Ramon Sola
Aktualitateko erredaktore burua / Redactor jefe de actualidad

La (r)evolución de Lisci crea ilusión y sacude al equipo

La llegada de Alessio Lisci ha generado una corriente de ilusión muy palpable en los amistosos de Tafalla o Irun. Lo que está claro es que, al contrario que la etapa continuista de Vicente Moreno, sus ideas ya están sacudiendo a una plantilla con veteranos a los que les puede costar.

Alessio Lisci, con sus ayudantes, entre ellos el exportero rojillo Richard Sanzol, en el amistoso de Zubieta.
Alessio Lisci, con sus ayudantes, entre ellos el exportero rojillo Richard Sanzol, en el amistoso de Zubieta. (Andoni Canellada | Foku)

Jagoba Arrasate dejó un legado inolvidable en Osasuna, pero no es exagerado decir que la llegada de Alessio Lisci (desde una edad y posición idéntica) ha creado aún más ilusión que la del de Berriatua hace siete años.

Los paralelismos son enormes: ambos llegaron a Iruñea con apenas 39 años, tras hacerlo bien en Segunda y con un breve paso previo por Primera. También coinciden en apuestas por un fútbol rápido y vertical. Pero Lisci parece una versión muy evolucionada, y compleja, respecto a Arrasate; pueden comprobarlo en los vídeos de Youtube en que uno y otro explica tácticas de salida de balón y presión.

Tras el continuismo conservadurista de Vicente Moreno, que hizo una gran cosecha de puntos pero no catalizó emociones, Lisci está reescribiendo a la carrera un libro de estilo con siete años de vigencia, desde la temporada del ascenso con Arrasate a la pasada rozando Europa.

Dos declaraciones que lo prueban. La primera, de Rubén García, que en un alarde de sinceridad poco habitual admitió en 'Diario de Navarra' que el romano «ha venido con el cuchillo entre los dientes» y «nos está costando un poco adaptarnos». La segunda, del propio Alessio, que apuntó en una entrevista radiofónica que estaba exigiendo un gran esfuerzo «cognitivo» a sus jugadores en lo táctico porque no los ve tan capaces de ganar duelos en Primera como al Mirandés que entrenó el año pasado en Segunda con gran éxito.

Así las cosas, todo apunta a que habrá que tener paciencia hasta que lleguen los necesarios automatismos. Con todo, en la pretemporada ha habido una mejora muy llamativa desde la derrota ante el Huesca hasta el buen partido en Friburgo. Y la afición se ha mostrado muy ilusionada con la apuesta, con movilización potente en los amistosos de Tafalla o Irun.

En estos primeros partidos se verá si lo que plantea el italiano es una revolución o una evolución, y qué grado de riesgo conlleva. Porque no hay que perder de vista que Osasuna tiene muy difícil repetir los números de estas seis campañas seguidas en Primera, en que siempre ha acabado entre el séptimo y el undécimo puesto, y no ha corrido riesgo de descenso en ningún final de campaña.

Dos nuevos y dos que «vuelven»

En el mercado, con su sentido común de costumbre Braulio Vázquez se ha limitado a cambiar las piezas perdidas: la marcha de Areso al Athletic ha sido paliada con Rosier, que ha cuajado una muy buena pretemporada, y el adiós a Bryan Zaragoza da paso al hola de Víctor Muñoz, gran apuesta de futuro desde la cantera del Real Madrid. Aparentemente hay dos nuevos 'fichajes' en la plantilla: Moi Gómez ha recuperado protagonismo con el nuevo estilo, de más balón, y Raúl García de Haro está fino para complementar a Budimir en un 3-5-2.

Que Lisci llega a moverlo todo lo atestigua el caso de Asier Osambela. Subió al primer equipo para suplir la salida de Pablo Ibáñez en el centro del campo o incluso la media punta, donde actuaba en el Promesas, pero el técnico vio claro que es un central de futuro. Y el de Subiza lo está confirmando, apuntando maneras que recuerdan a otro que se acaba de ir: Unai García.

Otro que medirá si el giro es copernicano será Ante Budimir. Tras los 21 goles de la pasada campaña, el 'cisne' es insustituible a corto plazo, pero quizás sus características no sean muy propicias para Lisci, que viene de hacerse fuera con un 'peleas' como Panichelli. Habrá que ver si Budimir se acaba ajustado a Lisci... o Lisci a Budimir. Y el «fichajazo», sin duda, es la continuidad de Aimar Oroz.