revolucionaria y pilar del ala dura del régimen] satisfizo a mucha gente. Fue el cerebro de la represión de las manifestaciones de 2022. Pero, aunque eran nuestros enemigos, los altos mandos muertos siguen siendo iraníes que han sido eliminados por una potencia extranjera que viola el derecho internacional».
Ali critica la actitud de Israel, que afirma apuntar a objetivos militares o nucleares: «En realidad, son civiles los que mueren. Nos piden que huyamos de las zonas sensibles, pero nadie sabe dónde están. ¿Esperan que 10 millones de habitantes abandonen Teherán? Y el mundo entero mira sin decir nada, como si fuera algo normal».
Este sentimiento encontrado, muy extendido en Irán, no es algo nuevo, como nos recuerda el geógrafo Bernard Hourcade, quien subraya que «desde 1979, cada vez que Irán es atacado, la población se pone del lado del régimen». Un patriotismo que resurge hoy en día. Así, en las redes sociales, mujeres jóvenes, con el pelo descubierto en desafío al régimen, piden que se acelere el programa nuclear para defenderse de Israel.
«Nos corresponde a nosotros»
Pero muy pocos iraníes creen en un desenlace positivo. Si el régimen, golpeado en el corazón, se tambalea, es evidente que no se dejará derrotar sin haber lanzado todas sus fuerzas a la batalla: «Está condenado desde hace mucho tiempo», afirma Elnaz. «Pero nos negamos a que caiga bajo las bombas israelíes y estadounidenses. Nos corresponde a nosotras derrocarlo».
El nombre de la operación israelí, «Rising Lion», en referencia al león de la bandera imperial, indigna incluso a los más moderados. Sobre todo porque algunos iraníes exiliados, monárquicos declarados, multiplican sus apariciones en los medios de comunicación occidentales para pedir el retorno de la monarquía. «Son unos imbéciles», se enfada Ali. «No son ellos los que sufren la represión, los bombardeos. Sueñan con vender el país a los estadounidenses y a los israelíes. ¡Eso nunca!».
Porque en lo que hay consenso es en una cosa: si el régimen cayera bajo las bombas, Irán correría más riesgo de desintegrarse y dividirse en un escenario similar al de Libia, en lugar de democratizarse. «¿Cómo ser optimista cuando nuestro futuro se decidirá entre los mulahs, Trump y Netanyahu?», concluye.
Símbolos
El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, reiteró su objetivo del cambio político en Irán, al asegurar que «los símbolos del régimen iraní» están siendo destruidos «desde la Autoridad de Radiodifusión hasta otros objetivos, y multitudes de residentes huyen. Así es como caen las dictaduras».
«Aldaketa geuk egin behar dugu»
«Irango herriak ez luke gerraren eta erregimen diktatoriala onartzearen artean aukeratu behar», adierazi du Kurdistango Bizitza Askearen Alderdiak (PJAK), Israelen eta Iranen arteko gerraren inguruan. PJAK Irango «herriari gerra inposatzearen aurka» agertu da agiri batean. «Borroka demokratiko herrikoiak eta ‘Jin, Jiyan, Azadi’ iraultzak (Emakumea, Bizitza, Askatasuna) ekarriko dute askatasuna Iranera», azaldu du. «Gure iraultza demokratikoaren helburuak lortzeko, batasuna eta lankidetza behar dira, askatasuna, indar demokratikoak, borrokalari nazionalak, emakumeak eta identitate mugimenduak bilatzen dituztenen artean», ohartarazi du alderdi kurduak. «Erregimenaren ahultzearen aurrean, Irango herriaren pozak ez du esan nahi itxaropen guztiak gerraren emaitzan jartzen dituenik. Botere eta interes kontrajarrien gerra da hau, ez herri eta nazioen askapen gerra», nabarmendu du.
PJAKek Irango herri osoari eta, batez ere, Kurdistani dei egite die «egitura demokratikoen eta herrikoien barruan antolatzera. Erabateko elkartasunaren bidez, gerraren eragin suntsitzailea txikiagotu dezakete», esan du. «Gizarte demokratiko eta autogestionatu bat eraikitzeko, ezinbesteko neurriak dira gerrako biktimei laguntzeko taldeak eratzea, erreskaterako eta finantza lankidetzarako tokiko batzordeak ezartzea, eta estatuko mertzenarioak biztanlerian infiltratzea prebenitzea».

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