Amaia  U. Lasagabaster
Kazetaria, kirol informazioan espezializatua / Periodista, especializada en información deportiva
Entrevista
Txente García Acosta
Director deportivo del Movistar

«Me llama mucho la atención que la gente siga acordándose de Draguignan»

«La fuga de la fuga», esa expresión que ha hecho tan popular, dio a Txente García Acosta (Donostia, 1972) una de sus mayores alegrías. Se cumplen 25 años de su victoria de etapa en el Tour, que ahora le encantaría repetir desde el coche de Movistar aunque asegura que «cada vez es más difícil ganar».

Txente García Acosta, vencedor en Draguignan.
Txente García Acosta, vencedor en Draguignan. (Patrick KOVARIK | AFP)

Vuelve a montarse en el coche para recorrer Francia. Hace catorce años que se retiró pero ya ha corrido más grandes vueltas sobre cuatro ruedas que sobre dos. Y eso que fueron 27 entre Tours y Vueltas. Casi siempre le tocó trabajar para otros pero también aprovechó sus oportunidades para retirarse con un pequeño pero selecto palmarés. Fueron siete victorias, entre las que destacan dos en la Vuelta y una en el Tour. En Draguignan, que nunca antes había acogido una meta y no lo ha vuelto a hacer. El 14 de julio se cumplirán 25 años de aquel triunfo y a Txente García se lo siguen recordando.

Un cuarto de siglo, que se dice fácil. ¿Se echa de menos aunque solo sea por días como aquel?

No, no. Yo en 2010 ya lo dejé, solo que los compañeros me convencieron para hacer un año más. En 2011 llevaba ya 17 años y ya, ya valía. Te haces mayor, te cuesta un poco más entrenar, de cabeza también vas pensando en otras cosas… y llega un momento en el que lo tienes que dejar. Y yo he sido un afortunado eh, porque he dejado la bici cuando yo quise.

Deja la bici pero no el ciclismo.

También he tenido esa suerte de poder seguir aquí. La bici es mi pasión y hay poca gente que puede decir que trabaja en su pasión. Y además en la casa de siempre, donde siempre he estado muy a gusto, me han querido siempre y estoy encantado.

¿Y es más duro el coche o la bicicleta?

Es diferente. En la bici el cansancio es más físico y aquí es más mental, psicológico. Que también te revienta pero son diferentes. Cada momento es el que es.

Su función en cierta manera es parecida. Como gregario le tocaba cuidar de los líderes y ahora cuidar del equipo.

Un poco sí que se parece aunque entonces cuidaba de los líderes y ahora de los ciclistas y un poco de todo el staff. Al final eres el responsable de que todo funcione, de que todo vaya bien, y muchas veces es difícil acertar. Pero haces todo lo posible para que las cosas funcionen y salgan bien.

Mucha responsabilidad sobre mucha gente y muy diferente.

Sí. Además, el ciclista al final es egoísta. Yo lo he sido también cuando corría. Y tú tienes que pensar en todos. No es solo llevar el coche en carrera, eso es lo de menos. Detrás hay un montón de trabajo: logística, coches adelante y atrás, masajistas aquí, mecánicos allá, el osteópata, el nutricionista, el cocinero… Y los ciclistas, claro. Un montón de historias que tienes que gestionar y tú siempre te pones el último. Pero sarna con gusto no pica.

«He intentado siempre hacer mi trabajo lo primero y luego cuando he podido, aprovechar mis oportunidades, correr un poco para mí. Y al final he conseguido alguna victoria, no muchas pero bonitas, muy luchadas»

Era un gran gregario y de vez en cuando también ganaba. Se cumplen 25 años de su victoria en el Tour. Nos ha salido alguna cana desde entonces.

Un poco hemos cambiado desde entonces, sí. Siempre digo lo mismo, 'buah, si lo pillo con lo que sé ahora...' [se ríe]. Yo pasé a profesionales sabiendo que mi meta era ser un gran gregario. Pero en mi cabecita también tenía que aprovechar las oportunidades. En mi carrera he intentado siempre hacer mi trabajo lo primero y luego cuando he podido, aprovechar mis oportunidades, correr un poco para mí. Y al final he conseguido alguna victoria, no muchas pero bonitas, muy luchadas, y tengo muy buen recuerdo de todas. La del Tour quizá es un poco más especial, aunque en realidad todas lo son porque es una carrera con mucha repercusión. Además fue un 14 de julio, curiosamente llevaba el dorsal 14, fue una fuga grande y difícil… Cuadró todo y fue un día superguapo que tengo siempre en la memoria.

¿Cómo lo recuerda?

Era un día con muchísimo calor. Y me acuerdo de que tardó mucho en hacerse la fuga, muchísimo. Además, venía de recoger bidones. Repartí los bidones a los compañeros, adelante, saltó alguno, arranqué yo también y me metí en la escapada. Fue la típica escapada grande, de unos 15, y fue uno de esos días tontos que tienes en los que todo te sale bien y tienes unas piernas impresionantes. Todo me salió bien. Arranqué, rompí la fuga, la famosa 'fuga de la fuga', ponerles un poco al baño maría, tener fuerzas, volverles a arrancar, me cogieron y como buen navarro, soy muy cabezón, así que hasta que no les solté no paré y luego hasta meta. Se juntó todo.

Siempre es difícil ganar. En ese tipo de etapas hace falta fuerza, cabeza fría, que es más difícil con el cansancio, el puntito de suerte…

Tienes que controlar muchas cosas. Y no puedes subestimar a nadie, pensar que todo el mundo te puede ganar; tienes que fijarte bien en todo, quién va justo, quién no, quién se hace el muerto, quién lo contrario… Y que te salga a ti el día porque he estado en muchísimas otras escapadas que por una cosa u otra no han salido. Has andado menos, has estado menos vivo, quién te ha tocado al lado… Y aquel día cuadró todo.

Txente García Acosta celebra su victoria en Draguignan. (Patrick KOVARIK/AFP)

Lo celebró mucho usted, que además había rozado la victoria ya una semana antes, y lo celebró mucho el equipo porque no fue un Tour fácil para Banesto.

Unos días antes hice tercero y me quedé con muy mala leche porque estaba muy fuerte pero me despisté en un repecho, se me fueron y solo pude hacer tercero. Luego, la víspera, íbamos a trabajar para el Chava. El Chava 'sí, sí, estoy muy bien' y al final nada y estábamos un poco cabizbajos, y también íbamos con Zulle para la general y tampoco se encontró bien. Y aquella victoria nos vino muy bien a todos, es la verdad.

Pues a todo lo que hemos comentado antes, quizá hay que añadirle la presión. Porque si los líderes empiezan a fallar, a los demás les toca cumplir un rol que quizá al principio no les correspondía.

No, eso también lo sabes, que primero tienes que ser un buen gregario y si los líderes empiezan a fallar, tienes que buscar otras oportunidades para ti y para el equipo. Yo ya había puesto la cruz a unas cuantas etapas en el libro de ruta y esta era una de ellas. Y tocó así. Pero sin presión porque tú vas a hacer tu trabajo, bien centrado, concentrado. Y salió bien.

Y a día de hoy se lo sigue recordando la gente.

Es una cosa que me llama mucho la atención. Porque que te lo recuerden aquí, pues bueno, lo ves más lógico. Pero que te lo recuerden en Bélgica, en Francia… Dices 'joé, pues sí que tuvo repercusión'. Igual porque fue un 14 de julio o porque es la única vez que se ha llegado allí, no sé, pero es verdad que me sorprende cómo se recuerda.

Es su victoria más sonada, pero ¿es su mejor día como ciclista?

No necesariamente, he tenido días muy buenos. Días malos, muchísimos, pero buenos también y no han sido victorias, aunque claro que las victorias hacen que sean grandes días, grandes recuerdos. Recuerdo mi primera victoria en la Vuelta, esta del Tour o la última en la Vuelta, en Ávila, que me hizo mucha ilusión porque decían que los buenos corredores ganan siempre en Ávila. Pero también son días muy buenos cuando has trabajado bien para un líder y las cosas han salido bien porque ha ganado o se ha puesto de líder o ha subido posiciones, si tu trabajo ha sido crucial para que gane… Días buenos ha habido muchos, más que victorias por suerte.

Acabar las grandes vueltas también supondrá una satisfacción.

Sin duda, y por eso esas vueltas del último día en los Campos Elíseos o en la Castellana…, donde toque, tienen ese ambiente, luego haces un poco de fiesta… Festejas que has terminado una grande que has estado preparando un montón de tiempo. Yo no he acabado todas las que he corrido. Pero en doce años seguidos hice Tour y Vuelta, que eso no hay nadie que lo haya hecho, doce años seguidos. Luego hice tres Vueltas más aunque en la última tuve una caída muy fuerte, que me dio mucha pena porque quería acabar las quince. También hubo dos Tours que no acabé por caída, tampoco el del 98… Pero siempre he intentado, aunque estuviera fastidiadísimo, llegar hasta el final, acabarlas.

Volvamos a Draguignan. ¿Qué aprendió aquel día? Porque siempre se dice que se aprende de las derrotas pero digo yo que de las victorias también se podrá.

Hombre, yo siempre les digo a los chavales que el que pierde aprende pero el que gana, también. ¿Pero sabes qué pasa cuando ganas? Como tienes un poco de euforia, no examinas bien lo que has hecho, los fallos que seguro que también que has cometido aunque hayas ganado… ¿Aquél día sabes qué aprendí? Que hay que ser constante. Porque aquel día igual llevábamos noventa kilómetros para que se hiciera la escapada, que era un montón, y a base de insistir, insistir, salió. Otros muchos compañeros de otros equipos pensarían 'buf, ya no se va a hacer la fuga, ya me quedó aquí'. Pero algunos seguimos insistiendo y salí. Es una de las cosas que aprendí aquel día.

Txente García Acosta, junto a Laurent Jalabert, en aquella etapa del Tour. (Patrick KOVARIK/AFP)

Ahora le toca transmitir a los chavales todo lo que aprendió. ¿Cuáles suelen ser sus primeros mensajes, los principales?

Bueno, hay muchas cosas para transmitirles, siempre se puede aprender algo, también nosotros. Lo que veo es que los chavales últimamente, ya sabes cómo viene la sociedad en general, quieren todo ya, ya, de inmediato. Y yo siempre incido en la tranquilidad, 'tranquilos chavales, vamos a ir pasito a pasito para no dar uno grande adelante y luego tres atrás'. Les insisto mucho en eso, luego la carrera va poniendo a cada uno en su sitio. Y también veo que son muy autoexigentes y les digo que sí, que hay que serlo, yo también les voy a exigir, pero no hay que llevar las cosas al extremo y ponerse tanta carga encima, también hay que saber hasta qué punto hay que exigirse.

¿Tiene debilidad por los gregarios?

Bueno, intentas enseñar a los chavales y un poquito de debilidad siempre tienes. Te vas fijando, vienen al equipo, les enseñas, y cuando van cogiendo la onda y haciendo las cosas bien, un poco de satisfacción ya tienes. En el equipo tenemos varios que venían un poco perdidos pero poco a poco se han hecho grandes gregarios. Hay muchos chavales que se han esforzado, les hemos intentado enseñar cosas y ahí siguen, haciendo trabajazos.

¿Y es más difícil convencer a un chaval de que tiene que darlo todo por otro aunque eso suponga que quizá no gane una carrera en su vida o encontrar un líder que pueda rematar el trabajo de los gregarios?

Hombre, los chavales todos quieren ganar. Como cuando empiezan a jugar a fútbol y todos quieren ser delanteros para marcar goles. Pero al final ellos mismos se van dando cuenta de cuál es su sitio. Y el que no se da cuenta, dura poco. Todos intentan aprender y el que no vale para ganar, para trabajar. Y como normalmente para ganar hay muy pocos, pues a trabajar. Y cada uno ya se hace su sitio en el equipo y cumple su tarea.

«Todos los chavales quieren ganar. Como cuando empiezan a jugar a fútbol y todos quieren ser delanteros para marcar goles. Pero ellos mismos se van dando cuenta de cuál es su sitio. Y el que no se da cuenta, dura poco»

Me hablaba de cómo vienen los chavales. Se notará también en la forma de comunicarse con ellos. ¿Ha tenido que recurrir ya a tiktoks?

No lo descarto [se ríe]. Poníamos vídeos de media hora y no hacía nadie caso, así que decidí que en vez de vídeos solo unas fotos y que las reuniones sean de ocho minutos máximo. Tienes que ser muy conciso y muy exacto. Y pam, pam, pam porque los chavales vienen rápidos. No verás a ninguno ver una etapa entera, ven lo importante. Vídeos cortos, tres fotos y venga rápido que tengo que atender las redes sociales.

El ciclismo tampoco es el mismo que el de hace 25 años aunque siga consistiendo en montar en bicicleta.

Ha cambiado por completo. Los materiales de los cascos, la ropa, las zapatillas, los guantes, las gafas, las bicicletas… Todo. Y también la forma de dirigir y preparar las carreras. Preparar una carrera ahora es una tortura china. El currelo del director es… Cuando empecé, casi podías ir a la carrera con dos vistas al libro de ruta. Ahora no. Tienes que ir a ver etapas in situ, un montón de documentación, una presentación bien hecha para que se vean todos los puntos de la carretera y que no se te pase nada… Y los corredores te preguntan todo: '¿Cómo es la recta de meta, cuántos metros tiene? ¿366? Pues yo pensaba que eran 360'… Es todo así. Y las nutriciones, los entrenamientos… Ha cambiado totalmente.

¿Y la forma de correr?

Totalmente. Ahora se va todo el día a tope. Ha subido tanto el nivel… Sobre todo ha subido mucho el nivel de la clase media, vamos a decir. Los buenos eran buenos también antes y los malos, malos. Y luego entre medias había un montón de gente, que es la que ha mejorado muchísimo. Y eso hace que se vaya muy rápido, que las carreras sean muy intensas, cada vez más.

Cada vez es más difícil ganar, por tanto.

Sin duda. Mira, por ejemplo, antes decías hay siete etapas que puede llegar escapada. Ahora no porque un montón de equipos tienen un sprinter y tres tíos para trabajar, así que es mucho más difícil que se hagan las fugas porque te van a controlar la etapa. Luego tienes las cinco que gana Pogacar, las dos de Vingegaard, las tres de Van der Poel… Pues queda muy poco libre. Y luego la gente que se mete en las fugas, como las escapadas salen después de una hora y media de carrera, cuanto más tiempo tarda en hacerse, la gente que se mete en la escapada es de más calidad. Y claro, ganar en una escapada en un Tour, con gente con mucha calidad, que sabe como tú que no hay muchas oportunidades… Fácil no es.

Pues viéndolo así, ¿con qué talante va Movistar a este Tour?

Vamos con la ilusión a tope. Iremos con un gran equipo. Seguramente como el año pasado, con Enric [Mas] a probar en la general y si no va bien en la general, pues buscaremos etapas. Y con los demás, ayudar unos cuantos a Enric y los demás a intentarlo, escapadas y todo lo que se pueda.

Pogacar, Vingegaard, Evenepoel, Roglic… Con ese panorama en la general, ¿no prefieren centrarse en la búsqueda de triunfos parciales? ¿O hay plan a, b y c?

Hay que ver cómo va la cosa. Sabes que hay tres tíos que andan muchísimo y otros diez-doce detrás de ellos, que ahí tenemos a uno, y si eres el mejor de ellos harás cuarto y si no, octavo. Pues vamos a intentar acabar lo más arriba posible. Y si ves que la cosa no va como queremos, pues haremos como el año pasado e iremos a intentar ganar etapas, perderemos por ahí tiempo y por etapas. Y los demás, pues hay oportunidades para todos. Un poco de guerrilleros, como estos años.