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Tras la celebrada victoria frente al Zaragoza, el Sanse afronta este domingo (21.30) un reto de altos vuelos ante otro equipo que conoció tiempos mejores y que aspira a reverdecer esos laureles. El Málaga de los jeques llegó incluso a jugar la Champions en la 2012-13, pero fue perdiendo gas hasta caer a Primera RFEF solo diez años más tarde. Doce meses después regresó a la categoría de plata, donde compite ahora.
A pesar de esta venida a menos, el club cuenta con 26.600 socios –hay 18.000 personas en lista de espera–, por lo que los potrillos se encontrarán en La Rosaleda con un ambiente caliente por vez primera en este curso.
Jon Ansotegi recordó ayer que su plantilla «ha demostrado hacerlo bien en contextos difíciles», como por ejemplo en el play off de ascenso en el campo del Nástic de Tarragona, con 14.500 personas en la grada.
El técnico de Berriatua tampoco quiso centrarse demasiado en la cantidad de rivales de entidad que se va a encontrar su equipo a lo largo de la temporada. «Lo más importante será estar cerca de nuestro máximo nivel», apuntó.
El Eibar ya arañó un empate
El conjunto de la Costa del Sol repite en su casa, donde hace una semana el Eibar fue capaz de rascar un empate (1-1). A falta de confirmarse la convocatoria, Ansotegi podrá contar con el lateral izquierdo Jon Balda, el extremo Álex Marchal y el delantero Sydney Osazuwa, que tras su ausencia por diferentes problemas físicos «han entrenado toda la semana sin problemas y los tres están para aportar». No viajará el lateral derecho Iñaki Ruperez, que sigue de baja.
En el Málaga fue operado el jueves Luismi Sánchez, que durante el partido contra los armeros sufrió varias fracturas en el rostro tras un choque fortuito con su compañero Javier Montero.

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