
«Curso nuevo, costumbres viejas», ha dicho en tono de lamentación el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, en su primer cara a cara con Pedro Sánchez desde la comparecencia especial por corrupción y la OTAN a mediados de julio; dos meses que parecen un abismo con todo lo transcurrido en medio.
El líder del PP ha elegido el tema de la corrupción para su primera pregunta de control al presidente del Gobierno, que ya hace tiempo se ha vuelto un intercambio de párrafos y pullas y no una pregunta literal. «Sé lo que pretende pero no me va a provocar», le ha dicho Sánchez, leyendo la intención que venía del escaño de enfrente.
Lo que está sucediendo en Gaza y las investigaciones por presunta corrupción a personas del entorno político-familiar de Sánchez han dominado los embates en el hemiciclo, que han comenzado en tono nada cordial pero menos bronco de lo esperado, para luego ascender en una espiral que volvió a cruzar líneas rojas. El diputado Jaime de los Santos, vicesecretario de Igualdad del PP, ha demostrado por qué Feijóo lo eligió como uno de los nuevos lenguaraces para el Congreso al asegurar sin ruborizarse que el Gobierno central «se parece cada vez más al de Franco».
El PP espeta al PSOE, sin ruborizarse, que «el Gobierno de Sánchez se parece cada vez más al de Franco»
Pero en el comienzo, Feijóo ha intentado volver el debate al clima de ambiente de hace dos meses, cuando al PSOE lo asediaban las novedades judiciales adversas. «Usted está en todas las causas. Está en un gobierno que funciona sin presupuestos, sin solución para los okupas, sin trenes y sin aliados decentes en el exterior. La corrupción no se ha ido porque usted sigue aquí. Solo lo mueve el miedo: a los jueces, por lo que saben; a los medios, por lo que publican; a sus socios, de que lo dejen caer; y a la gente, a que hable en las urnas», ha afirmado.
Sánchez le ha respondido que su Gobierno «está en el lado correcto de la historia, condenando el genocidio», y ha machacado: «Repita conmigo, señor Feijóo, genocidio». También le ha mencionado cifras positivas de la economía, le ha recriminado el «plantón institucional utilizando una conversación privada y falsa con el jefe del Estado para excusar lo inexcusable» y que su respuesta a la propuesta de pacto de Estado por la emergencia climática sea «mimetizarse con la ultraderecha».
En nombre del tercer grupo de la cámara, Abascal se ha centrado en la cuestión de la migración y ha opinado que al Estado le «cuesta más mantener a un ‘mena’ o migrante ilegal que pagar a un anciano español una residencia». Luego ha enumerado una lista de presuntos crímenes cometidos por personas de origen no español y ha insultado a Sánchez: «Antes de que se levante con su chulería habitual, le digo lo que piensa la mayoría de los españoles de usted. Es un corrupto, un traidor y un indecente».
El líder del Vox se ha llevado con ello la primera regañina del curso por parte de la presidenta del Congreso, Francina Armengol, que lamenta que haya vuelto «con mala educación» y ha anunciado que retira del diario de sesiones los agravios dichos. Sánchez, por su parte, le ha señalado la contradicción con su discurso xenófobo «interesado» porque «en julio recibió una subvención de siete millones de euros de un banco húngaro». «Tenemos un reto demográfico. Nos queda ser prósperos o abiertos o ser pobres y por tanto cerrados», ha concluido.
Alfiles para el combate
La decisión del congreso partidario de julio se empieza a notar. Feijóo eligió poner en la cima del partido a Miguel Tellado, como portavoz parlamentaria a Esther Muñoz y como nuevo portavoz habitual a De los Santos. Es a través de ellos, junto a Cayetana Alvarez de Toledo, como Génova concentra la retórica más bronca y agresiva, que los asemeja cada vez más a Vox.
Muñoz se ha centrado en las investigaciones «al presidente y su familia» en su intervención y ha retomado los ataques por «las saunas y la prostitución en su familia política», diciendo que Sánchez «vivió de ello». En su turno, Tellado (número 2 del PP desde julio) ha ironizado en tono de vacile la mención de la defensa de las víctimas del franquismo que hizo María Jesús Montero: «Han cantado Franco, el comodín. Cuando están apurados tienen que sacar a Franco, ¡cuánta sobreactuación y poca vergüenza para tapar el fango que les asfixia!».
Tellado: «El que sabe más de fosas es el señor Otegi». Y luego, «el día no es completo sin el aplauso de algún grupo criminal, puede ser Otegi, puede ser Hamas»
El diputado por Galiza ha sacado su propio comodín al traer al debate al coordinador de EH Bildu: «El que sabe de fosas es el señor Otegi, el que hizo a Sánchez presidente. Me daría vergüenza a mí». Luego ha concluido con más sarcasmo: «El día no es completo sin el aplauso de algún grupo criminal, puede ser Otegi, puede ser Hamas».
Pero el pico de la balacera verbal ha estado a cargo de De los Santos, que en su pregunta a la ministra Pilar Alegría ha disparado que el Gobierno está en «una deriva totalitaria de corte bolivariano» y ha opinado que «por eso hablan de Franco, cada día se parecen más a él, con sus políticas inaceptables». Además ha embestido contra Sánchez: «Es abolicionista de día y por la noche partícipe a título lucrativo de los negocios de prostitución de la pentaimputada Begoña Gómez». Algunas caras de sus compañeros de bancada mostraban la sorpresa por la vehemencia.
Fuentes del equipo de Tellado preguntadas por NAIZ han rechazado que sea incoherente criticar al PSOE por utilizar «el comodín Franco» y luego acusar de franquista al Gobierno y han ratificado el «apoyo total» a las declaraciones de De los Santos.
Otro pico de tensión ha llegado cuando el ministro de Justicia, Félix Bolaños, ha acusado a Alvarez de Toledo de «difamadora y embustera» repetidas veces, lo que ha provocado gritos y quejas airadas de la bancada del PP, pidiendo que se quiten del diario de sesiones esos insultos.
EH Bildu y PNV sí han preguntado por temas sociales, pero han sido una excepción en este arranque de curso
Las primeras preguntas de este curso sobre cuestiones concretas de gestión en el pleno han sido hechas por EH Bildu, PNV y Coalición Canaria, ya que ni el republicano Gabriel Rufián preguntó algo de gestión. Oskar Matute ha reclamado a la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez García, por la lentitud de «más de dos años y medio» desde la aprobación de la ley estatal en poner en marcha «todos los resortes» para mitigar la crisis habitacional. «No se explica que tengamos que esperar hasta 2026 a que Bizkaia y Araba tengan los índices de referencia», se ha preguntado, y lamentado que se esté «exonerando a los grandes tenedores a topar los precios».
Por su parte, la jeltzale Idoia Sagastizabal se ha referido a los problemas de los que se enfrentan las familias con hijos con enfermedades graves o terminales y ha pedido por la prestación «que se ha convertido un calvario de conseguir», además de criticar la «arbitrariedad de las mutuas» a la hora de asignarlas y la desaparición del mediador. La ministra de Seguridad Social ha respondido que habrá una reunión a fines de mes para buscar soluciones.
La batalla parlamentaria
Esta semana, el Congreso se termina de desperezar y comienzan a desplegarse las diferentes áreas de disputa parlamentaria, con un eje central: la presentación de los presupuestos generales.
La primera batalla central del curso, la que sería una histórica reducción de la jornada laboral semanal a 37,5 horas en todo el Estado, el Gobierno la pierde a manos de PP, Vox y Junts. Las intensas y prolongadas negociaciones entre la vicepresidenta Yolanda Díaz y el grupo que responde a Carles Puigdemont no llegaron a buen puerto y ya desde el fin de semana se filtraba que las posibilidades eran casi nulas. Fuentes del PSOE y de Sumar han dicho a NAIZ que no se darán por vencidos y que volverán a insistir en la proposición «cuando haya agua en la piscina».
En cuanto a los presupuestos, la primera parada sería la votación de una nueva senda de déficit. Desde Hacienda filtran que podría no ser en septiembre y quizás ya en octubre y que están hablando de ello con Junts. Validar un nuevo objetivo de déficit permitiría expandir el gasto y no tener que utilizar los mismos márgenes de 2022 (última vez que fueron aprobados).
Varios diputados de grupos aliados del PSOE han respondido a NAIZ que por ahora «no hay negociación» por los PGE y tampoco han dejado trascender optimismo. En Esquerra Republicana, de hecho, han endurecido su posición y dicen que no pactarán nada hasta que no se materialice la nueva «financiación singular».
Sobre otro de los proyectos emblemáticos y prometidos por el Gobierno, la Ley Mordaza, que ya fue pactada entre PSOE, Sumar y EH Bildu, han asegurado fuentes del bloque de investidura que hay intentos de reflotarla para llevarla a hemiciclo antes de Navidades. Mientras tanto, los diputados también deberán decidir el destino de la condonación de deuda a las autonomías, el embargo de armas a Israel y el probable nuevo real decreto que impulsará Trabajo sobre el régimen de horario.

Ribera derecha de Burdeos, caladero de ideas para la construcción de viviendas

Ambulancias de Osakidetza, un servicio de camino a urgencias

Una acción de denuncia de la colaboración de CAF con Israel acaba con un detenido en Bilbo

Mikel Zabalza gogoan: «Memoriaren herria gara, ezkutuan gorde nahi dutena argitaratuko duena»

