Xabier Rodríguez

Antes que Miguel Indurain hubo un Roger Lapébie

El lazo entre el Tour y el ciclismo vasco arranca en 1910, pero su primer gran hito llegó con Roger Lapébie: nacido en Baiona, ganó el Tour de 1937 entre polémicas y abrió la senda que luego seguirían las figuras vascas.

Roger Lapébie en la novena etapa del Tour del 1937.
Roger Lapébie en la novena etapa del Tour del 1937. (STAFF | AFP)

La relación entre el Tour y el ciclismo vasco se inauguró en 1910 con la participación de Vicente Blanco y desde entonces ha sido muy provechosa para ambas partes. Porque sí, antes de los Landa o Pello Bilbao, de Iban Mayo, Miguel Indurain o Marino Lejarreta. Antes incluso de los Galdós, Gabica o Loroño, hubo un Roger Lapébie que dejó su nombre escrito en los libros de historia del Tour. Y no de cualquier manera.

Lapébie nació en 1911 en Baiona por azares de la vida. Su padre, maquinista ferroviario, había sido destinado allí y vivió a orillas del Adur hasta que, a los seis años, volvieron a cambiar su destino y la familia al completo se trasladó cerca de Burdeos. Allí fue donde se formó como ciclista y donde vivió el resto de su vida.

En la Paris-Roubaix de 1934, durante diez minutos, Roger Lapébie fue el ganador de la prueba. Incluso sonó La Marsellesa en su honor. Luego fue descalificado por haber cambiado de bicicleta durante la carrera. Había pinchado a 10 kilómetros de meta y viendo que se le escapaba la victoria, decidió coger una bicicleta entre el público, pero no le permitía correr lo suficiente. La dejó y tomó otra prestada. Con esta sí, volvió a la cabeza de carrera y atacó, para llegar en solitario a la meta de Roubaix. Al año siguiente, la organización permitió a los ciclistas intercambiar ruedas o recibir una nueva desde el coche.

Roger Lapébie antes de comenzar una carrera ciclista. (STAFF/AFP)

Curiosamente, el mayor éxito de Lapébie también estuvo rodeado de polémica, algo habitual en esos tiempos. Me refiero al Tour de 1937, claro. Una carrera para la que partía como favorito Gino Bartali.

Roger Lapébie, por su parte, no empezó bien aquel Tour, incluso pensó en abandonar durante las primeras etapas. Se impuso en la novena etapa y el director de la carrera, Henri Desgrange, le acusó de tener una «moral lamentable». Por contra, el diario L’Humanité, vinculado al Partido Comunista Francés y para el que Lapébie escribía sus opiniones al término de cada etapa, defendió al corredor.

Bartali venía de ganar el Giro, pero había sufrido una bronconeumonía a principio de año y no quería participar en el Tour. Por ello fue atacado desde las páginas del diario fascista Popolo d’Italia y fue Achille Starace, secretario general del Partido Nacional Fascista y presidente del Comité Olímpico Italiano, quien le hizo cambiar de opinión, amenazándole con ser juzgado por insubordinación.

Bartali terminó yendo al Tour y ya en la séptima etapa se vistió el maillot amarillo. «¿Ha ganado ya el Tour?», se preguntaba el futuro director de la prueba, Felix Levitan, desde las páginas del diario L’intransigeant. En la octava etapa, Bartali sufrió una grave caída y el diario L’Auto respondía: «No, el Tour nunca está decidido». Bartali, muy debilitado, terminó retirándose, dejando al belga Sylvere Maes como líder y permitiendo a Lapébie colocarse tercero.

Por esos años, el Tour había introducido las etapas contrarreloj, aunque todavía eran muy difíciles de controlar y las numerosas trampas que se conocieron en las primeras pruebas llevaron a la organización a anular varias de estas etapas. Así, en la edición de 1937, se anuló una contrarreloj por equipos que teóricamente beneficiaba al equipo belga de Maes frente al debilitado equipo francés de Lapébie.

En la salida de la etapa 15, Lapébie vio cómo su bici tenía los cables de los frenos rotos. Luego sufriría en el ascenso al Tourmalet y estuvo a punto de abandonar la carrera. Se repuso, logró alcanzar a Maes en el Aubisque y llegaron juntos a la meta de Pau. Después sería sancionado con medio minuto por haber sido empujado y un minuto por haber recibido bidones durante la etapa. L’Humanite habló de una conspiración fascista contra Lapébie, pero, en los años noventa, Felix Levitan reconoció haber sido él mismo quien ayudó a Lapébie aquel día y Guy Lapébie, hermano de Roger, campeón olímpico y tercero en el Tour del 48, reconoció en 2003 haberse escondido para darle bidones con té y mantequilla.

Aquella sanción hizo que el ambiente estuviera muy caldeado justo cuando la carrera iba a llegar a Burdeos, ciudad de adopción de Lapébie. En esa etapa, Roger recuperó 1:38 sobre Maes, pero el equipo belga denunció haber sufrido ataques por parte del público francés y haber sido perjudicados por la bajada de la barrera en un paso a nivel. La organización no atendió sus quejas y cuando les anunciaron la sanción de 15 segundos a Maes por haber sido ayudado por sus compañeros, montaron en cólera y finalmente, decidieron abandonar el Tour en bloque.

A partir de ese momento, Lapébie no tuvo problemas para llegar vestido de amarillo a París. Sin embargo, las tensiones con Desgrange y el Tour no terminaron. Hay varias versiones de lo ocurrido, pero lo cierto es que Desgrange no permitió que Lapébie participara en la edición de 1938, que terminaría ganando Bartali. Un accidente sufrido en 1939 y el estallido de la II Guerra Mundial pusieron fin a la trayectoria ciclista de Roger Lapébie, el primer ciclista nacido en Euskal Herria en ganar un Tour.