Crítico musical / Musika kritikaria
Entrevista
Aitor Olea
Organista

«Recuperar músicos olvidados aporta riqueza cultural, emocional e histórica»

San Pedro de Bergara vivirá este domingo una celebración del repertorio organístico de Euskal Herria. Aitor Olea, junto al Coro Parroquial de Bergara, ofrecerá un concierto dedicado íntegramente a compositores vascos, reivindicando una tradición que floreció a finales del XIX y principios del XX.

Aitor Olea posa en el órgano de Bergara.
Aitor Olea posa en el órgano de Bergara. (QUINCENA MUSICAL)

Para Aitor Olea, organista de la iglesia de San Pedro en Bergara y profesor en el Conservatorio Jesús Guridi de Gasteiz, programar un concierto exclusivamente con autores vascos, sin los Bach, Beethoven o Brahms de turno, no debería ser motivo de duda para los programadores ni de preocupación para los intérpretes.

«No debiera haber complejo alguno», afirma con convicción. «Programar música de autores vascos es una forma de recordar lo que han aportado, y el oficio y la calidad de su música creo que se impone». Su objetivo es claro: recuperar lo que estos compositores han aportado al patrimonio musical. Con 16 discos grabados –la mayoría, dedicados a música vasca para órgano–, Olea se ha convertido en un referente en la exploración y difusión de este repertorio. «Recuperar músicos olvidados puede ser un ejercicio que aporte riqueza cultural, emocional e histórica», señala.

El concierto de la tarde de este domingo, que forma parte del Ciclo de Órgano de la Quincena Musical, ha sido diseñado con especial cuidado. «Es una selección de compositores vascos que fueron, además, organistas excelentes, y que se prodigaron tanto en el ámbito litúrgico como en el de concierto», apunta Olea.

Entre los nombres más conocidos figuran José María Usandizaga, Jesús Guridi y Aita Madina. «De Usandizaga está la ‘Fantasía’ o ‘Variaciones sinfónicas’, compuesta en 1909 y que apela al órgano romántico. En su registración aparecen interesantes juegos de mordentes, de fondo y de lengüetería», explica Olea. De Guridi, ha escogido su ‘Final’, compuesto en 1953 y cuyo nombre se explica porque «hace un guiño al final de la ‘Primera sinfonía’ de Louis Vierne, recreando así la vieja tradición compositiva de imitar al autor que uno admiraba. La pieza tiene una clara concepción sinfónica pero también un componente folclórico vasco».

En cuanto a la ‘Toccata’, de Aita Madina, compuesta en Brooklyn, Olea destaca los «cromatismos y armonías impresionistas que destilan su lenguaje personal».

Aitor Olea posa con los miembros del Coro Parroquial de Bergara. (QUINCENA MUSICAL)


El concierto también dará visibilidad a compositores menos recordados, pero de gran trayectoria en su época. Juan Bautista Elustiza, por ejemplo, fue un sacerdote, musicólogo y organista nacido en Bergara en 1885, pero que llegó a ocupar puestos destacados en las catedrales de Palencia y Sevilla. Olea y el Coro Parroquial de Bergara interpretarán su motete ‘O bone pastor’.

En contraste, Eustaquio Azkarate-Askasua y Miguel González Bastida nunca abandonaron su pueblo. «Ambos han sido figuras insignes de Bergara. Azkarate vivió hasta su fallecimiento en 1965 y nunca quiso salir de aquí. Es autor de obras notables de música coral religiosa y profana», explica Olea. Sobre González Bastida, recuerda que «fue director de la Banda Municipal y organista de Santa Marina, y un compositor fecundo de amplio catálogo». Fallecido en 2013, sigue siendo una figura muy recordada en la villa.

«En los últimos años del siglo XIX y primeras décadas del XX, hubo un floreciento musical, que se caracterizó por la construcción de nuevos órganos y la formación de organistas. Más que rivalidad, hubo una sana competencia»

 

El programa también incluye obras de Luis Urteaga (Ordizia), Victoriano Balerdi (Amezketa) e Ignacio Mocoroa (Tolosa), que dan una imagen de la riqueza de músicos excelentes que nacieron y trabajaron en Gipuzkoa en los últimos años del siglo XIX y primeras décadas del XX. «Este florecimiento se caracterizó por la construcción de nuevos órganos, la formación de organistas y la difusión de la música para este instrumento», explica Olea. Y sobre una posible rivalidad entre parroquias que diera pie a esta carrera, cree que «más que rivalidad, hubo una sana competencia. Las parroquias intentaban buscar lo mejor».

El instrumento protagonista del concierto es el órgano de la iglesia de San Pedro, una obra maestra de la casa Stoltz Frères. «Es el órgano más grande en estado cercano al original de la casa de los hermanos Eugenio y Eduardo Stoltz», señala Olea. «Es una verdadera obra de arte, además de una magnífica obra arquitectural y de ingeniería», añade. Con tres teclados manuales, uno de pedales, 36 juegos y 2343 tubos, el órgano de San Pedro ha sido elegido en numerosas ocasiones para grabaciones, incluso por sellos internacionales. «Tiene una riqueza tímbrica que permite explorar todo el repertorio romántico y sinfónico», asegura el organista.