
Con la visita a La Rosaleda arranca este sábado la quinta temporada consecutiva del Eibar en Segunda. Y se empieza a despejar la incógnita sobre las posibilidades deportivas del equipo aunque, por lógica presupuestaria, cada año está más lejos del regreso a Primera que se marcó como objetivo inmediatamente después de su descenso.
Se le escapó por un punto, y posteriormente en el play-off, en sus tres primeras campañas en la categoría. Ni siquiera alcanzó la zona de promoción el curso pasado, cuando incluso se asomó al abismo. Una crisis que devino en la destitución de Joseba Etxeberria, tras su buen trabajo en la temporada anterior, y la llegada de Beñat San José. Una circunstancia tan inhabitual como dolorosa para el club armero que, paradójicamente, se debería convertir en una ventaja de cara al curso actual. Y es que el técnico donostiarra realizó una pretemporada de calidad, con quince jornadas de competición que le permitieron establecer sus métodos de trabajo y conocer a su plantilla en profundidad.
Claro que el equipo que se enfrentará al Málaga el sábado no es el mismo que despidió la Liga en el Ciutat de Valencia. Los movimientos han sido numerosos y no solo por cuestiones deportivas.
No se puede desligar la configuración de la plantilla de la situación económica del club, que se enfrenta a un nuevo ajuste de cinturón. Ya lo sufrió el verano pasado, cuando perdió a muchos de los jugadores referenciales que le habían acercado al éxito. Acabada la tercera temporada en Segunda, se había agotado la bolsa de veinte millones de euros de los ahorros acumulados durante su tránsito por la máxima categoría, destinada a paliar la dramática pérdida de ingresos.
El Consejo de Administración decidió rascar un poquito más y, por cuarto ejercicio consecutivo, fue a pérdidas. Algo más de dos millones de euros a los que ahora deberá renunciar. Así lo aseguró, al menos, Amaia Gorostiza en una entrevista concedida a NAIZ el pasado invierno, en la que aseguraba que los números rojos desaparecerían del próximo presupuesto, el de esta temporada 25/26.
Altas y bajas
El Eibar se ha desprendido de futbolistas con fichas importantes, aunque no siempre por su voluntad, y ha traspasado a tres jugadores –Puertas al Albacete, Slavy al Hércules y Cristian a Las Palmas– aunque en principio solo la marcha del lateral andaluz ha dejado un pellizco realmente relevante. La suya es también la baja más sensible que ha sufrido el Eibar, junto a la de Matheus, uno de los puntales del equipo en sus tres años como armero.
Antonio Puertas también se ha dejado notar en su única temporada en Ipurua y más reducida aún ha sido la estancia de Arnau Comas, que llegó cedido en el mercado invernal y dejó muy buena impresión pese a sus problemas físicos. Pero el Eibar no está para pagar traspasos y el central ha recalado en el Deportivo. También han hecho las maletas Jorge Pascual, cedido por el Villarreal y que ha sido traspado al Granada, Chema, Merquelanz y, concluida su cesión, Iván Gil y Álex Domínguez. Además, Troncho se ha marchado cedido al Arenas en busca de minutos y buenas sensaciones, tras más de un año en blanco por una lesión de rodilla.
Once salidas por ahora y nueve llegadas. El lateral derecho ha sido reforzado con Alvaro Rodríguez para complementar a Sergio Cubero. Toni Villa sigue siendo el único extremo izquierdo aunque hay futbolistas polivalentes para esa zona. Otros recién llegados han rebajado ligeramente la media de edad del equipo pese a la presencia en las incorporaciones de Jair Amador, central procedente del Zaragoza de 36 años y Lander Olaetxea, de 32, al que ya se pretendió el pasado verano aunque entonces aceptó la oferta del Sporting. Ambos aportan experiencia a un equipo al que también han llegado Luis López para hacer competencia a Jonmi Magunagoitia y Javi Martón para disputarle el puesto a Bautista.
Como el navarro, Jon Magunazelaia ha firmado hasta 2028 y se convierte en el primer eibarrés con dorsal del primer equipo desde la marcha de Jon Errasti. Hay muchas esperanzas depositadas en el atacante, al igual que en Marco Moreno, central formado en el Atlético que llega a Ipurua tras un curso en el Farense portugués, y sobre todo, en Aleix Garrido. El capitán del Barcelona B, deja la Masía para firmar por tres temporadas y ocupará la vacante de Matheus en la creación de juego. El único que llega en calidad de cedido es Leonardo Buta, lateral zurdo portugués procedente del Udinese, aunque el Eibar tiene una opción de compra.
Entre los que siguen, encabezados por el capitán Anaitz Arbilla que cumplirá su décima temporada con la camiseta azulgrana, y los que llegan, San José cuenta con una plantilla de 23 futbolistas aunque se prevé más movimiento hasta el cierre de mercado.

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