
Tras la negativa de Egipto y de Jordania a recibir a los gazatíes que Israel planea expulsar de la Franja sometiéndoles a un genocidio que incluye matarles de hambre y en las colas para lograr algo de comida, el Estado sionista ha contactado con varios países, sobre todo aunque no solo africanos, para que se avengan a acoger a los palestinos a cambio de una promesa de ayuda financiera para sus empobrecidas economías y sus Estados fallidos.
Según fuentes israelíes citadas por medios estadounidenses en la última semana, habría establecido contacto con Sudán del Sur, Somalilandia, Etiopía, Libia e Indonesia, este último el archipiélago asiático y el país con más musulmanes del mundo.
Tal y como recordaba este diario en su edición del pasado jueves, Sudán del Sur, país de mayoría animista y cristiana que se separó del Sudán arabo-musulmán en 2011 tras dos guerras impulsadas por Jartum, y que una vez independiente, volvió a desangrarse en una contienda fratricida -y uno de los más empobrecidos del mundo-, ha recibido presiones de Israel y de su aliado estadounidense, con la promesa añadida del levantamiento de sanciones internacionales a sus dirigentes.
La viceprimera ministra israelí, Sharren Haskel, viajó recientemente a Yuba en (la primera) visita oficial de israel al país africano. Pese a ello, el Ministerio de Exteriores sursudanés salió al paso de estas informaciones «que carecen de fundamento y no reflejan la postura y la política oficial» del Gobierno.
En esta línea, condenó públicamente los intentos de Israel de desplazar a la fuerza a los palestinos.
BROTE DE CÓLERA
Casualmente, Israel ha anunciado el envío de suministros médicos, equipos de purificación de agua y alimentos a Sudán del Sur, que enfrenta un brote de cólera y una grave escasez de recursos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el país ha registrado unos 100.000 casos de cólera desde julio de 2024, cifra que podría aumentar debido a las recientes inundaciones que amenazan con provocar también brotes de malaria y dengue.
El anuncio llega tras la recepción ayer en Jerusalén del ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, a su par sudanés, Monday Semaya Kumba.
Por lo que respecta a Somalilandia, es un enclave en el Cuerno de África que se separó de Somalia de facto en 1991 y de iure (tras un referendo) en 2000 después de una problemática relación, incluida una lucha de liberación contra la dictadura del general Mohamed Siad Barre, quien gobernó con mano de hierro el que ahora es su país vecino durante 22 años.
No tiene reconocimiento internacional. Solo Etiopía amagó con reconocerla el año pasado a cambio de que le diera una salida al mar. Etiopía, que aún no se ha recuperado de la guerra (600.000 muertos) que le enfrentó al territorio de Tigray, y donde Addis Abeba utilizó, como Israel, el bloqueo de ayuda humanitaria como arma de guerra, es otro de los países africanos «tocados» por el Gobierno israelí.
Y qué decir de Libia. Estamos ante un Estado fallido en el que el derrocamiento y linchamiento del general Gadafi hizo saltar todos los complicados equilibrios tribales tejidos bajo su régimen y en el que las distintas milicias insurgentes fueron incapaces de forjar un nuevo régimen anegando al país en el mayor de los caos y en una partición oeste-este y norte-sur que le ha convertido en pieza de caza mayor por las potencias, mundiales, regionales y locales.
PAVOR DE EGIPTO Y JORDANIA
Egipto asegura que todos los países que están siendo presionados «han manifestado su rechazo a estos planes reprensibles», insiste en su «rechazo categórico al desplazamiento de palestinos» y llama a los países a «no participar en este atroz crimen».
No lo hace solo porque, como sostiene, estamos ante «una inaceptable política israelí destinada a vaciar las tierras palestinas de sus habitantes, ocuparlas y liquidar la causa palestina». Teme que un éxodo palestino reavive su histórico conflicto con los beduinos de la Península del Sinaí.
También la negativa de Jordania esconde motivos no precisamente humanitarios. El reino hachemí tiene una población palestina real que supera el 80% y el principal partido opositor, los Hermanos Musulmanes, comparte cofradía con Hamas.
El régimen jordano anunció ayer la reactivación del servicio militar obligatorio (mili), abolido en 1991, a partir de febrero de 2026
Muertos de hambre, a tiros o aplastados
El Ministerio de Sanidad de Gaza registró el domingo la muerte por desnutrición de cinco gazatíes, dos de ellos bebés de tres y cinco meses, no precisó la edad de las otras tres personas. Son ya 263 los muertos por hambre desde el inicio del genocidio israelí en Gaza en octubre de 2023, 112 menores.
Según la ONU, «en Gaza se han alcanzado dos de los tres umbrales de hambruna: la caída en picado del consumo de alimentos y la malnutrición aguda». Si la hambruna no se ha declarado aún es porque el tercer criterio, las muertes por desnutrición, aún no se han podido demostrar oficialmente.
AI ha recopilado testimonios que evidencian la «política deliberada» de hambruna en Gaza tras entrevistar a 19 palestinos que actualmente viven en tres campamentos para desplazados y de dos miembros del personal médico de sendos hospitales de la ciudad de Gaza que tratan a niños desnutridos.
El gazatí Saber Mohammed al Zamli murió ayer al caerle encima un paquete de ayuda humanitaria lanzado desde un avión y otras cuatro personas fallecieron al ir a buscar comida en el sur de Gaza. Tres murieron cuando iban tras camiones del eje de Morag (sur) y un cuarto en un punto de reparto de la polémica Fundación Humanitaria para Gaza, formada por mercenarios estadounidenses a sueldo de Israel.
EEUU insta a Tel Aviv a mover ficha tras implicar a Líbano en el anunciado desarme de Hizbullah
El enviado estadounidense, Tom Barrack, asumió el paso dado por el Gobierno libanés hacia el desarme de la milicia chií Hizbullah e instó a Israel a cumplir con su parte para implementar el acuerdo de alto el fuego. Concluido bajo mediación estadounidense el 27 de noviembre, este acuerdo estipula que solo el Ejército libanés y la fuerza de paz de la ONU (Finul) se desplegarán en el sur del país (al sur del río Litani), en la frontera con Israel, excluyendo la presencia tanto de Hizbullah como del Ejército israelí. Sin embargo, este mantiene cinco posiciones y realiza ataques regulares contra Líbano.
«Siempre hay un enfoque gradual. Creo que el Gobierno libanés (...) ha dado el primer paso», declaró Barrack tras reunirse con el presidente libanés Joseph Aoun, después de que este se comprometiera a desarmar a Hizbullah. «Lo que necesitamos ahora es que Israel tenga un compromiso recíproco», añadió el estadounidense, quien debatió el calendario con el antiguo jefe del Ejército y dirigente político cristiano libanés.
Hace dos semanas, el Consejo de Ministros libanés encargó al Ejército la preparación de una hoja de ruta para el desarme de Hizbulah, a implementarse antes de final de año, y dos días más tarde aprobó los objetivos de la propuesta estadounidense.
El primer ministro libanés, Nawaf Salam, había pedido a Barrack que «la parte estadounidense cumpla con su responsabilidad de presionar a Israel para que cese las hostilidades, se retire de los cinco puntos y libere a los prisioneros». Salam también consideró como una «prioridad» ofrecer respaldo tanto financiero como material al Ejército libanés y renovar el mandato de la Finul, que expira este 31 de agosto.
El enviado estadounidense se reunió asimismo con el presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri, líder del partido chií Amall y aliado-rival interno de Hizbullah, quien fue jefe del equipo negociador por parte del Líbano en el acuerdo.
El Partido de Dios, debilitado tras su descabezamiento, rechaza su desarme porque en el interés del Estado judío y mermarán las capacidades defensivas de Líbano mientras sigue siendo atacado por Israel.. Y ha advertido del riesgo de otra guerra civil.

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