El 26 de junio celebró el Parlamento de Gasteiz el último pleno ordinario del curso y el lunes 30 hubo un par de comisiones. A partir de ese momento, la Cámara entra en periodo de letargo, sin sesiones públicas, aunque haya actividad interna, hasta que ya en otoño, cuando vaya acabándose setiembre, se convoque el Pleno de Política General que volverá a arrancar el debate político.

Sí que la Mesa, oída la Junta de Portavoces, ha habilitado días de julio para la propuesta de comparecencias de personas expertas, correspondiente a la proposición de ley de medidas urgentes en materia de vivienda, suelo y urbanismo.

Este es uno de los debates fuertes que esperan a la vuelta de vacaciones, como los de sendas proposiciones de modificación de la Ley 11/2022, de Empleo Público Vasco, presentadas por EH Bildu, primero, y el PNV, después, para garantizar los derechos lingüísticos en las OPEs. También es importante la proposición de iniciativa popular de medidas para garantizar un complemento de pensiones, que los pensionistas presentaron con el apoyo de 145.142 firmas, para igualar esa percepción al SMI. Si a esto añadimos que alguna vez habrá que hincarle el diente al nuevo estatus, y que esta vez no debería haber excusas para volver a orillar la Ley de Transparencia, todo hace ver que nos asomamos a un curso políticamente trascendente.

Pero, como dijo el lehendakari, Imanol Pradales, este mes de junio se ha producido un «cambio de pantalla» con la publicación del informe sobre Santos Cerdán de la UCO de la Guardia Civil, después de haber sido objeto de todo tipo de filtraciones, y tras el encarcelamiento final del secretario de Organización del PSOE. Ahora, el escenario político se asemeja a un lodazal de arenas movedizas y aguas pantanosas infestadas de caimanes.

Nadie sabe en este momento en qué condiciones se llegará a setiembre, si Pedro Sánchez seguirá aferrado a su “Manual de Resistencia”, a la espera de que en primavera de 2026 lleguen los juicios sobre la corrupción del PP, o si optará por una convocatoria de elecciones otoñal, lo que supondría un torpedo en la legislatura autonómica, no solo porque en campaña electoral se suspende la actividad parlamentaria, sino porque son semanas o meses en la que los partidos se instalan en un fase hiperbólica.

Quien no ha querido esperar tanto ha sido el PP, que ya ha empezado a disparar a todo lo que mueve, sin siquiera taparse un poco. El partido que -según consta en la sentencia del “caso Gürtel”- pagó su sede de Bilbo no solo en negro, sino de forma sucia con el saldo de una cuenta abierta en 1998 por Ángel Acebes para recoger donativos anónimos con los que atender gastos de seguridad derivados de la amenaza de ETA, se considera hoy en día ética y políticamente autorizado para exigir purezas a otros. Los de Bárcenas, M. Rajoy, Rato, Zaplana, Matas, Trillo, Arias Cañete, Arenas, Mato...

El parlamentario del PP Santiago López llevó al último pleno de control, el 20 de junio, una pregunta a la consejera de Movilidad Sostenible, Susana García Chueca, sobre la aparición del secretario de Organización del PSE, Miguel Ángel Morales, en las grabaciones de Koldo recogidas por la UCO.

La consejera le respondió que la conversación de Morales con la directora de Adif se dio para que «recibiera a la alcaldesa de Pasaia, interesada en tratar con ella la renovación de la estación de Pasai Antxo. La gestión buscaba, por tanto, llamar la atención de la presidenta de Adif sobre la importancia del proyecto para el municipio y las dificultades que por razones de agenda estaban impidiendo esa reunión que finalmente se celebró. Usted va a ir a visitar esa estación en pocos días. En pocos días».

Lo ha recordado el PSE este jueves cuando las acusaciones han saltado con alarde tipográfico a la portada de la cabecera madrileña de Vocento.

Como Santiago López es un parlamentario impetuoso, elevó a escándalo en redes que después de que Lakua hubiera dicho que no había encontrado contratos relacionados con la trama investigada, luego se hubiera reconocido que Acciona ha participado en cinco contratos de ETS ¡Como en miles de licitaciones de todos los gobiernos del PP! Hace ahora tres años, la CNMC multó con 203,6 millones de euros a seis constructoras por alterar durante más de 25 años el proceso competitivo en las licitaciones de construcción de infraestructuras. ¿Han tomados los gobiernos del PP alguna medida contra esas constructoras?

Ahora va a resultar que el PP se ha convertido en un partido anticapitalista y antisistema que va a considerar delictivos todos los contratos públicos de Acciona. Nos sentamos a esperarlo.

El partido de Javier de Andrés tendría que tener un poco de mesura en sus pronunciamientos públicos, como cuando pretende embarrar al PNV en las actividades de Koldo-Cerdán. Debería recordar que es un partido de derechas y de orden, que no ha de considerar sospechosa toda actividad empresarial, solo para buscar su provecho político. Y menos con los antecedentes del PP. ¿Recuerda cuántas reuniones, ejecutivas o listas electorales compartió con Ignacio Aguirre Lafuente, aquel tesorero que movía el dinero negro de la carpeta “Sede Vizcaya” de Bárcenas? Todo según informes la misma Policía que tuvo luego al mando mientras fue delegado en la CAV del Gobierno de M. Rajoy.

A cada golpe que recibe del PP, sea con la sede del Gobierno Vasco en París, el euskara o las incalificables acusaciones de Javier de Andrés, el PNV habla de voladura de puentes. O de un comportamiento que se asemeja al de «el doctor Jekyll y Mr Hyde», como reiteró el jueves el presidente del EBB, Aitor Esteban.

Su posición política en relación al PP se muestra públicamente en clave reactiva (me atacas, me enfado) y de rechazo a sus «malas compañías», asegurando que mientras siga atado a Vox no podrán cerrar alianzas con ellos. ¿Pero podría apoyar el PNV un gobierno en solitario de Alberto Núñez Feijoo en Madrid como hizo con José María Aznar y M. Rajoy? ¿Si les trataran mejor cabría un pelillos a la mar? ¿Entre el PNV y este PP no hay más muro ideológico o de praxis política que el de los agravios directos?

PP y PSOE celebran estos días sus grandes cónclave con muestras del carácter vertical de sus organizaciones, en las que Feijoo y Sánchez ordenan y mandan.

Los cambios del PSOE intentan escenificar una ruptura con la época manchada manteniendo al jefe; y los del PP, un endurecimiento del líder para que nadie le pase por la derecha. A uno le va mal. Al otro parece que bien. Pero a los dos les rodean caimanes.